¿Nuevos avances en la Europa de la defensa?
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¿Nuevos avances en la Europa de la defensa?

Sauli Niinistö junto a Ursulan von der Leyen en la presentación del informe sobre la preparación y disposición civil y militar de Europa. Foto. Comisión Europea
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El presidente del Consejo, Antonio Costa, ha mantenido, el pasado día 3 de febrero en el palacio de Egmont, una reunión informal con los miembros del Consejo Europeo dedicada por entero a la defensa. Su objetivo ha sido preparar el terreno para las decisiones que habrá que tomar, así como proporcionar orientación a la Comisión y la Alta Representante para la elaboración de un Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea, cuya publicación está prevista para el mes de marzo, en el que se pretenden abordar las iniciativas conjuntas de defensa y los recursos necesarios para su desarrollo, una cuestión que se retomará en el Consejo Europeo del próximo mes de junio.

Dos temas fundamentales se pretendían abordar en esta reunión. La primera es la necesidad de que Europa asuma más responsabilidades en su defensa, lo que necesariamente implica mayores capacidades en esta materia que tendrán que ser suministradas preferentemente por su base tecnológica e industrial. La segunda es el interés común en cooperar más estrechamente a escala europea con el objeto de generar economías de escala, reducir costes, asegurar la interoperabilidad, garantizar una demanda más estable, evitar excesivas duplicidades que generen capacidades innecesarias y ofrecer mayores cantidades económicas para acometer los complejos proyectos de I+D que precisan los sistemas de armas actuales.

Con el fin de enriquecer el debate y garantizar acciones comunes, se ha invitado al almuerzo al secretario general de la OTAN y a la cena al primer ministro del Reino Unido.

El presidente en su invitación centraba el debate en las siguientes cuestiones:

-¿Cuáles deben ser, y cómo definimos, las capacidades de defensa que debemos desarrollar de manera colaborativa con carácter prioritario, debido a su importancia para la seguridad colectiva de la UE?

-¿Estamos de acuerdo en gastar más y mejor juntos? ¿Cómo podemos acelerar la movilización de la financiación privada, y a través de qué instrumentos de la UE? ¿Cuál es la mejor manera de utilizar el presupuesto de la UE a corto, medio y largo plazo? Habida cuenta de las considerables necesidades de financiación, ¿qué otras opciones comunes pueden estudiarse?

-¿Cómo podemos seguir reforzando y estrechando las asociaciones existentes? ¿Cuáles deberían ser nuestros objetivos y prioridades con los socios europeos no pertenecientes a la UE?

Las cuestiones planteadas presentan, sin duda, áreas clave donde se han identificado problemas o debilidades que los europeos debemos resolver y superar si deseamos tener capacidades en defensa acordes con nuestra deseo de seguridad y deseo de influir en el contexto internacional.

Aunque la invitación fue cursada el 13 de enero, antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, su sombra ha planeado, sin duda, sobre el espíritu de esta reunión informal, en particular su exigencia, manifestada el día 23 en el foro de Davos, de que los europeos eleven su gasto en defensa al 5% de su PIB, un valor que está tres puntos por encima del objetivo establecido en 2014 en la cumbre de Gales y que ni siquiera los EE.UU. cumplen.

Análisis

La reunión pretende explorar posibles consensos en materia de seguridad y defensa entre los Estados Miembros, una cuestión siempre difícil dado el carácter intergubernamental de los temas relacionadas con la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión. Un asunto que afecta profundamente al principio de soberanía nacional y que los Estados miembros tienden a proteger con especial ahínco. El debate informal de esta reunión pretendía, en un tono distendido, compartir visiones e ideas en esta materia, que posteriormente se plasmen en el citado libro blanco sobre la defensa, un nuevo intento de la Unión Europea de avanzar en esta materia y del que todavía se sabe poco. Del grado de consenso alcanzado en esta reunión dependerá, en gran medida, la ambición o el alcance que tenga finalmente dicho libro.

Sin embargo, una primera lectura de la declaración del presidente António Costa tras la reunión muestran escasas novedades sobre manifestaciones anteriores. Una mayor responsabilidad sobre la propia defensa de Europa fue asumida en la reunión de Versalles en 2022 y, aunque ha habido avances (v.g. Edirpa, ASAP), no queda tan claro que se esté haciendo mejor, con más fuerza o más rápido o que se esté trabajando más de forma conjunta. De hecho, en la declaración final faltan indicadores y datos que muestren los posibles avances acaecidos.

