Los consejeros delegados de la constructora naval pública española Navantia y las semipúblicas Fincantieri (Italia) y Naval Group (Francia) han suscrito junto con Naviris, el acuerdo inicial del consorcio que tiene como objetivo regular la ejecución de la segunda fase del denominado Proyecto de Corbeta Modular y Polivalente (MMPC, por sus siglas en inglés).
Esta alianza, suscrita en el contexto de la feria Euronaval, que se celebra hasta el jueves en París, da continuidad a la propuesta presentada hace un año por los tres astilleros y Naviris, y que fue seleccionada el pasado mayo por la Comisión Europea para recibir financiación de los Fondos Europeos de Defensa (FED). El plan incluye que el consorcio vaya acompañado por la empresa de ingeniería griega Hydrus.
El acuerdo de subvención relevante para la denominada Convocatoria 2 se discutirá con la organización intergubernamental europea de gestión de proyectos cooperativos de defensa Occar-EA, por delegación de la Comisión Europea. Basándose en el proyecto fundacional MMPC Convocatoria 1 (de 2021) y en el marco de los programas de Cooperación Estructurada Permanente (Pesco).
La información facilitada por Navantia incide en que el compromiso de la industria se intensifica en la Convocatoria 2 de MMPC y está respaldado por la selección de la propuesta por parte de la Comisión Europea para el presupuesto máximo contemplado como aportación del FED de 154,5 millones de euros.
Inversión compartida
“Para este nuevo paso, el compromiso de cofinanciación de Italia, España, Francia y Grecia reflejará una inversión compartida en los objetivos comunes de seguridad y defensa delineados por Pesco y la Comisión Europea”, añade la fuente.
La segunda fase del Proyecto MMPC tiene como objetivo completar el diseño de las corbetas e integrar bloques tecnológicos innovadores que permitirán a los buques albergar varios sistemas y cargas útiles y realizar una gama más amplia de tareas y misiones.
Además, la segunda fase del proyecto abarcará el inicio de la producción de los dos primeros prototipos de las corbetas: una versión denominada de Misión de Largo Alcance (LRM) y una versión de Misión de Combate Completo (FCM). Estos desarrollos “constituirán una base para las futuras flotas nacionales de corbetas avanzadas con el objetivo final de expandir el nivel de comunalidad, interoperabilidad y estandarización entre las diferentes marinas de los Estados miembros y contribuir a cinco elementos clave para la autonomía europea: economía, defensa, tecnología, industria y seguridad”.
Inteligente, sostenible, flexible…
El proyecto financiado por Europa implica a cuatro países (España, Francia, Italia y Grecia) en el marco de un proyecto europeo de cooperación estructurada permanente (Pesco), si bien está cofinanciado con la contribución de otros dos más (Dinamarca y Noruega). En total participan 40 empresas de sistemas y equipos marítimos de una docena de países de la Unión Europea. De ahí su importancia para la industria naval del conjunto del continente.
Sus artífices lo han definido como “un buque inteligente, innovador, sostenible, interoperable y flexible, diseñado para cumplir una amplia gama de misiones futuras en un contexto global en continua evolución”.
Aspecto de la futura corbeta europea
Se trata de un desarrollo basado en tecnologías innovadoras y disruptivas dentro de un programa con el que se “contribuirá fuertemente” a la soberanía del viejo continente en el ámbito naval, “fortaleciendo la industria europea, aumentando la cooperación y la eficiencia y reduciendo la duplicación en el gasto de defensa”, añade la fuente.
110 metros de eslora y 3.000 toneladas
El futuro buque tendrá unas dimensiones aproximadas de 110 metros de eslora y unas 3.000 toneladas de desplazamiento, un calado menor de cinco metros y un enfoque modular, basado en diferentes configuraciones. España se incorporó a este proyecto en abril de 2020. En el caso de la Armada, esta plataforma sería una de las opciones para sustituir a los patrulleros de altura de las actuales clase Serviola (Atalaya, Centinela, Serviola y Vigía) y Descubierta (Infanta Cristina e Infanta Elena).
En su momento se apuntó que las posibles versiones serían tres: una optimizada para guerra antisuperficie, guerra antiaérea (autodefensa) y posibilidad para guerra antisubmarina; otra para misiones de larga duración (10.000 millas náuticas a 14 nudos) con capacidades de guerra antisuperficie, y una tercera como buque de patrulla de alta mar (OPV), adaptada a distintas configuraciones. De esta forma, la futura corbeta europea tendría unas prestaciones que van desde un patrullero oceánico, pasando por una corbeta propiamente dicha, hasta llegar a una fragata ligera.