¿De verdad es tan difícil explicar la necesidad de invertir en Defensa?
EDICIÓN
| INFODRON | INFOESPACIAL | MUNDOMILITAR | TV
Firma invitada >

¿De verdad es tan difícil explicar la necesidad de invertir en Defensa?

El autor ahonda en el origen de la eliminación de aranceles en EEUU, el surgimiento de su industria de defensa, los inicios y participación a gran escala de las mujeres en las guerras y las ventajas que suponen para la economía de un país las inversiones en la industria de defensa
Cubierta de LHD Juan Carlos I con cazas Harrier
Cazas Harrier e infantes de marina en la cubierta del LHD Juan Carlos I. Firma: Armada
|

A unas pocas horas de Madrid, en avión, la preocupación de los padres no es que sus hijos vayan al colegio; es que no los maten por el camino. Lo mismo sucede si cambiamos escuela por hospital. ¿De qué sirve tener escuelas y hospitales si te pueden matar en el camino? También podemos poner el punto de partida en Canarias, en lugar de la capital de España, mucho más cerca de países y zonas con guerras o grandes problemas de violencia, con crímenes y terror. En ese momento es cuando uno se da cuenta de cuáles son, verdaderamente, las prioridades. Cuando he expuesto esto en distintos foros y entornos, incluido en universidades, todo el mundo lo entiende. Ya no hay debate ni polarización. 

Dicho de otro modo; la seguridad y defensa es previo a todo lo demás. Sin un entorno adecuado de convivencia pacífica no se puede desarrollar el estado del bienestar. Simplemente no es posible. Desgraciadamente, esto es algo que se nos ha olvidado. Vivimos en unas circunstancias, muy pacíficas, de muchos años con una relativa tranquilidad, que nos ha hecho olvidar la dura realidad. Somos unos afortunados. En comparación con muchos otros países vivimos en una ficción. Pensamos que la vida de relativa paz y tranquilidad que tenemos es la situación y condición normal. Que no pasa, ni va a pasar, nunca nada. No nos damos cuenta, se nos ha olvidado, de que es la consecuencia, o el resultado, de muchos años de esfuerzos y sacrificios realizados por las generaciones anteriores. Y de guerras sufridas por nuestros antepasados. Muchas entre países con los que ahora compartimos y construimos estilos de vida en común. Por supuesto con muchos matices y también intereses encontrados, pero con los que ni se nos pasa por la cabeza tener guerras. Hay muchas más que nos une que lo que nos separa. Entre ellas, preservar, mantener, y mejorar, un estilo de vida. 

Construir, lleva mucho tiempo, además de dinero y esfuerzo. Destruir, lamentablemente, se hace de forma muy rápida; alarmantemente rápida. Y a bajo coste. 

Por ello, algunos países de nuestro entorno, afortunadamente, lo tienen claro e invierten mucho más que nosotros en defensa. Otros, siendo mucho más pequeños invierten menos en términos cuantitativos, pero en términos de esfuerzo, en porcentaje del PIB, mucho más. Eso hace que sus ciudadanos, el importe por ciudadano que dedican a la defensa, sea mayor que el nuestro. Mucho más, siendo menos ricos que nosotros. Aunque no hay que ser ingenuos y entender que muchos gobiernos de países lo tienen claro y también lo hacen debido a que esos gastos traen muchas otras ventajas: económicas, industriales, y de creación de riqueza y bienestar que aportan esas inversiones. No hace muchos años el rearme de algunos países europeos hubiese supuesto una gran alarma para otros países vecinos de este continente. En algunos casos, todavía ahora sucede. No hace falta que añada más. 

La frase que mejor expresa lo anterior es la que todo ciudadano norteamericano tiene interiorizada. Es algo que aprendí, y aprehendí, viviendo de niño, en ese gran país que es EEUU: freedom is not free. Se puede traducir por la libertad no es gratis, pero en inglés engloba mucho más, varias ideas en esa corta pero contundente frase: el coste de la libertad son las inversiones en defensa. Hay otra frase que en España diríamos, que es la misma en inglés: no hay almuerzos gratis; pero, reitero, va mucho más allá. Es la idea de que la libertad, la soberanía, la independencia, el bienestar, ligado al de tu familia, y país, hay que esforzarse por cultivarlos y mantenerlos: es el coste en la defensa. El económico y el humano. 

