El Programa S-80: libertad de acción y soberanía industrial
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El Programa S-80: libertad de acción y soberanía industrial

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A principios de este siglo, especialmente después del 11-S, parecía percibirse cierta decadencia de la amenaza Submarina. El submarino comenzaba a aparecer enlas páginas que escribían los estrategas como un arma más propia de la Guerra Fría o de la guerra naval con vencional, episodios que con la caída del muro de Berlín y la Guerra de las Malvinas, parecían de difícil repetición. Pero la historia de los conflictos es tozuda y el devenir de las nuevas amenazas, muy basadas en unas tecnologías disruptivas y una globalización que avanza a velocidad exponencial, así como la codiciada discreción que caracteriza este sistema de armas sumergible, han cambiado el panorama de arriba a abajo, y hoy existe una clara proliferación de submarinos, especialmente de los convencionales, en todos los mares y océanos.

Esto viene a confirmar el acierto de la Armada y del Mimisterio de Defensa al proponer en su día la renovación los buques del Arma Submarina mediante el programa del ‘S-80’, una iniciativa que iba acompañada del empeño en capacitar a la industria nacional en un sector extremadamente tecnológico y estratégico para el país. No deberíamos olvidar que las capacidades que aporta el Arma Submarina, cuando está apoyada por una pujante y soberana industria de defensa, conceden a un gobierno la necesaria libertad de acción que a veces se requiere a la hora de dar respuesta a ciertas crisis complicadas.

Aun así, no se nos puede escapar que en el programa del ‘S-80 Plus’ ha habido problemas técnicos y tecnológicos, con lo que se ha requerido financiació adicional y se han causado importantes retrasos sobre las fechas de entrega previstas inicialmente. Es cierto, pero también lo es que la finalidad de este programa siempre fue doble. Por un lado la de proporcionar unos buques de última generación provistos de sistemas de armas innovadores, que dieran a la Armada la ventaja tecnológica requerida para operar en un entorno que se vislumbraba asimétrico e impredecible; y, por otro lado, la de capacitar a la industria nacional para diseñar y construir un tipo de barco que, por su complejidad técnica y tecnológica, sólo está al alcance de un reducido grupo de países.

Son estas las razones que me hacen pensar que no resulta coherente realizar comparaciones simplistas que, sin entrar en los complejos detalles de su ejecución, utilicen el mismo rasero para cotejar el programa del ‘S-80 Plus’ con cualquier otro programa de adquisición de armamento y material, ya que medir el beneficio tecnológico obtenido por la industria nacional en un programa con un índice tan alto de componente de I+D+i, siempre es difícil.

Cuando se entregue el último submarino de esta serie habrán transcurrido cerca de tres décadas de intenso y perseverante trabajo, se habrán soslayado y resuelto innumerables problemas, incluidos aquellos que pusieron en jaque su continuidad. Ahora bien, de la resolución de los problemas siempre se aprende y en el haber del programa ‘S-80 Plus’, además de una capacidad estratégica de primer nivel, hay un extraordinario banco de pruebas para el aprendizaje, y eso tampoco lo teníamos planeado.

Este programa ha sufrido directamente, además de una profunda crisis económica que dilató y condicionó su reprogramación, los importantes cambios de todo tipo acaecidos en las dos últimas décadas (científicos tecnológicos, de organización industrial, etc.). Por eso se vio obligado a adaptar su programación a continuas revisiones, auditorías y ajustes presupuestarios, que no se habrían realizado si todo hubiera seguido el ritmoprevisto inicialmente.

Dice el refrán que “agua pasada no mueve molino”, así que pensando en un futuro mejor y, reconociendo los cambios de estos últimos veinte años (pensemos en la transformación de nuestros teléfonos móviles), podemos decir con seguridad que el contenido industrial, tecnológico y científico que hoy rodea al programa ‘S-80 Plus’, es mucho mayor de lo que hubiera sido si todo hubiese ocurrido conforme al plan inicial. Hemos de reconocer que las tecnologías emergentes y digitales han sido un protagonista de excepción durante la última fase de su desarrollo. Su rápida evolución ha obligado a considerar el control de la obsolescencia como una cuestión crítica, potenciando su incorporación en los procesos de diseño y fabricación. Esto ha permitido extrapolar algunas enseñanzas obtenidas del programa a otros de adquisición de armamento y material, como ocurre en el caso de la fragata ‘F-110’, que con su gemelo digital será el primer ‘escolta 4.0’ de la Armada.

Quiero terminar estas líneas con una reflexión: si algo se ha visto claro en la respuesta dada a la sociedad por las Fuerzas Armadas y la industria de defensa durante la pandemia del ‘Covid-19’ es la vocación de ponerse de inmediato al servicio de los ciudadanos. Los métodos de operar, la organización, la tecnología y la fabricación de sistemas de armas, muestran un importante componente dual. Por esta razón se ha de trabajar para que las distintas políticas de Estado que intervienen en estos programas (ciencia, tecnología, innovación, industria, economía, empleo, etc.), estén perfectamente coordinadas. Sólo así seremos capaces de proporcionar la flexibilidad y el dinamismo que se necesitan para res ponder con eficacia a los desafíos que plantea el nuevo entorno, tecnológico y social, en el que nos movemos y que es ya conocido como ‘Universo 4.0’.

El texto aquí reproducido ha sido elaborado por el director general de Armamento y Material, el almirante Santiago Ramón González Gómez, para la publicación ‘S-80 Plus. El submarino más avanzado del mundo’, de la línea editorial ‘Perfiles IDS’. El documento completo está disponible en el siguiente enlace:

S-80 Plus. El submarino más avanzado del mundo



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