Europa ha dado un nuevo acelerón a su viejo sueño de una defensa conjunta. La creación de un único ejército no está sobre la mesa, pero sí la consolidación de una industria más cohesionada que permita hacer frente a los nuevos desafíos, que básicamente son ahora las crecientes tensiones frente a Rusia y la posibilidad de que Estados Unidos deje de prestar su tradicional apoyo militar al viejo continente. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el alto representante, Josep Borrell, han presentado esta semana la primera estrategia industrial europea de defensa a escala de la Unión Europea (UE). Se trata de una iniciativa de gran calado que incide en la política de búsqueda de mayor coordinación del sector a escala continental que ya lleva unos años en marcha.
Esta primera estrategia industrial de defensa de la UE se lanza acompañada de un nuevo programa, dotado con 1.500 millones, para mejorar la competitividad del sector entre 2025 y 2027, y que llega tras la puesta en marcha de otras iniciativas que suman un volumen mucho mayor. El principal precedente es el Fondo Europeo de Defensa (FED), que entró en vigor en 2021, y se alargará hasta 2027, y que ha supuesto la primera vez que Europa incluye el gasto militar en sus presupuestos. Son, en total, en torno a 8.000 millones para gastar en el periodo presupuestario 2021-2027, y de los que de momento ya se han asignado 2.000 millones.
Antes de la entrada en escena del FED, la UE fue preparando el terreno con la denominada Acción Preparatoria para la Investigación en Defensa (PADR, por sus siglas en inglés), a la que destinó 90 millones de euros para 2017-2019, y el Programa Europeo de Desarrollo Industrial en materia de Defensa (Edidp), dotado inicialmente con 500 millones de euros para el periodo de 2019 y 2020, aunque finalmente se superó esa cifra con dos adjudicaciones directas (una sobre el futuro dron Euromale y otra sobre el programa de comunicaciones Essor) concedidas en el marco de esta herramienta, con una aportación entre ambas de más de 130 millones.
La suma de todas estas cifras empequeñecen un tanto los 1.500 millones contemplados ahora. Pero el valor que sus artífices le atribuyen a la iniciativa se encuentra en su condición de primera piedra para dar un nuevo impulso al proyecto de defensa europeo.
El Programa Europeo de la Industria de Defensa (EDIP), como se denomina el nuevo instrumento, “es la nueva iniciativa legislativa que pasará de las medidas de emergencia a corto plazo, adoptadas en 2023 y que finaliza en 2025, a un enfoque más estructural y a más largo plazo para lograr la preparación industrial en materia de defensa”, de acuerdo con la información facilitada por la Comisión. Con ella, añade, se “garantizará la continuidad del apoyo a la base tecnológica e industrial de la defensa europea, a fin de acompañar su rápida adaptación a la nueva realidad”.
“Mejorando la competitividad”
Básicamente, resume la fuente, “El EDIP movilizará 1 500 millones de euros del presupuesto de la UE durante el período 2025-2027 para seguir mejorando la competitividad de la base industrial y tecnológica de la defensa europea”. Lo que no queda claro es si esa cantidad se extrae de los en torno a 6.000 millones que aún quedan por asignar del FED o si se obtendrá de otras partidas, si bien parece esto último.
Sí se recoge, en cambio, que el nuevo apoyo financiero que dará el EDIP “ampliará, en particular la lógica de intervención del Edirpa y el ASAP a fin de seguir fomentando las inversiones de la base industrial y tecnológica de la defensa europea”. El primero (Edirpa) es un instrumento de apoyo financiero con cargo al presupuesto de la UE destinado a compensar la complejidad de la cooperación entre los Estados miembros en la fase de contratación pública en defensa. Fue establecido el pasado octubre con un presupuesto de 300 millones. ASAP, por su parte, es como se conoce a la Ley de Apoyo a la Producción de Municiones creada el año pasado para acelerar la entrega de municiones y misiles a Ucrania y ayudar a los estados miembros a reabastecer sus arsenales. Para él se previó inicialmente una financiación de 500 millones de euros.
Fondos de activos rusos inmovilizados
El EDIP también pretende apoyar la industrialización de los productos derivados de las acciones de cooperación en investigación y desarrollo, y además puede utilizarse en la creación de un nuevo fondo con el que tratar de acelerar la transformación de las cadenas de suministro de defensa (FAST). Este nuevo fondo tendrá por objeto facilitar el acceso a la financiación mediante deuda o capital para las pymes y las pequeñas empresas de mediana capitalización que industrialicen tecnologías de defensa o fabriquen productos de defensa.
El presupuesto del EDIP también mejorará la cooperación industrial de la UE en materia de defensa con Ucrania y apoyará el desarrollo de su base industrial y tecnológica de la defensa. Para ello, añade la fuente oficial, el EDIP podría obtener financiación adicional de los beneficios extraordinarios derivados de los activos soberanos rusos inmovilizados (a reserva de la decisión del Consejo a propuesta del Alto Representante).
Más adquisiciones colaborativas
Sobre la primera estrategia industrial de defensa en sí, en ella se establece una serie de indicadores destinados a medir los avances de los países miembros en su preparación industrial de defensa. En concreto, “invita a los Estados miembros a adquirir al menos el 40 % de los equipos de defensa de forma colaborativa de aquí a 2030; garantizar que, de aquí a 2030, el valor del comercio de defensa dentro de la UE represente al menos el 35 % del valor del mercado de defensa de la Unión”, y, a que al menos el 50% del valor de las contrataciones en defensa se realicen dentro de la UE de aquí al año 2030 también, y el 60% hasta 2035.
Básicamente, las acciones que recoge la nueva estrategia van destinadas a “apoyar una expresión más eficiente de la demanda colectiva de defensa de los Estados miembros”; garantizar “la disponibilidad de todos los productos de defensa a través de una base tecnológica e industrial de la defensa europea más receptiva, en cualquier circunstancia y horizonte temporal”; garantizar también “que los presupuestos nacionales y de la UE apoyen con los medios necesarios la adaptación de la industria europea de defensa al nuevo contexto de seguridad”; integrar una cultura de preparación en materia de defensa en todas las políticas, “en particular pidiendo una revisión de la política de préstamos del Banco Europeo de Inversiones este año”; desarrollar vínculos más estrechos con Ucrania, mediante la colaboración con su industria de defensa, y, finalmente, colaborar con la OTAN y los demás socios estratégicos internacionales, además de “cooperar más estrechamente con Ucrania”.
Para lograr una mayor eficiencia en la demanda colectiva de defensa de los países miembros, el apoyo que ofrece la nueva estrategia se basará en instrumentos e iniciativas ya existentes, como el denominado Plan de desarrollo de Capacidades (PDC), la revisión anual coordinada de la defensa (CARD) y la Cooperación Estructurada Permanente (Pesco).
En definitiva, la Unión Europea continúa tejiendo una compleja red de iniciativas, fondos y subvenciones con las que trata de configurar una industria de defensa más sólida y unida a la que por primera vez dota de na estrategia propia.