Por lo anterior es por lo que los norteamericanos hacen el esfuerzo del gasto, económico y humano, en tener unas fuerzas armadas bien dotadas y preparadas. Además de tener unas fuerzas de reservistas, la National Guard, por todo el país. 

Un poco de historia 

La situación actual tiene algunos paralelismos con el inicio de la Primera Guerra Mundial. Y eso es muy preocupante. Esa guerra se desarrolló porque muchos países, con sus dirigentes a la cabeza, se metieron en una espiral imparable. La movilización hizo que la guerra fuese inevitable. Además, al comienzo los ciudadanos no prestaron casi ni atención, se pensaron que iba a ser algo de corta duración, con muchos jóvenes alistándose voluntariamente, con mucha alegría, desconociendo por completo lo que les esperaba. Las guerras se sabe cómo comienzan, pero no cómo van a terminar. Ni mucho menos cómo van a evolucionar, ni el tiempo que van a durar, ni el coste que van a tener. No solamente el humano. 

EEUU entró en la Gran Guerra, como se denominó después la Primera Guerra Mundial tarde, y al igual que en la segunda, simplificando, forzada por las circunstancias. Y por la voluntad finalmente también de su presidente, Woodrow Wilson, que dirigió el país entre 1913 y 1921. Durante dos mandatos consecutivos. Era del partido demócrata, de ascendencia escocesa-irlandesa, de familia de origen presbiteriana, y persona eminentemente culta, se dice de él que era un idealista. Los norteamericanos no tenían ganas de participar en esa gran guerra. Él tampoco. Además, un alto porcentaje de la población en ese momento era de origen germano.  

Ese sentimiento de neutralidad fue cambiando igualmente entre la población entre otros motivos por los ataques indiscriminados de submarinos alemanes. Finalmente solicitó al Congreso, en abril de 1917, la declaración de guerra. Durante su presidencia hubo muchas y grandes reformas. Fue una época igualmente muy convulsa. Se hizo la enmienda número 19 de la constitución americana para dar el voto a las mujeres, cambios en tributos e impuestos a las importaciones, para reducirlos, se creó el sistema de la Reserva Federal, pero también hubo sombras, por ejemplo, con el asunto de la segregación racial.  

En su mandato se limitó a ocho horas determinadas jornadas laborales y se prohibió el trabajo en la infancia. Wilson trató por todos los medios de evitar la Gran Guerra, impulsó lo que se denominó la Liga de Naciones, y puso mucho empeño de mediar para que hubiese un acuerdo de paz duradera en Europa. Recibió el premio Nobel de la Paz. Los EEUU, sobre todo, participaron en aquella gran guerra poniendo personas y dinero. Se estima que más de cinco millones de personas. Digo personas pues aparte de hombres fue la primera guerra en la que se permitió que las mujeres, y fueron muchas, se alistasen. Después de la guerra, evidentemente, se les dio el estatus y los beneficios de veteranas. Igualmente, muchas mujeres, millones, se incorporaron a trabajos que tradicionalmente eran realizados por hombres en la industria. Esto último ya había ocurrido en Europa por la necesidad de personal en las fábricas al estar los hombres enrolados en los ejércitos europeos. Los norteamericanos reclutaron más de cuatro millones de hombres de manera rapidísima y eficiente pues el ejército que tenían era pequeño. Un año y pico después de su entrada en la guerra había en Europa más de dos millones de soldados norteamericanos. El material de guerra lo pusieron los europeos. Los norteamericanos se dieron cuenta, casi con sorpresa, repentinamente, de que no tenían, ni producían, casi armamento. Y que era muy obsoleto; con la excepción de algunos vehículos, camiones, de tracción a las cuatro ruedas, que no existían al principio de la guerra en Europa, y de la marina que era bastante mejor; incluso con submarinos. Eso motivo que cambiasen leyes y decidieran que nunca más volvería a suceder. Es el origen de la industria de armamento en EEUU que se desarrolló definitivamente durante la Segunda Guerra Mundial. Por ello se le llama a los EEUU el arsenal de las democracias. 

