La cadena de noticias Reuters publicó este martes 5 de noviembre que Colombia está muy cerca de comprar el avión de combate Saab Gripen JAS 39 E/F en función de su proceso de renovación de flota de superioridad aérea.
De hecho, el próximo 8 de noviembre, el presidente de la nación sudamericana, Gustavo Petro, encabezará un almuerzo (en la base aérea de Palanquero) con los pilotos de los IAI Kfir C10/12 COA para anunciarles (en el marco del aniversario de la Fuerza Aérea Colombia FAC) las decisiones tomadas en este sentido.
Todo indica que la aparente preferencia por el Gripen habría comenzado a decantarse el pasado 14 de junio, cuando Petro visitó Suecia para reunirse con políticos de ese país y con altos directivos de Saab. En la ocasión se plantearon las ofertas comerciales y de financiación para una posible compra de esta aeronave.
En este sentido, Saab habría ofrecido ocho años de gracia (sin intereses) y el financiamiento por parte de la banca sueca, además de condiciones de transferencia tecnológica para potenciar la industria aeronáutica colombiana.
No obstante, estas condiciones, y principalmente los offset ofrecidos a la industria colombiana, se discutieron con la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), Laura Sarabia, previo a la visita al país europeo. El acercamiento se debe al intenso lobby de Saab Colombia y a las buenas relaciones de amistad entre el excomandante de la FAC, Jorge Ballesteros (que además ha asesorado este proceso) y Octavio Sarabia, padre de la directora del Dapre.
Brics versus Gripen
Sin embargo, la decisión presidencial estaría también motivada por razones ideológicas y en el deseo del mandatario colombiano de poder integrar a su país en la asociación y foro político de países emergentes y alternativos (Brics). Para esto cuenta con el apoyo del presidente brasileño Lula Da Silva, pero el respaldo estaría condicionado a la inclinación por el Gripen (que se ensamblaría en ese país), avión con el que el gigante sudamericano viene desarrollando un largo, retrasado y penoso proceso de incorporación.
Así las cosas, la decisión colombiana le daría aires a un muy polémico proceso, cuestionado particularmente en las últimas semanas no solo en Brasil sino además por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El Comando de la FAC le ha reiterado en múltiples ocasiones al presidente Petro que esta elección dejaría a la FAC bajo la dependencia logística brasileña, por ser sus dos principales plataformas de combate fabricados (Embraer EMB 314 Super Tucano A-29) o ensamblados (Gripen) en la Brasil.
En este sentido es conducente recordar que de los 24 principales sistemas de esta aeronave, el 33.3 % son de fabricación sueca (otro 37.5 % de origen inglés y un 12.5 estadounidense), por lo que no solo la venta sino su uso en operaciones convencionales —pero sobre todo asimétricas— podría estar condicionado (como ha sucedido en procesos anteriores) o incluso vetado por poseer componentes tecnológicos de una tercera nación. Otros oferentes garantizan a Colombia la total ausencia de este tipo de situaciones.
Además habría que determinar cuales serán los tiempos de entrega reales (no contractuales) de las primeras aeronaves. Tomando como ejemplo a Brasil, desde la firma de los acuerdos (2014) hasta el primer vuelo (2022) pasaron más de ocho años. En el caso de Colombia —en vistas del inminente retiro operacional del Kfir— esto implicaría la pérdida de su superioridad aérea.
Brasil: del Gripen al F-16 ¿Y al Rafale?
De hecho, la experiencia de Brasil en este proceso plantea serías dudas sobre la conveniencia de hacer algo similar. Colombia podría someterse a retrasos análogos en las entregas, así como a la disponibilidad operacional de una aeronave que hoy por hoy es —en la práctica— un proyecto en desarrollo.
A lo anterior habría que agregar que en las conversaciones sostenidas con Petro, Lula no advirtió al mandatario colombiano sobre las consideraciones de la Fuerza Aérea Brasileña de iniciar un proceso para la compra de otro modelo de caza de combate (de segunda) para reemplazar su flota de Northrop F-5EM y F-5FM, y con el real objetivo de recomponer la columna vertebral de su defensa aérea; asi como la posibilidad de futuras negociaciones en torno al Dassault Aviation Rafale F-3 Navalizado para su aviación naval.
Finalmente es importante mencionar que dentro de los procesos de preselección en su momento adelantados por la FAC, el Gripen quedó siempre por debajo respecto de los otros modelos ofrecidos, entre ellos versiones de los Lockheed Martin F-16, Dassault Aviation Rafale F-3 y Eurofighter Typhoon. La Fuerza Aérea nunca lo ha considerado como la opción idónea para la modernización de su flota.