La compañía alemana Rheinmetall y la estadounidense General Dynamics Land Systems (GDLS) se vuelven a ver las caras en el megaprograma para sustituir a los blindados sobre cadenas M2 Bradley del Ejército de Estados Unidos, estimado en 45.000 millones de dólares. Se trata de los mismos finalistas que ya se enfrentaron en una edición anterior de este mismo proyecto, denominado entonces OMFV, (siglas en inglés de Vehículo de Combate Opcionalmente Tripulado). Aquel proceso inicial fue cancelado hace tres años después de que el modelo Lynx KF41,la opción presentada por Rheinmetall, en ese momento junto a la norteamericana Raytheon, se quedase sin opciones por no cumplir todas las especificaciones. De ese modo, solo quedó un candidato, GDLS, lo que llevó a la repetición del proceso para favorecer una mayor competencia.
Hace ahora un año, el Ejército de Estados Unidos lanzó una nueva solicitud de propuestas (RFP) para la reedición de un concurso al que han optado General Dynamics Land Systems (GDLS), American Rheinmetall Vehicles, BAE Systems, Point Blank Enterprises y Oshkosh Defense, y en el que ya solo quedan ya de nuevo los dos primeros. El anuncio de los finalistas ha ido acompañado por la revelación de la nueva denominación del futuro blindado, que será conocido por Vehículo de Combate de Infantería Mecanizado (MICV, por las siglas de este concepto en inglés) XM30.
Rheinmetall y GDLS se repartirán el fondo de financiación de desarrollo de 1.600 millones para la siguiente fase. Y el ganador final, cuya identidad se espera conocer dentro de algo más de cuatro años, logrará un acuerdo de producción valorado en 45.000 millones de dólares.
El jefe de adquisiciones del Ejército, Doug Bush, se ha mostrado convencido de “que esta vez estamos en un terreno mucho más firme, desde el punto de vista de los requisitos realistas alcanzables”, informa la cabecera estadounidense Breaking Defense.
Las dos compañías finalistas acometerán las fases 3 (diseño detallado) y 4 (creación de prototipos) del programa. La primera de estas fases se desarrollará entre este año 2023 y 2024, y la segunda arrancará en 2025. En total, se contempla la construcción de hasta 11 prototipos.
Si no se produce ningún contratiempo, en el último cuarto de 2027 se podrá seleccionar a la compañía que se hará con el programa, y la primera unidad llegará en 2029. Un año después la producción ya se deberá encontrar a pleno rendimiento.
Antiguo proyecto NGCV
Una edición previa del programa fue cancelada en 2020, después de que quedase como único candidato la compañía norteamericana GDLS. Unos meses antes, la otra firma con opciones hasta aquel momento, la germano-estadounidense Raytheon Rheinmetall Land Systems, se había quedado sin opciones para cumplir con las especificaciones de un concurso para el que había sido creada expresamente, y en el que competía con su modelo Lynx 41. Anteriormente fue la británica BAE Systems, el fabricante de los Bradley, la que se retiró del programa. En el nuevo proceso, las tres han vuelto a enfrentarse, acompañadas además por Point Blank Enterprises y Oshkosh Defense.
Este proyecto fue anteriormente fue conocido como Vehículo de Combate de Próxima Generación (NGCV, por sus siglas en inglés),
La diferencia del nuevo plan con el cancelado en 2020 es que en aquel momento se pidió que la oferta incluyese un vehículo físico desde el principio, mientras que para el actual se optó por programar cinco fases, entre las que se contempla la de creación de prototipos, precedida por un diseño inicial y un diseño detallado, y seguida de una fase de pruebas y finalmente de producción.
A las cinco compañías citadas se les encargó sus correspondientes diseños conceptuales digitales del futuro vehículo de combate opcionalmente tripulado, por un total de casi 300 millones de dólares.
El modelo finalmente ganador para sustituir a los Bradley deberá contar con una arquitectura modular de sistemas abiertos, de modo que pueda mejorarse más fácilmente en el futuro. También dispondrá de una capacidad de vigilancia y movilidad silenciosas, lo que implica que el deberá equipar una propulsión híbrida o eléctrica. De este modo, además, se ayuda a reducir la huella logística de la plataforma, que también se considera un punto importante de la futura plataforma.