A esa Gran Guerra, la primera, se la designó como "la guerra para acabar con todas las guerras". Aún con ello, de EEUU, antes de su entrada en la segunda guerra mundial, se decía que era un gigante durmiente. Un buen amigo, con el que me veo en mis frecuentes viajes a Centroeuropa, militar, al que conocí cuando era director de Armamento y Material (DGAM) me expuso que la antigua Checoslovaquia, antes de la Segunda Guerra Mundial producía el 45% del armamento mundial. Solamente hay que recordar la situación geopolítica de entonces para entenderlo. 

Y aquí, en Europa, otra vez estamos con una guerra que ya lleva más de tres años. Tras aquella “guerra que iba a acabar con todas las guerras” llegó la segunda guerra mundial, y pocos años después, Corea, detrás Vietnam, Las Malvinas, Afganistán, recurrentemente guerras en Oriente Medio, Kuwait, Iraq, etc., sin olvidar otra que hubo no hace mucho en Europa en la que desapareció Yugoslavia como país.

De regreso a España  

Algunos políticos, independentistas, tienen un especial interés en evitar que se incremente la inversión en defensa, y si pudieran, lo eliminarían, pensando, erróneamente, que es algo bueno. No creo que lo sea ni para sus intereses. Lo mismo que algunos otros políticos de extrema izquierda lo hacen igualmente por motivos que no explican con claridad. Digo algunos puesto que los hay que dicen abiertamente que no quieren que España esté en la OTAN y proponen que nos salgamos. 

Todavía recuerdo la conversación que tuve con una persona, uno de los hijos de un destacado líder de un partido independentista que gobernó durante bastantes años en su comunidad autónoma, con el que tuve un cierto trato durante unos siete años, al que le trasladé pues se interesó por el asunto, grosso modo, las cifras de los efectivos que había en las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad del estado. Fue una más de las muchas conversaciones sinceras que tuvimos. Cuando le dije, contestando su pregunta sobre la Guardia Civil, que eran unos 80.000 efectivos se me quedó mirando y me dijo: pues con esos no vamos a poder. 

Centrándonos en la situación geopolítica española no hay duda de que es necesario incrementar la inversión. Lo que hacen nuestras fuerzas armadas, diría que, en general, nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, incluida la Guardia Civil, y Policía Nacional, con los pocos recursos económicos que tienen es casi milagroso. Se recuerda que Zapatero creó una unidad que ha venido siendo un éxito, me refiero a la UME, la Unidad Militar de Emergencias, que está relativamente bien dotada, sobre todo, en comparación con otras unidades. Lo curioso del caso es que está haciendo funciones que en el pasado las hacían casi en exclusiva otras instituciones del Estado. Nos tendríamos que remontar a otras épocas del pasado en los que en España y, otros países europeos, las cosas las hacían las fuerzas armadas. Todavía quedan muchos países en los que los pozos para agua, las carreteras, etc. si no los hace el ejército no se hacen. Precisamente, para eso existe Protección Civil, concretamente la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, en el Ministerio del Interior; aparte de otras entidades de ámbitos autonómicos y locales (ayuntamientos). Me refiero a que, por ejemplo, apagar fuegos es labor habitual de los departamentos de bomberos. Evidentemente, si se trata de una catástrofe puntual siempre se puede, y se debe, recurrir al ejército. El asunto es que, cada vez más, se han venido usando a las fuerzas armadas para cometidos que no son estrictamente los suyos: estar adiestrados, entrenados, y equipados para defendernos de agresiones exteriores, así como defender los intereses de la nación allí donde se lo indique el poder político que es elegido por los ciudadanos y reside en el Congreso; sede de la soberanía nacional. 

