Contra todo pronóstico: Armando Castaingdebat marca el camino de la Defensa uruguaya

Unos meses atrás, frustrado por la falta de concreción en la mayoría de los planes que el actual Gobierno de Uruguay tenía para las fuerzas armadas del país, escribí en Infodefensa una nota de opinion titulada: Los ministros de defensa de Uruguay, cargos políticos sin especialización. En esa pieza yo resaltaba la carencia de formación específica, no solo del actual ministro, sino de la mayoría de sus antecesores, siendo lugares ocupados en general por cuota política y no por la especialización. 

Si bien mantengo mi opinión y considero que los ministros de Defensa elegidos en Uruguay, muchas veces al igual que los de Interior, se basan en cuotas políticas y tienden a ocupar el cargo sabiendo que la alta exposición mediática genera un desgaste importante, que no redunda en el mejor resultado político. Con muy pocas excepciones, se pueden recordar algunos ministros del Interior o de Defensa que hayan dejado una marca positiva en la poblacion. Tal vez los desaparecidos Larrañaga en Interior y Huidobro en Defensa, han sido los que más llegaron tanto a la población en general como a los funcionarios públicos de las carteras que presidían. 

Con la llegada de Javier García al ministerio, doctor en medicina de profesión pero que se autodefinía como una persona especializada en los temas de defensa, particularmente por el tiempo que estuvo en las comisiones de defensa del parlamente uruguayo, se esperaba que buena parte de su experiencia fuera aplicada a la mejora de las fuerzas armadas, tanto a nivel personal como de equipamiento. 

Sin embargo, durante su gestión, buena parte de los proyectos que se esperaba fuesen concretados, no lo fueron. El personal pasó a aumentar exponencialmente sus tareas con prácticamente nula recuperación salarial, se modificó profundamente el sistema de retiros militar en detrimento de los efectivos y apenas se concretaron algunas cosas a nivel material, destacándose las donaciones de algunos equipamientos desde Estados Unidos y Corea del Sur, la adquicisión de dos Lockheed Martin KC130 Hércules a España y tres lanchas de patrulla costera a la Guardia Costera de Estados Unidos. 

En el mismo período, la Fuerza Aérea quedó casi sin aviación de combate, con apenas un par de helicópetros en vuelo y su flota de aviones de transporte y entrenamiento en mínimos históricos. La Armada recibió las tres lanchas patrulleras, pero tanto la compra de los OPV, como la recepción de la lancha rápida desde Corea del Sur y el buque hidrográfico Mt. Mitchell quedaron para luego de la gestión de García. 

El Ejército sólo recibió algunas donaciones de material antiguo de Brasil, pudo adquirir una partida de blindados Oshkosh M-ATV y recibió la donación de una docena de MRAP Osprea Mamba para ser utilizados en misiones de paz. En contrapartida, muchos oficiales y personal técnico dejaron su profesión para evitar ser afectados por la reforma jubilatoria, perdiéndose el invaluable capital humano que es fundamental para cualquier organización militar.

Adicionalmente, duarante la gestión de García quedaron por el camino grandes oportunidades para establecer una mejor relación en materia de defensa con Estados Unidos, con múltiples visitas de altos representantes tanto militares como civiles norteamericanos que intentaron acercar a ambas naciones pero se encontraron con una bipolaridad profunda en Uruguay, que si bien manifestaba interés, no concretaba los pasos necesarios para avanzar en la cooperación. 

Esta dualidad terminó afectando tanto las relaciones militares con Estados Unidos como con China, que manifestó su descontento por la forma en la que se manejó la compra de los OPV. Según la versión del gigante asiático, Uruguay no compró buques de ese origen por presiones de Estados Unidos. En definitiva, durante ese período Uruguay no avanzó ni profundizó relaciones con dos de sus principales socios a nivel mundial, China y Estados Unidos, sino todo lo contrario, las enrareció. 

Un cambio de dirección inesperado

Cuando finalmente García decide volver a su banca del senado uruguayo para hacer campaña político partidaria, la selección de Castaingdebat para presidir la cartera parecía más de lo mismo, un político apreciado dentro del partido, que le tocaba cubrir el final del proceso de este gobierno hasta que las elecciones determinasen quién gobernará el país en los próximos cinco años. Sin embargo, mi opinión, estaba equivocada.

El actual ministro de defensa de Uruguay trajo un acercamiento a las fuerzas armadas uruguayas, desde el soldado al comandante en jefe (a nivel personal) que hacía mucho no se veía ni se sentía. Inmediatemente se preocupó por la situación de vivienda del personal militar, que es lamentablemente el sector del estado con peores remuneraciones y con muchos de sus efectivos viviendo en situación precaria. Además buscó la forma de solucionar los altos costes de transporte para el personal desplegado fuera de su lugar de residencia. En definitiva, empezó por lo más importante, el personal que día a día debe luchar para sobrevivir. 

En lo que se refiere al material, cerró la compra de seis aeronaves Embraer 314 Super Tucano para la Fuerza Aérea, junto con un paquete tecnológico y de entrenamiento que permitirán a la FAU recuperar algunas de las capacidades perdidas hace ya mucho tiempo y le acercarán un vector de última generación, como capaz nunca antes tuvo, para operar y entrenar. También se ha esforzado mucho para comenzar el proceso de construcción de las dos OPV en España, proceso que heredó de su antecesor y que venía con muchas trabas y complicaciones, tanto por influencias externas desde astilleros que competían para obtener el contrato como por la oposición uruguaya que utilizó la compra como una de las principales fuentes de ataque contra el gobierno. Paralelamente está a la búsqueda de soluciones para mejorar la radarización del país, tanto a nivel aéreo como marítimo, buscando alternativas tanto para la compra como para el leasing, considerando que el actual gobierno tiene limitaciones en cuanto a endeudamiento por estar en proceso de elecciones nacionales. 

Lamentablemente a este ministro no le queda mucho tiempo para poder concretar muchos de sus proyectos. Habrá que ver qué deparan las elecciones, qué partido será el que gobierne a Uruguay en los próximos años y —de ser el mismo— si se mantiene a Castaigndebat como ministro de defensa. De ser así, seguramente le esperan muy buenas cosas a las fuerzas armadas uruguayas. 

En definitiva, tengo que reconocer que estaba equivocado y es bueno que lo haya estado. Me alegro por Uruguay.