El Ministro de Defensa de Reino Unido, John Healey, reconoció hace unos días en una comparecencia oficial que los portaaviones de la clase Queen Elizabeth, incorporados en 2017 y 2019, “están bajo escrutinio”, aunque añadiendo la coletilla “pero no en peligro”. La afirmación, en todo caso, arroja luz sobre la consideración que las autoridades del país tienen sobre estos buques que ya han tenido que pasar por distintos procesos de reparación para solventar los problemas mecánicos que vienen sufriendo desde que comenzaron a operar.
En contraste con esta percepción sobre los nuevos portaaviones, la que existe sobre el Programa Aéreo de Combate Global (GCAP, por sus siglas en inglés), que Reino Unido desarrolla junto a Japón e Italia, es la de un proyecto indispensable para el Ministerio de Defensa británico, aunque principalmente como fuente de prosperidad económica. Así lo apunta un extenso artículo publicado por la firma analista londinense Global Data.
Según la previsión revelada por el Gobierno británico este mes, la previsión es que el programa de futuro sistema de combate aéreo GCAP contribuya a la economía de Reino Unido entre 2021 (cuando comenzó a configurarse el proyecto) y 2050 en 26.200 millones de libras (cerca de 31.700 millones de euros). En ese tiempo, además, se estima que mantendrá una media de 21.000 puestos de trabajo. En todo caso, como señala el análisis de Global Data, aún no se ha revelado el precio estimado para cada aeronave ni el número de aparatos que prevé adquirir el país.
“El sector aéreo de combate”, en palabras de la Ministra Industria y Adquisiciones de Defensa, María Eagle, “proporciona empleos altamente calificados en todo el Reino Unido y la [futura] Estrategia Industrial de Defensa considerará cómo crecemos y retenemos las habilidades necesarias, trabajando en estrecha colaboración con socios de todo el gobierno, la industria y los organismos para garantizar que retengamos y atraigamos una fuerza laboral calificada en todo el sector”.
Paso atrás de Estados Unidos
El artículo recoge la notable ausencia de alguno de los portaaviones británicos en la reciente operación que la Royal Navy (Marina Real británica) ha desarrollado frente a los hutíes de Yemen en el Mar Rojo. Para el futuro de los portaaviones Queen Elizabeth serán claves las conclusiones de la próxima Revisión de Defensa Estratégica (SDR, por sus siglas en inglés), que se publicará la próxima primavera.
En todo caso, en el mismo análisis de Global Data en el que se compara la atención de las autoridades británicas sobre ambos proyectos (el de los ya existentes portaaviones y los futuros cazas), el especialista de defensa Tristan Sauer pone en duda la idoneidad de poner en el cesto del GCAP todos los huevos. Este proyecto, de hecho, es un programa de tal tamaño y complejidad que supone “una capacidad mucho más allá de cualquier cosa que incluso Estados Unidos esté persiguiendo en este momento”, añade Sauer, y recuerda que Washington ha dado un paso atrás recientemente en su propio programa de avión de combate de sexta generación, conocido como NGAD.