Cuando por parte de algunos políticos se dice que prefieren destinar dinero a carreteras, sanidad, o educación, antes que, a gastos en armamento, o rearmarse, o en defensa, están manipulando a la opinión pública y retorciendo la realidad para llevar a los ciudadanos a donde ellos, esos políticos, quieren; que es un lugar equivocado. Todo, claro, debido a que las conciencias de la mayor parte de las personas, la población, son bien intencionadas. Por supuesto, es evidente, que, si se nos plantea la cuestión entre elegir gasto en defensa y sanidad, y/o educación, todo el mundo dice que sanidad y educación. Que determinados políticos hagan eso es de muy mala fe. Claro, eso es hasta que no se plantea el tema del peligro a la integridad física de las personas, o poder vivir en paz y libertad. Lo mismo que cuando las naciones ven amenazadas su forma de vida: su libertad, independencia, y soberanía. Ahí cambia todo. Pero, desgraciadamente, ya suele ser tarde. 

Ya nadie se acuerda de Barcelona. Lo siento, pero me sigo acordando de las víctimas de las Ramblas de Barcelona y Cambrils. De eso ya no se habla. Atentados yihadistas. Lo relevante es que en la Ramblas no había bolardos. Las muertes, y heridos, al menos muchas, se podrían haber evitado. La primera obligación del político es garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Y cada uno de nosotros, los ciudadanos, somos responsables de los gobernantes que elegimos y tenemos.

En la UE ya hemos visto cómo al principio de la guerra de Rusia contra Ucrania se dispararon los precios de los combustibles, los costes energéticos, y los tipos de interés, con los que las familias pagan las hipotecas. Después, con el paso del tiempo, dependiendo de los países se han normalizado un poco las cosas. Por ejemplo, Alemania, simplificando, está estancada económicamente, con una situación muy compleja y sufriendo bastante. Por ello, el incremento de la inversión en defensa le viene muy bien pues va a impulsar y dinamizar su economía. Los precios de la energía la están ahogando. La culpa está en las decisiones políticas de sus dirigentes. Alemania, y lo mismo sucede en España, durante años denostó la energía nuclear (después resulta que nosotros en vez de construir nuevas centrales, más modernas, vamos extendiendo la vida de las que hay…). Sin embargo, en Francia, que es su vecina, y también la nuestra, más del 75% de la electricidad que se produce es de centrales nucleares. Para rematar, recientemente, la UE ha calificado la energía nuclear como verde. 

Es igualmente necesario resaltar las consecuencias que tiene la inversión en defensa, bastante desconocidas para la población española en general, y, quiero subrayarlo, ignoradas por muchos de nuestros políticos. Son sectores punteros de investigación y actividad industrial y empresarial que impulsan la mano de obra cualificada y que tienen un demostrado efecto multiplicador: cada dólar o euro invertido en defensa genera un importe varias veces superior en la economía. Además, buena parte de los programas son de uso dual; de aplicación en el ámbito civil y militar. A modo de ejemplo, podemos destacar que internet, el teléfono móvil, el GPS, el microondas, las cámaras digitales, cosas todas ellas cotidianas en estos momentos, son el resultado de inversiones en defensa. Actualmente la mayor parte de la fabricación de estos dispositivos va destinada a uso civil; y las empresas que los producen no son del sector de la industria de defensa. Pero el I+D+i que los financió sí. 

El Imperio Romano ya lo decía hace 2.000 años: Si vis pacem, para bellum. Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Es una máxima, axioma, de la época del Imperio Romano, muy conocida cuyo texto original dice: Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum; esto es, quien desee la paz, que se prepare para la guerra. La desaparición del Imperio Romano no fue en un día. Fue un proceso de decadencia lento. Olvidó su propio axioma. Actualmente veo una situación parecida. Pero la velocidad, ahora, en el siglo XXI es otra.

 



Los comentarios deberán atenerse a las normas de participación. Su incumplimiento podrá ser motivo de expulsión.

Recomendamos


Lo más visto