¿Y por qué no el 25% del PIB?
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¿Y por qué no el 25% del PIB?

Frente a Rusia, Europa debería gastar en términos absolutos unas 2,5 veces más para mantener una adecuada disuasión
Robles en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN
Robles junto a varios homólogos en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN. Firma: MDE
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Tradicionalmente se ha considerado que el nivel de gasto sobre el Producto Interior Bruto de un país nos ofrece una medida sencilla de comparar el esfuerzo en Defensa que realizan los diferentes países. Algo que deberíamos relativizar ya que influyen otras variables como el PIB per cápita o la dimensión del sector industrial nacional de defensa, para hablar con propiedad de un elemento subjetivo como es el esfuerzo.

A lo largo de los años, hemos visto cómo estos porcentajes se reducían gracias al incremento del Producto Interior Bruto de todos los países, lo que no implica que haya crecido la necesidad de defensa o la inseguridad al nivel que ha crecido el Producto Interior Bruto.

En consecuencia, cuando la OTAN requiere a todos los países invertir al menos un 2% en su Defensa, o cuando Trump exige un 5%, porcentaje que Estados Unidos dejó atrás en 1990, el último año de la Guerra Fría, lo que realmente se está fijando es un precio de adhesión a la seguridad colectiva, pero de ahí no se infiere que el 2% sea el nivel que Europa necesita.

En mi opinión, debemos hacer una aproximación más correcta para determinar cuál debería ser el nivel de gasto óptimo al que deberían llegar los países europeos, y en particular España, para cumplir con sus compromisos internacionales y sobre todo, para garantizar una suficiente capacidad de disuasión y en caso de conflicto bélico tener una victoria con las menores bajas posibles. A la consecuencia de estos objetivos debemos dedicar la metodología de cuantificación del óptimo paretiano de la Defensa.

La comparación de niveles de gasto como hacen la mayoría de los rankings es absolutamente inútil y tergiversa la realidad. Los talibanes derrotaron a Estados Unidos y cualquier dato objetivo no nos hubiera llevado a apostar por ellos. La convicción, los valores, el patriotismo, la unidad, han sido tan determinantes como el gasto en casi todas las victorias, pero ¿quién le pone un número a la disciplina y valentía de un legionario? ¿cómo se lo explicamos Trump?

Pero cómo nos tenemos que referir a números objetivos, no nos queda más remedio que establecer unos parámetros más correctos. Para ello se deben considerar a mi juicio varios factores.

En primer lugar la capacidad de compra o de inversión de cada presupuesto de cada país. Es decir tener en consideración el PIB y el presupuesto de Defensa de cada país en función de su poder de compra paritario, es decir en función de su nivel de precios interno (Purchasing Power Parity). Como todos los países deben acudir a terceros mercados a adquirir sistemas o plataformas, no podemos considerar que el 100% del presupuesto de cada país se basa en parámetros internos. Así que a efectos de este análisis vamos a considerar que un 30% de los presupuestos de defensa se invierten sin estar afectados por la capacidad PPP que premia a los países con costes más bajos.

Un segundo elemento es la fragmentación europea en 27 países. Según diversas estimaciones, el coste de la fragmentación europea es de un 30% del presupuesto total de Defensa. Esto significa que para que el presupuesto europeo sea comparable con estados unitarios, debemos multiplicarlo por 1,3 para de esa manera desestimar el efecto fragmentación.

Teniendo en cuenta los objetivos citados al principio, habremos de establecer cuál es la ambición que tiene Europa. Si damos por consolidado el escenario geoestratégico actual, debemos considerar que Europa tiene dos grandes potenciales enemigos con los que batirse y un aliado disperso. Si está en condiciones de hacerlo con cualquiera de los tres, tendrá una absoluta superioridad en cualquier otro escenario. Un nivel de gasto que le permita abordar un conflicto estratégico y uno regional al mismo tiempo.

Es decir, siguiendo los parámetros anteriores, frente a Rusia, nuestro enemigo más directo, Europa debería gastar en términos absolutos unas 2,5 veces más, para mantener una adecuada disuasión y una superioridad militar, siempre y cuando se cuente con el paraguas nuclear americano; si este se debilitara, Europa está obligada a crear uno de forma urgente y suficiente. Frente a China, un enemigo más lejano y con menores nichos de conflicto, deberíamos invertir en defensa en torno a un 80% de su nivel de gasto en defensa, especialmente para no perder el tren tecnológico; y con respecto a Estados Unidos, aliado disperso, como lo he definido, deberíamos gastar la mitad.

Siguiendo estos parámetros, en el cuadro adjunto pueden ver en detalle cómo se han obtenido los datos, pero básicamente resultaría que China invirtió en Defensa en datos de 2024, 561.660 millones de euros (incluye efecto PPP); Rusia 178.433 millones de euros y Estados Unidos 875.000 millones de euros. En la actualidad la Unión Europea invierte 287.328 millones de euros PPP lo que supone un 1,27% del PIB PPP.

En función de las variables citadas, el 80% del presupuesto de China sería 449.328 millones de euros; el 2,5 del presupuesto de Rusia sería 446.083 millones de euros y el 50% del presupuesto de Estados Unidos sería 437.500 millones de euros. Es decir para alcanzar estos niveles de gasto, tomemos 440.000 millones de euros PPP deberíamos invertir 360.656 millones de euros corrientes que multiplicados por el factor de la corrección de fragmentación del 30% nos daría una inversión en defensa para la Unión Europea en 2024 de 468.852 millones de euros, que equivale al 2,52% del PIB. Para España el presupuesto sería de 37.879 millones de euros, el 8,06% de la cuota del PIB que nos corresponde, es decir 21.000 millones adicionales al actual gasto récord de defensa de 2024.

Una segunda cuestión y mucho más interesante es cómo gastar este dinero, qué parte debe ser financiaciado por la Comisión Europea, y qué parte por cada estado.

Como existen límites de población joven muy evidentes en Europa, el gasto en personal no puede crecer muy significativamente ( incluyendo mejoras de sueldos y nuevos efectivos) en más de 6.000 millones de euros anuales para España. Esto significa que quedan 15.000 millones anuales. Como los gastos operativos y de entrenamiento van asociados al número de efectivos, no parece probable que se incrementen en más de un 100%, los que nos daría unos 3.000 millones adicionales. Es decir quedarían para inversión adicional al año 12.000 millones de euros, entre mantenimiento, modernización e I+D. Y aquí ya podríamos discutir largo y tendido sobré en qué invertir, y cómo, pero esto ya es otra historia.

Tabla gasto en defensa
 



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