Canadá huye de la vía nuclear australiana y se plantea 12 submarinos convencionales por 70.000 millones
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Canadá huye de la vía nuclear australiana y se plantea 12 submarinos convencionales por 70.000 millones

Navantia es una de las pocas compañías del mundo capaz de atender un pedido de este tipo, aunque de momento prefiere no dar detalles
Submarino s80 armada navantia
Submarino S80. Foto Ginés Soriano Forte / Infodefensa.com
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Ottawa está analizando cómo reemplazará la próxima década los cuatro submarinos de la clase Victoria con los que actualmente cuenta la Marina Real de Canadá. Entre las opciones está ganando fuerza la adquisición de una flota completa de doce unidades nuevas de propulsión diésel-eléctrica, lo que supondría un notable salto cualitativo, al triplicar el número actual de buques de este tipo, que además se recibieron de segunda mano entre 2000 y 2004 provenientes de la Royal Navy (Marina Real británica), donde operaron como clase Upholder.

Ahora, el Gobierno canadiense considera que los submarinos son esenciales para la seguridad del país, como recoge la revista local especializada Esprit de Corps. La cabecera, también canadiense, Ottawa Citizen, en este caso de información generalista, cita fuentes de la Defensa y la industria del país que apuntan a la adquisición de doce unidades por un coste estimado en 60.000 millones de dólares canadienses (más de 40.000 millones de euros al cambio actual), aunque con probabilidad podrá elevarse a los 100.000 millones (casi 70.000 millones de euros), teniendo en cuenta que este tipo de programas de adquisiciones militares no suelen ajustarse al presupuesto inicial.

La extensa pieza que Esprit de Corps dedica a este asunto advierte de que difícilmente el Gobierno canadiense aceptaría una evolución del programa similar al que ha tenido lugar en Australia, donde la adquisición prevista a Francia de una docena también de submarinos de propulsión diésel eléctrica, por unos 50.000 millones de euros, ha acabado derivando en un nuevo proyecto de adquisición de submarinos nucleares a Estados Unidos y Reino Unido, estimado en más de 115.000 millones de euros.

El Proyecto de Submarino de Patrulla Canadiense (CPSP, por sus siglas en inglés), como se conoce oficialmente, se encuentra todavía en una fase muy incipiente, por lo que quedan muchas cosas por definir. De este modo, es muy prematuro aventurar qué empresa puede acabar construyéndolos. En todo caso, no son muchos los países con la capacidad de desarrollar y fabricar submarinos: menos de una decena, y entre ellos se encuentra España, donde Navantia ultima la primera unidad del S80 para la Armada española. En la actualidad, en esta empresa están atentos a las oportunidades que se abren para la exportación de su S80, coincidiendo con la entrega prevista de primer buque de la clase este año, pero de momento no dan más detalles sobre una posible oferta concreta a Canadá.

Foro con participación industrial española

El medio especializado en defensa naval canadiense Vanguard organizó el pasado noviembre encuentro sectorial, denominado Deep Blue Forum, enfocado en este proyecto CPSP, en el que contó con la participación de expertos internacionales de Australia, Chile, Alemania, España, Suecia y Estados Unidos. Entre las ponencias se incluyeron presentaciones de expertos de la compañía estadounidense Lockheed Martin, cuya intervención se centró en la necesidad crítica de una estrecha relación de trabajo entre el integrador de sistemas de plataforma y el integrador de sistemas de combate; de la española Navantia, centrada en el la tecnología sigilosa de bioetanol concebida para el submarino S80, denominada BEST, y acerca de la flexibilidad que goza este buque para incorporar sistemas de armas de la Marina de Estados Unidos; de la firma sueca Saab Kockhums, que apuntó en la necesidad de flexibilidad y diseño en el diseño de submarinos; de la alemana TKMS, que mostró su diseño tipo 212CD como base para un futuro buque de este tipo canadiense; de la filial local de la británica Babcock, que se refirió a la modularidad en la construcción de este tipo de naves; de la también alemana Rheinmetll, que versó sobre simulación en el entrenamiento de las tripulaciones y la automatización de los sistemas de los submarinos, y finalmente de la compañía local Seaspan, que se refirió a la experiencia en proyectos de adquisición de submarinos.

Minimizar cambios y modificaciones

Entre las conferencias destacaron las de oficiales navales retirados de Australia y Chile, que expusieron las lecciones aprendidas en sus respectivos programas de submarinos. Ambos destacaron que el diseño y la construcción de este tipo de buques lleva en torno a 15 años y, de hecho, se suele tardar más de lo inicialmente previsto. Advirtieron en este punto, contra lo que denominaron «conspiración de optimismo», que puede estar reñido con una realidad que suele ser más árida.

El foro concluyó que Canadá avanza en la sustitución de los submarinos de la clase Victoria, antes del final de su vida útil en la década de 2030, con una clase de buques de propulsión diésel-eléctrica, en el que además se insta a minimizar los cambios y modificaciones del diseño original, para reducir riesgos y contribuir a que la industria cumpla con el cronograma que se establezca. Los detalles concretos sobre el programa se irán conociendo durante los próximos años.



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