La industria de defensa española: la privatización de Indra
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La industria de defensa española: la privatización de Indra

En la segunda parte del recorrido por la historia reciente del sector en España el autor repasa los orígenes de la compañía que hoy dirige Ángel Escribano
La española Indra presentará en la feria emiratí IDEX sus novedades en radares y sistemas antidrón
Radar Lanza de Indra. Firma: Indra
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Consultor internacional en defensa e industria

Viene de: La industria española de defensa: de la crisis de los 90 a la privatización de Santa Bárbara Sistemas

Seguramente con la perspectiva de veinticinco años puede afirmarse que el proceso de crecimiento de Indra da la razón a su privatización realizada en 1999, siendo de los casos más exitosos de la industria de defensa en Europa.  

Todo empezó con el Plan Electrónico e Informático Nacional de 1983 liderado por Joan Majo, que marcó un punto de inflexión para la modernización de nuestro tejido electrónico e informático. La División de Electrónica e Informática del INI, dirigida por Antonio Rodríguez, que luego sería fichado por Eduardo Serra para dirigir las compensaciones industriales en el Ministerio de Defensa, fue la cantera de la que se nutrió la industria de defensa en las siguientes décadas. Las compensaciones industriales resultaron fundamentales en la adquisición de capacidades industriales y tecnológicas de Indra en programas como el F-18 o el AV8 B Plus.

La fusión de Inisel, la empresa del INI referencia de las tecnologías de la información de los ochenta, con Ceselsa, la empresa de electrónica de Defensa, simulación y radares, en 1992, y la consolidación de las diversas empresas que se agrupaban en la División de Electrónica e Informática del INI con una tradición que en algunos casos se remontaba a los años veinte, en Indra Sistemas, formaron a una compañía líder en tecnología que el gobierno decidió privatizar en 1998.  

El proceso de salida a Bolsa se estructuró manteniendo un núcleo duro institucional con Thompson CSF como socio tecnológico con un 10,50%, Caja Madrid con otro 10,50%, el origen de la actual participación estatal, y el Banco Zaragozano con un 4%; el 75% restante se colocaría en bolsa. La colocación de acciones en el mercado fue muy exitosa por el momento de crecimiento de la compañía y de los sectores en los que se encontraba, absolutamente emergentes.  

¿Por qué se decidió este camino de privatización para Indra? La razón tenía todo el sentido. En 1999, año de la privatización, Indra facturó 578 millones de euros, pero en Defensa solo 121 millones, es decir un 21%. En el momento álgido de las .com, el mercado tenía apetito por una empresa como Indra, que era el referente tecnológico de todo el incipiente mundo digital en España. Muchos visualizaban que Indra sería la alternativa a las grandes empresas internacionales de tecnologías de la información que operaban en España.  

Los hechos dieron la razón al Gobierno. En 1999, Indra tenía 5.504 empleados y cerró 2024 con 60.633 empleados, es decir, multiplicó por 11 veces el número de empleos. La facturación en 2024 se cerró con 4.843 millones de euros, es decir 8,4 veces más que en el año de la privatización, y la de Defensa fue de 1.031 millones, 8,52 veces la de 1999. Ninguna otra empresa privatizada ha tenido un recorrido tan significativo. Su evolución ha mantenido esta alta dualidad de la compañía con una presencia constante en los distintos segmentos, a pesar del enorme crecimiento, lo que sin duda ha sido un activo fundamental en todos estos años.  

El desarrollo en el segmento de Defensa se ha producido con el notable incremento de la inversión en nuevos programas, especialmente a partir de 2017. En 2015, Indra facturó en defensa unos 540 millones de euros, la mitad que en 2024, apenas un 17% de su facturación, mientras que perdió más de 600 millones de euros. La crisis financiera de 2008, con un enorme impacto en sectores claves para la empresa y con la práctica desaparición de programas de Defensa, tuvo un efecto muy negativo en la compañía, del que comenzó a salir a partir de 2018 y que ha provocado un crecimiento exponencial en los últimos años.

Es decir, la primera conclusión evidente de estas cifras es que Indra no ha sido ni es una empresa de Defensa. Dentro del Top 100 mundial de empresas de Defensa, la participación del mercado de Defensa en el total de su facturación se encuentra al nivel del grupo Airbus. Solo grandes compañías de este top como General Electric, Rolls Royce o la citada Airbus tienen una dependencia del mercado de defensa tan reducido.  

Sin embargo, dentro de las empresas de tecnologías de la información de Defensa, es la que menos porcentaje de ingresos tiene de Defensa, comparado con el casi 60% de Thales y el 100% de la alemana Hensoldt, que es una empresa solo de Defensa, que duplica en ingresos militares a Indra.  

Esta dependencia de defensa se verá incrementada en los próximos años por los programas lanzados como el futuro avión de combate europeo, la fragata F-110, las nuevas tranches de Eurofighter y otros, que han revitalizado el segmento de Defensa que seguramente crecerá en los próximos años por encima del mercado civil, impulsado por el programa de rearme europeo. De ahí la apuesta de la nueva dirección por el mercado militar.  

