El gasto en defensa de Reino Unido equivaldrá finalmente al 2,29% de su PIB en el año fiscal 2024-2025 y al 2,30% en 2025-2026. Se trata de unas cifras inferiores al 2,47% que llegó a alcanzar en 2010, e igualmente más bajas que el 2,5% al que se había comprometido el nuevo Gobierno laborista. La comisión parlamentaria de defensa de las Cámara de los Comunes llegó a publicar en 2018 un informe titulado Más allá del 2 por ciento, en referencia al compromiso de los países de la OTAN de llegar a esta cifra en su gasto militar, y en el que se aboga por apuntar al 3 por ciento, ante “el aumento en alcance e intensidad de las amenazas planteadas por los actores estatales, además de las actuales campañas terroristas internacionales”. En aquel momento aún no había estallado la guerra de Rusia en Ucrania ni el duro conflicto que desde el año pasado se desarrolla en Oriente Próximo.
Las cifras reveladas ahora por el nuevo gobierno británico, basadas en proyecciones de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), recogen unos números más modestos de los esperados, al menos para los dos primeros años de legislatura. En cuanto a “las cifras de los futuros años fiscales”, en palabras de la Ministra de Adquisiciones de Defensa, Maria Eagle, durante una respuesta parlamentaria el pasado miércoles, “están sujetas al resultado de la segunda fase de la Revisión de Gastos”.
El Ejecutivo británico, en todo caso, aún mantiene su objetivo de llegar a un gasto en defensa del 2,5%, aunque sin ofrecer un cronograma, como apunta la analista británica Global Data. La fuente recoge el contenido de un documento elaborado por la Cámara de los Lores, y fechado el pasado 28 de octubre, donde se recoge que los ministros “han indicado además que pueden ser necesarias decisiones difíciles sobre el gasto de defensa a la luz de las condiciones económicas actuales”.
Austeridad y Pandemia
Las medidas de austeridad, el impacto de la pandemia de covid-19, los altos niveles de inflación y las dificultades económicas en general están contribuyendo a un estancamiento en el gasto militar británico, de acuerdo con la firma de análisis con sede en Londres.