Las informaciones en torno al desarrollo conjunto de nuevos carros de combate europeos no dejan de sucederse. Paradójicamente, la profusión de imágenes de este tipo de blindados destruidos en la guerra de Ucrania (desde que comenzó la invasión rusa en febrero de 2022 ya se han documentado más de 2.000 tanques fuera de combate en el teatro de operaciones), llevó inicialmente a muchas voces a replantearse el futuro de este arma. Sin embargo, conforme se han ido obteniendo más lecciones del conflicto, la tendencia ha virado hacia un renovado impulso para la obtención de carros de combate más modernos. En este objetivo parte con ventaja la iniciativa franco-alemana ya presentada en 2018 de un modelo europeo liderada por las empresas Nexter (francesa) y Krauss Maffei Wegmann (KMW, alemana), ahora unidas bajo la firma KNDS. Tras unas semanas en las que han aflorado las dudas sobre la viabilidad de este proyecto, al que Italia ha mostrado su deseo de unirse al tiempo que acordaba con Alemania, España y Suecia el desarrollo de otro proyecto similar, los ministro de Defensa de Francia y Alemania (Sébastien Lecornu y Boris Pistorius) han evidenciado su compromiso con el proyecto inicial, al que además quieren que se unan nuevos socios.
Pistorius cito el jueves a Países Bajos, además de Italia y «muchos otros», sin especificar más, en una conferencia de prensa celebrada en una base francesa el pasado jueves. En palabras de Lecornu, los interesados podrían sumarse inicialmente al programa como «observadores», para ir aumentando su implicación posteriormente.
Un Leopard 2 con torre de Leclerc
El proyecto europeo de un nuevo sistema principal de combate terrestres (MGCS, por sus siglas en inglés) emprendido por ambos países choca, a priori, con una concepción diferente acerca de sus necesidades. Por una parte, Francia tiende hacia una solución menos pesada, que permita su fácil despliegue en territorios como África, para sustituir a sus actuales carros Leclerc. Mientras que Berlín está más interesada en un tanque más blindado con el que hacer frente a la amenaza rusa. Estas circunstancias se han apuntado como principal motivo de dudas acerca de la viabilidad del programa.
Ahora, ambas partes tienen el compromiso de concretar hasta final de año las especificaciones del proyecto, después de que los jefes de los ejércitos de ambos países trasladasen los requisitos operativos, informa Defense News. En palabras de Lecornu, el acuerdo sobre esos requisitos operativo “muestra hasta qué punto, básicamente, [el nuevo desarrollo] no será un nuevo Leopard y no será un nuevo Leclerc”. Cuando el proyecto fue presentado por KNDS en la feria sectorial francesa Eurosatory, en junio de 2018, se expuso un modelo de carro de combate que básicamente consistía en una plataforma Leopard 2 armada con una torre de Leclerc. El ministro francés explica ahora que “los avances tecnológicos” que se van a desarrollar en el proyecto “van a ser brutales”.
Primeros contratos, en 2024
Si se cumplen los planes apuntados por el ministro francés, el nuevo carro comenzará a prestar servicio en algún momento del lustro comprendido entre 2040 y 2045. Para ello, los primeros contratos deberán suscribirse a lo largo del próximo año (2024). Además ha apuntado que el futuro carro de combate contará, junto a un cañón clásico, con armas electromagnéticas y armas láser, junto a capacidades de guerra electrónica. Lecornu describe de “absolutamente colosal” el avance en ciberseguridad del nuevo tanque, que también dispondrá de recursos defensa reactiva, drones para protegerse e inteligencia artificial.
Pistorius, por su parte, ha explicado que se están inspirando en el proyecto de futuro sistema aéreo de combate (FCAS), del que también forman parte Francia y Alemania, además de España, para sacar adelante esta iniciativa. Al igual que en el FCAS, destinado a sustituir los actuales cazas Eurofighter y Rafale, el MGCS dividirá su trabajo en varios pilares, que serán discutidos en los próximos días.
Pistorius se ha referido directamente al proyecto que recientemente ha trascendido y en el que también está implicado Alemania, junto a España, Italia y Suecia, pero ha incidido que en este caso se trata de una iniciativa de empresas, no de gobiernos, a diferencia del MGCS, que además, está “mucho más avanzado”. Tampoco cree que vaya a representar una alternativa a su proyecto, sino que responde a “sus propios objetivos”, relacionados con un vacío de capacidades definido por la Unión Europea.