Los ministerios de Defensa de Australia y Francia han emitido un comunicado conjunto reafirmando el acuerdo formal de construcción de doce submarinos para el primero, que suscribieron hace ahora un año. La nota oficial llega tras las críticas al programa, encargado a los astilleros semipúblicos franceses Naval Group, y que contempla desarrollar gran parte de los trabajos en colaboración con la industria Australia.
Una auditoría oficial reveló hace unas semanas que su cronograma ya acumulaba “nueve meses de retraso en la fase de diseño”, antes de cumplir un año de la formalización del contrato. Pero el punto álgido de los desencuentros que vienen protagonizando cliente y suministrador llegó la semana pasada a partir de unas declaraciones del director ejecutivo de la filial que la compañía francesa tiene en el país (Naval Group Australia), John Davis, afirmando que, en contra de lo previsto, la industria local no es capaz de asumir la mitad del valor de los contratos del programa de submarinos SEA 1000, como se conoce a este proyecto.
La propia ministra australiana de Defensa, Lina Reynolds, salió al paso de esta crítica afirmando en un comunicado “que no reflejan la fuerte colaboración con Naval Group en este programa”. En todo caso advirtió de que “hará rendir cuentas [a la compañía francesa] por los compromisos que firmó”. Esta respuesta llegó en vísperas del encuentro con su homóloga francesa, Florence Parly, que Reynolds tenía previsto para el pasado viernes.
Ahora ambos países han mostrado su sintonía con un nuevo comunicado, en este caso conjunto, en el que además se comprometen a incrementar el papel local en el proyecto, valorado en 80.000 millones de dólares australianos (unos 50.000 millones de euros al cambio actual). “Ambos reafirmamos nuestro pleno compromiso con el programa, su calendario y con la ampliación de la capacidad industrial australiana”, apunta el texto.
En el documento ambos países afirman ser conscientes de que el Programa de Submarino Futuro, como también es conocido, “es esencial para nuestros dos países y para nuestra asociación estratégica”. En este contexto, concluyen, “estamos decididos a trabajar juntos para que sea un éxito”.
Estos submarinos de la futura clase Attack (versión convencional de las naves nucleares francesas Barracuda) sustituirán a los actuales de la clase Collins que prestan servicio a Australia y se prevé que sean retirados del servicio a mediados de la próxima década.
De acuerdo con el cronograma oficial, el primer submarino del lote, el HMAS Attack, será entregado a principios de la década de 2030.