La adquisición de equipos nuevos y los presupuestos anuales en materia militar de los Ministerios de Defensa en la región centroamericana no son los esperados ni suficientes.
En abril pasado, al menos cuatro aviones caza Northrop F-5E/F Tiger II de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) fueron remozados después de pasar varios años pendientes. Solo podían ser reparados por Estados Unidos debidoa los acuerdos de confidencialidad pautados cuando se adquirió la flota original en la década del '80. Hasta la fecha se desconocen los detalles, porque también se presume que pudo haber sido producto de una cooperación israelí por más de 200 millones de dólares que se distribuyó en varias adquisiciones y reparación de equipos de las Fuerzas Armadas hondureñas.
Honduras también tuvo que adecuar una ley especial de interdicción aérea para poder poner a punto sus F5, porque había reservas de parte de Estados Unidos acerca de la legislación antigua y así evitar el derribo de naves ilegales.
Por otro lado, El Salvador ha destinado varios refuerzos presupuestarios millonarios aparte del presupuesto designado para este 2023. Esto ha sido tanto para Defensa como para Seguridad Pública y para apoyar el trabajo de sus militares y policías en el Plan Control Territorial que el presidente Nayib Bukele ha implementado para desarticular a las pandillas criminales. Para el cierre de este 2023 se ha tramitado un último refuerzo para el Ejército y la Policía Nacional Civil (PNC) por un monto de 52,3 millones de dólares.