El Ministerio de Defensa tiene previsto lanzar este año un contrato valorado en 12,5 millones de euros para el estudio de reducción de riesgos e integración de un sistema de defensa de punto en los buques de la Armada.
El contrato será gestionado por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), según recoge el Plan Anual de Contratación del Ministerio de Defensa (Pacdef), publicado recientemente.
La Armada está interesada en dotarse de nuevos sistemas de defensa antiaérea de corto y muy corto alcance con destino a sus fragatas y otros buques como los anfibios, de aprovisionamiento logístico o el LHD Juan Carlos I, a las que denomina unidades valiosas.
El Ministerio de Defensa trabaja de forma simultánea en dos opciones, una basada en un sistema de cañón y otra de misiles de muy corto alcance, en ambos casos para hacer frente y destruir a misiles y drones en su última fase de aproximación.
El proyecto del sistema con cañón de alta cadencia, basado en la estación de armas remota Sentinel 25 RFG de Escribano, se encuentra en fase de pruebas y las previsiones del ministerio es pasar a producción en 2023, explica la revista RED del ministerio. Por lo tanto, todo apunta a que el contrato que recoge el Pacdef es para el sistema basado en misil, todavía en fase conceptual y pendiente de decidir el sistema de misil que defendería a los citados buques de la Armada.
Como publicó Infodefensa.com, el Ministerio de Defensa ya informó a finales del año pasado de sus planes para lanzar este año el desarrollo por parte de la industria española de un sistema de defensa de punto basado en misiles para los buques de la Armada.
La defensa de punto o defensa cercana es desde hace años una de las asignaturas pendientes de la Armada. Sus buques no cuentan hoy en día con sistemas para hacer frente a la amenaza de un misil de muy baja cota una vez superadas las barreras de la defensa de largo alcance y zona.
El objetivo es dotar a los buques de la Armada con sistemas de defensa cercana para mejorar su capacidad de respuesta a amenazas aéreas tradicionales como misiles u otras más modernas como es el caso de los drones. También se persigue incrementar la capacidad de respuesta frente a ataques procedentes de pequeñas embarcaciones de superficie.