(Especial CEEAG para Infodefensa.com) Clausewitz (1960) plantea que la guerra no es simplemente un acto político, sino que un verdadero instrumento político (p.24) y, como tal, se justifica el uso del poder persuasivo en la negociación política y también en la crisis, convirtiéndose en una herramienta para conseguir objetivos políticos. Un círculo de presión político-estratégica que hoy tiene una demostración en el juego en que se encuentran enfrascados Irán y EEUU.
Durante el año 2018, el presidente Trump retira a EEUU del acuerdo firmado por su antecesor, producto de la nueva visión de la agenda de seguridad y defensa para EEUU, imponiendo nuevamente sanciones a Teherán y traspasando la responsabilidad del control del desarrollo nuclear iraní a los demás firmantes: Europa y los miembros del Consejo de Seguridad.
Al respecto, el pasado martes 06 de abril, se iniciaron en Viena las negociaciones con el objeto de recomponer las relaciones al interior del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), buscando por una parte disminuir y controlar el programa de desarrollo nuclear iraní hasta el año 2030 (lo que significa la reducción de reservas de uranio enriquecido en un 98% y no superar el 3,67% de enriquecimiento, además de no construir ninguna nueva planta durante este plazo) y, por otra, abordar la posibilidad del regreso de EEUU al pacto.
Lo que cabe destacar es que esta conferencia se inicia con evidentes faltas al acuerdo señalado, ejemplo de ello es que en el mes de septiembre de 2019, el presidente Hasan Rohani inauguró oficialmente un conjunto de 164 centrifugadoras de tipo IR-6 y de 30 IR-5, instaladas en el complejo de Natanz, en el centro de Irán, en una ceremonia de videoconferencia retransmitida por la televisión estatal (DW, 2021). También, en el mes de enero del presente año, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que Irán había vuelto a enriquecer uranio al 20%, lo que significa un evidente incumplimiento de las normas del acuerdo.
El régimen iraní fundamenta su incumplimiento en represalia por la salida unilateral del presidente Trump del acuerdo, alegando que tenían derecho a infringirlo si una de las partes firmantes lo rompía de forma injustificada.
A pesar de ello, la reunión de Viena se vislumbra como una oportunidad de diálogo pero bajo ciertas condiciones, ya que, por una parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha manifestado públicamente su intención de levantar las sanciones económicas impuestas contra Irán, siempre y cuando cumplan con lo establecido en el Pacto Nuclear y, por su parte, Rohani ha señalado que mientras EEUU no deponga las sanciones, ellos seguirán con su programa.
El acercamiento a una probable solución está dado por la buena voluntad de los demás integrantes del pacto, ya que en la primera jornada de diálogos en Viena, aunque sin Estados Unidos en la misma mesa, todas las partes acordaron la conformación de dos grupos de expertos: uno enfocado en el levantamiento de las sanciones reimpuestas por el Gobierno estadounidense y, el otro, centrado en la reanudación de compromisos por parte de Teherán (France24, 2021).
Por ahora, el conflicto ha visto reducido el escalamiento de la crisis como resultado de una adecuada gestión diplomática y la persuasión política por sobre las amenazas y presiones militares. En este contexto destaca, siguiendo a Luttwak (2005), la acción paradójica por parte de EEUU al intentar cercar a Irán con sus sanciones apostando con ello a una disminución del riesgo global.
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