​Occidente no debe abandonar el Sahel
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​Occidente no debe abandonar el Sahel

Adiestramiento a militares de las Fuerzas Armadas malienses. Foto: Ministerio de Defensa
Adiestramiento a militares de las Fuerzas Armadas malienses. Foto: Emad
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Como consecuencia de que la Unión Europea ha decidido no renovar el mandato de su misión de formación y entrenamiento militar en Mali, el pasado 18 de mayo las últimas fuerzas militares españolas que formaban parte de la misión EUTM Mali se retiraron. Dicha misión estaba liderada por España, desde diciembre de 2022, al mando del general de brigada español del Ejército de Tierra, Santiago Fernández Ortíz-Repiso.

La retirada del despliegue de los contingentes militares occidentales en el Sahel, a raíz de la toma de poder de los nuevos regímenes militares, mediante golpes de Estado, empezó con la salida de las fuerzas francesas desplegadas en Mali, en agosto de 2022, tras más de nueve años en dicho país donde llevaron a cabo diferentes operaciones militares, frente a grupos del salafismo yihadista, principalmente. En febrero de 2023 se retiraron las fuerzas francesas desplegadas en Burkina Faso mientras que, a finales de dicho año, París también retiró de Níger los 1.500 efectivos militares que tenía desplegados.

Estados Unidos retirará sus tropas de Níger, desplegadas en una base militar en la ciudad de Agadez con unos 1.000 efectivos cuya principal misión consiste en la vigilancia para combatir los grupos terroristas presentes en la región, y de Chad, donde dispone de 75 efectivos de las Fuerzas Especiales del Ejército desplegados en Yamena, la capital del país, después de que estos dos países pusieran fin a los acuerdos militares con Washington. También se han retirado de Mali, el 31 de diciembre de 2023, los efectivos de la Minusma.

Por último, la organización de seguridad denominada G5 Sahel, creada en 2014, que involucraba a cinco países del Sahel - Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger - a la que la Unión Europea ha estado apoyando en áreas como diálogo político, cooperación al desarrollo, seguridad y estabilidad en la región, se ha disuelto después de que Burkina Faso, Mali y Níger la abandonaran el año pasado.

Por otro lado, los regímenes militares de Mali, Níger y Burkina Faso han trasladado a África la pugna entre Rusia y Occidente, retirándose de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), bloque económico occidental, y estrechando sus relaciones con Moscú. Esta situación marca un cambio significativo en la presencia e influencia de las fuerzas occidentales en la región del Sahel.

Es cierto que en el Sahel desde hace unos años existe un fuerte sentimiento antifrancés y, en alguna medida antioccidental, motivados por la vieja herencia colonialista, principalmente, pero también es verdad que ni Francia, ni la UE, ni Occidente, ni Naciones Unidas han logrado la seguridad en la región después de haber desplegado, durante cerca de una década, diferentes contingentes militares precisamente con la misión de alcanzar la paz y estabilidad regional. No hay que olvidar que el Sahel Occidental constituye el epicentro del salafismo yihadista internacional.

El pasado 7 de mayo, se presentó el informe final que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en consonancia con el enfoque de la Alianza de 360 grados, había pedido a un grupo de expertos independiente, el mes de octubre de 2023, sobre cómo afrontar amenazas y retos de seguridad compartidos en regiones de interés estratégico para la Alianza, incluidas las regiones de Oriente Próximo, Norte de África y el Sahel.

En dicho informe, se señalan un conjunto de recomendaciones que, teniendo en cuenta los significativos beneficios que pueden aportar a nuestra seguridad nacional, se destacan las tres siguientes:

- Basándose en el éxito de la Misión de la OTAN en Irak, estudiar la posibilidad de crear una misión permanente de la OTAN dedicada a la formación y capacitación de los países del Sahel, que se desplegaría a invitación de estos últimos.

- Establecer consultas periódicas entre el secretario general de la OTAN y el liderazgo de la Unión Europea sobre los países del Sahel, según lo acordado por las dos organizaciones.

- Considerar la posibilidad de crear una iniciativa permanente "Hechos por la Paz" para luchar activamente contra la desinformación, proporcionando educación, formación, becas y apoyo a los medios de comunicación, periodistas y personas influyentes en las redes sociales de los países del Sahel.

Presencia rusa

En los últimos días, el Kremlin ha enviado a suelo nigerino material militar ruso, acompañado de instructores para formar a las tropas del país. Con este movimiento Rusia sigue afianzando su presencia en la región, tras desplegar previamente contingentes militares en Mali y Burkina Faso, que operan en combinación con los ejércitos locales. Hoy todas las fuerzas rusas desplegadas en él continente africano dependen del Ministerio de Defensa ruso y se denominan África Corps, desapareciendo el Grupo Wagner como tal. Por su parte, China se encuentra también presente en gran parte de países del Sahel vinculada al comercio, puesto que Pekín está interesada en el acceso a recursos como petróleo, uranio, gas natural y litio.

En este contexto, resulta indispensable que la Unión Europea y Estados Unidos no abandonen esta inestable franja del Sahel, no solo por las amenazas que encierra para la propia seguridad y estabilidad de la región y para la de Occidente, en general, sino también porque este espacio geopolítico sería ocupado por Rusia, con las graves repercusiones estratégicas que puede producir en la arquitectura estratégica de seguridad internacional.

Por ello, es imprescindible que Occidente emplee todos sus recursos para permanecer en el Sahel donde además de los de la Unión Europea se encuentran los de la OTAN en la línea de las recomendaciones que ha presentado el grupo de expertos mencionadas más arriba que debieran ser aprobadas en la Cumbre de Washington del 9 al 11 de julio. En este esfuerzo será necesario potenciar la Alianza del Sahel.

El Sahel sigue siendo una región de gran importancia para nuestros intereses nacionales de seguridad. España, con independencia de que actuará dentro de las medidas tomadas en el seno de la UE y de la OTAN, no debiera cerrar la puerta a una colaboración bilateral con las autoridades malienses similares a la existente con las denominadas de “seguridad compartida” y “diplomacia de defensa” que mantiene con países como Mauritania, Senegal y Cabo Verde.




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