En un nuevo paso de la lucha que mantiene EEUU contra cualquier país con intereses comerciales en su área de influencia, como es el caso de Latioamérica, el jefe del Comando Sur, almirante Craig Faller, alertó ayer lunes en Buenos Aires, tras una reunión con el ministro de Defensa local, Oscar Aguad, del peligro para el país de la política China de introducirse en todos los “niveles del poder para ganar influencia y acceso” en la región.
Según Faller, que asumió el mando a finales del año pasado, "la mayor sorpresa que me he llevado es el grado en el que China trabaja a todos los niveles del poder para ganar influencia y acceso en Latinoamérica y el Caribe”.
Las advertencias de EEUU son habituales en sus regiones de influencia y en los últimos años incluso se han extencido a ámbitos más cercanos, como el europeo, donde la Casa Blanca ha llegado a lanzar amenazas ante la creación de una industria de defensa propia que excluya a las empresas estadounidesnes. No obstante, la UE ha ignorado las advertencias y sigue con su proceso de una Defensa común con una industria propia.
En el caso concreto de Argentina, la advertencia contra China ya es algo rutinario. Cada mandatario estadounidense que pasa por el país sigue el mismo protocolo. Si esta semana era Faller, en la visita el año pasado del secertario de Defensa de EEUU, James Mattis, el argumento era exactamente el mismo. Y lo repitió en su gira por Brasil, Chile y Colombia. En Argentina, Mattis hizo especial hincapié en los peligros de la estación espacial que desde marzo de 2018 gestiona China, por 50 años, en la provincia de provincia de Neuquén, en la Patagonia. Oficialmente, el objetivo de la estación es el control de satélites y las misiones espaciales que se lleven a cabo en la zona. La respuesta de EEUU ha sido ofrecerse a financiar con 1,3 millones de dólares un Centro de Operación y Coordinación ante Emergencias justo en la zona de la base espacial.
Para EEUU la amenaza china primero y europea después no son ninguna broma. Desde hace 16 años Pekín incrementa sus presupuestos militares y lo hace en más de un 10% cada ejercicio. Esta política la ha llevado al segundo puesto mundial en gasto en defensa, únicamente superada por Estados Unidos. Con Europa el miedo es el mismo, con una industria unida (el tejido industrial ya existe pero cada país va por libre) la competencia sería feroz. Visto que las amenazas directas contra la industria china y europea no surten el efecto deseado, EEUU prueba a meter miedo entre los posibles compradores.
La competencia China-EEUU es muy visible en el Caribe, donde ambas potencias compiten en donaciones para hacer amigos. También Perú ha recibido donaciones importantes de material y Venezuela es un mercado abierto para China, igual que Bolivia.