A la corriente que aboga por una fusión de los programas europeos de aviones de combate de próxima generación se suma ahora otra que implica también a Estados Unidos. Y en este caso la llamada viene del lado americano del Atlántico. Si el futuro del FCAS franco-germano-español y el Tempest de Reino Unido (secundado por Italia y Suecia) pasa por una suma de esfuerzos en un proyecto único, como apuntan distintos expertos; mirando más allá, también resulta clave mantener una sintonía de estos desarrollos para que estén alineados con los estadounidenses.
El máximo responsable militar americano en el viejo continente, el jefe del Mando Europeo de Estados Unidos (Eucom), el general de la Fuerza Aérea (USAF) Tod Wolters, ha alentado a que los planes de desarrollo de aviones de combate de sexta generación europeos y americano avancen sincronizados de modo que se puedan evitar duplicidades. Durante un acto del Consejo Atlántico (principal órgano de la OTAN) el pasado jueves, el general Wolters, que además es el comandante supremo aliado de la OTAN en Europa (Saceur), enfatizó la necesidad de encaminarse hacia una “transparencia y alineación estratégicas” conforme los aliados desarrollan sus planes de defensa, incluidos los que atañen a los futuros sistemas aéreos de combate.
En la actualidad los países de la OTAN están inmersos en tres grandes programas de aviones de combate de sexta generación. El estadounidense, bautizado como Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD), que según la USAF ya ha volado su primer prototipo; el franco-germano-español NGWS/FCAS (siglas de Armas de Nueva Generación/Futuro Sistema Aéreo de Combate), que el pasado mayo suscribió un importante acuerdo de impulso entre sus tres socios, y el del Tempest (también conocido por las siglas FCAS, pero no hay que confundirlo con el del NGWS), liderado por Reino Unido y con apoyo de Italia y Suecia.
Unión FCAS-Tempest
Los tres proyectos incluyen iniciativas relacionadas que contemplan el desarrollo de nuevos drones, armas, sensores y arquitecturas de mando y control, por ejemplo, como recuerda Defense News, medio que ha recogido la llamada del general Wolters. Recientemente el máximo cargo en Reino Unido de Airbus, una de las tres principales compañías del programa NGWS/FCAS, propuso en esta misma línea el desarrollo de algunas sinergias de los dos programas europeos, en su caso en lo relacionado con las denominadas nubes de combate, con la que se dará apoyo a los sistemas de ambos proyectos.
Distintas voces, incluidos responsables de algunas de las compañías implicadas en ambos proyectos (como los líderes de Leonardo y Airbus) han advertido que el futuro de los dos programas europeos sólo será posible si acaban fusionándose en uno solo. De otra manera “no es seguro que Europa pueda permitirse dos futuros sistemas de combate aéreo competidores” en un mercado mundial muy exigente, como recogió el pasado verano un informe de un grupo de senadores en nombre de la Comisión de Asuntos Exteriores, Defensa y Fuerzas Armadas de Francia. En todo caso, el programa germano-franco-español debe a su vez terminar de ajustar las piezas que unen a sus socios, que en ocasiones han mostrado algunas diferencias más o menos previsibles en un proyecto de este tipo.
El paso por la quinta generación
Las palabras de Wolters ponen ahora también el punto de vista en la creación de algún tipo de sinergia que beneficie a los proyectos de aviones de combate de sexta generación de ambos lados del Atlántico. En su intervención, el máximo mando de la Eucom y la Saceur ha aprovechado para recordar que Estados Unidos cuenta con el avión de quinta generación F-35, que aún no han alcanzado todo su potencial, y del que estima que los países europeos sumarán 450 unidades en 2030, cuando aún queden unos años para que comiencen a estar disponibles los cazas de sexta generación.