Dicho lo anterior, Indra es una empresa fundamental dentro del sector de Defensa en España, aunque su presencia en el exterior en el campo de la defensa, fuera de los programas cooperativos es reducida y esta es una tarea en la que la compañía actualmente está inmersa en mejorar, teniendo en cuenta su enorme presencia internacional en el resto de segmentos, en particular en tráfico aéreo, en el que es líder mundial.  

Eurofighter fue el programa que lanzó a Indra al mundo de la Defensa de forma definitiva, si bien los programas de radares y los programas Sacta y Simca ya habían arrancado con anterioridad. En Eurofighter, Indra está presente en todos los consorcios de sistemistas y lidera el de simulación. En el A400M suministra sistemas IFF, y en los vehículos blindados sistemas de dirección de tiro y sistemas de misión y es responsable de la arquitectura de sistemas. En los programas de misiles participa en el misil Meteor y, sobre todo, tiene una presencia destacada en la Armada con simulación, sistemas de guerra electrónica, etc. Es decir, es una empresa sistemista integral lo que constituye un enorme activo.  

Indra comenzó como Ceselsa, impulsada por José Antonio Pérez Nievas, su andadura en el campo de la simulación, la guerra electrónica, los radares, y continuó ya como Indra con los sistemas IFF y los bancos automáticos de mantenimiento, con éxitos sonados como ser elegida como la única empresa no norteamericana en ser proveedora de simulación para la US Navy o haber ganado en el año 2000, un contrato de modernización de tres simuladores de F-14 Tomcat a la mismísima Boeing.  

Indra ha sido y es fundamental en todos los programas de plataformas que se han ejecutado en España en los últimos 25 años. En el carro de combate Leopardo, fue aliada de STN Atlas para elementos de electrónica y simulación y subcontratista de Santa Bárbara, contratista principal del programa; en el Eurofighter, A400M y en los programa F-100 y F-110 gracias a los acuerdos industriales alcanzados con Lockheed Martin ha generado enormes capacidades y así un largo etcétera.  

La compañía se ha convertido en la pieza de referencia en la industria española en los sistemas y en la integración de equipos de comunicaciones, de mando y control y otros equipos de diferentes proveedores. Asimismo, fue elegida por el Gobierno como coordinadora española del programa FCAS, sin duda el más ambicioso de Europa para las próximas décadas y que siempre está sujeto a turbulencias que deberían superarse de una vez para que el programa sea una realidad.

Las características del mercado bursátil empujaron a la compañía a minimizar su posicionamiento en el mercado de defensa, lo que le permitió crecer en servicios adquiriendo compañías para constituir lo que hoy es Minsait, que supone un 50% de la facturación de la compañía y casi un 70% del empleo. El área de servicios que se ha visto reforzada recientemente con la adquisición de Hispasat, operadora de servicios satelitales y lo será igualmente con Hisdesat, la operadora de los satélites militares del ministerio de defensa, lo que la posiciona como líder nacional en servicios espaciales, uno de los mayores gaps que Europa debe cubrir rápidamente.  

Su vida accionarial ha sido algo convulsa con entradas y salidas hasta llegar a la actualidad en la que la SEPI detenta un 28%, Escribano un 14,3% y Sapa un 7,94%. Asimismo, dispone de varios fondos con participaciones significativas destacando el británico Amber Capital con un 7,24%. Un 32% de las acciones cotizan en diferentes bolsas. Una estructura similar a las empresas de defensa europeas con participación del Estado que garantiza un adecuado equilibrio entre los intereses nacionales y los privados. En este tiempo, estuvo en el punto de mira de los procesos de consolidación europea, pero su alta dualidad y su fortaleza permitieron su continuidad como empresa líder nacional.

La constitución de un núcleo accionarial estable nacional y la presencia del Estado, tienden a garantizar una soberanía tecnológica en sus dominios, una vez que la empresa se ha hecho independiente tecnológicamente de otras grandes empresas extranjeras. Son muchas las compañías europeas que tienen una participación significativa pública, pero su función no es intervenir en la gestión ni beneficiarla en detrimento de otras ni de la competencia, sino garantizar que la empresa es atractiva a los inversores privados y que tiene un desarrollo tecnológico en línea con los objetivos de la defensa nacional y que sirve de tractora del resto de la industria.  

Si analizamos los grandes gaps de nuestra defensa, todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías, con los sistemas y equipos embarcados, son los aspectos críticos en los que Indra debe tener un protagonismo fundamental para que España no pierda este tren de alta velocidad que Europa ha puesto en marcha con la defensa. Su crecimiento ampliando mercado en una dirección de consolidación horizontal, sin duda, le dará excelentes resultados, frente a las consolidaciones verticales que como el proteccionismo generan menos competitividad y eficiencia.  

Cabe recordar que, en aquellos momentos iniciales, iniciaron la andadura de lo que hoy es Indra, por supuesto, Javier Monzón, y sus dos mozos de espadas, Regino Moranchel y Humberto Figarola, y un equipo muy brillante que ha llevado a la compañía a una posición de preeminencia a nivel mundial en sus áreas de actividad. 

 



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