Sobre capacidades no hay nada especialmente nuevo, sino seguir con los mecanismos actuales del Plan de Desarrollo de Capacidades (CPD) y la Revisión Anual Coordinada de la Defensa (CRAD), con un enfoque en las más acuciantes y en aquellas áreas donde haya un valor añadido europeo. En la reunión se habló de defensa aérea y de misiles, pero también de misiles, munición, movilidad militar y capacitadores estratégicos (es decir, aquellos que permitirían operar sin el apoyo de la OTAN)[1] pero sin entrar en detalle sobre proyectos concretos. La idea detrás es que estas capacidades sean proporcionadas mayoritariamente por la industria europea y de manera rápida. Esta última declaración parece más voluntarista que real dada la complejidad actual de desarrollar armamento y la necesidad o la preferencia de muchas naciones de comprar tecnología, componentes y equipos de defensa fuera de la Unión.

Respecto a la financiación, la cumbre reconoce avances en el gasto de defensa de los Estados Miembros, una línea sobre la que se quiere continuar donde sí se dan algunas cifras. Para facilitar el incremento de gasto, la Comisión ha anunciado que buscará flexibilidad dentro de las reglas fiscales que permitan un mayor gasto nacional en defensa[2]. Sin embargo, esto se considere insuficiente y se quiere promover las inversiones privadas y públicas en esta materia. A este respecto, se reconoce que el Banco Europeo de Inversiones ha extendido sus actividades en apoyo de la industria de defensa y seguridad, aunque se le pide que aumente ese volumen de financiación ofreciendo una mayor flexibilidad en la concesión de préstamos. Se trata de una cuestión importante, pues en este sector los inversores privados se muestran un tanto reluctantes a invertir fondos propios si la cantidad y los riesgos sobre los retornos son altos. Respecto a fondos públicos, este tema será un tópico importante en las discusiones del próximo ciclo presupuestario de la UE (a partir de 2028), aunque tampoco se han avanzado cifras. Si bien se piensa que hay que actuar con rapidez y se discutieron algunas otras ideas innovadoras, como la emisión de deuda conjunta para financiar los gastos de defensa o un fondo ad hoc al margen del presupuesto europeo, no parecen haberse materializado al no haber consenso entre los Estados miembros.

Respecto a la colaboración de la UE con la OTAN se manifiesta que la relación con esta organización es clave para la seguridad transatlántica donde ambas organizaciones continuarán trabajando juntas y reforzándose mutuamente. La declaración reafirma la profundamente enraizada amistad, alianza y colaboración con los EE.UU. lo que ha permitido mantener el orden mundial desde la II Guerra Mundial. Pero también se afirma que si existen problemas se deben encontrar soluciones que defiendan los valores y principios europeos y que no comprometerán los propios intereses europeos (lo que sugiere una velada afirmación de que no se aceptará cualquier petición que venga de América). Con relación al Reino Unido, se da la bienvenida a su colaboración en el futuro para trabajar conjuntamente en defensa y para hacer frente a retos globales, sin aportar mayores detalles. Respeto a Ucrania, el presidente ha manifestado el apoyo de Europa, mientras sea necesario y lo que sea preciso.

Aunque la declaración se cierra indicando que ya no se está discutiendo el “si” sino el “cómo” no deja de observarse una gran indeterminación y la ausencia de detalle de muchas de las afirmaciones hechas, así como de los compromisos que los Estados Miembro han manifestado estar dispuestos a asumir, desde el gasto en defensa a compra europea de medios para la defensa. Esto deja un campo especialmente amplio para el desarrollo de políticas en esta materia que puede traducirse en un contenido relativamente poco ambicioso, así como a decisiones, que conduzcan a avances relativamente pequeños de la Unión Europea, inadecuados para las importantes carencias que actualmente se perciben. En este sentido, conviene recordar el dicho inglés de que “el diablo esta en los detalles”. En resumen, en la cumbre ha faltado más claridad y más detalle que ayude a evaluar si realmente ha habido un verdadero salto cualitativo. Quizá porque los Estados miembro no han sido receptivos a un mayor compromiso. Esto no es una noticia especialmente buena para el futuro Libro Blanco. Esperemos que este último nos ofrezca más contenido.

[1] Sorprendentemente no se hace referencia a la Brújula Estratégica donde se detallaba un conjunto de capacidades a dotarse la UE. Su falta de mención sugiere que es un documento que ha perdido valor y no va a ser la guía en esta materia.

[2] Esto podría hacerse a través de la cláusula de escape del marco regulatoria del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, como se hizo en el caso de la pandemia.



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