El camino se despeja para el programa del avión de combate de próxima generación (NGF) con el que Francia, Alemania y España sustituirán en torno a 2040 a sus actuales cazas Rafale y Eurofighter. El presidente y consejero delegado (CEO) de la compañía Dassault Aviation, líder del proyecto por parte de Francia, Eric Trappier, ha alcanzado al fin un acuerdo industrial con Airbus, que encabeza la iniciativa por parte de Alemania, para sacarlo adelante. El desarrollo de este caza de sexta generación es el componente clave del proyecto del futuro sistema aéreo de combate (FCAS), en el que los tres países están comprometidos a partes iguales.
Trappier anunció este jueves el acuerdo en una entrevista en el diario francés Le Figaro. Precisamente el líder de Dassault es quien más ha evidenciado con sus declaraciones de los últimos 18 meses el desencuentro al que su empresa y Airbus llegaron a mantener a cuenta principalmente del reparto de protagonismos en torno a la siguiente fase del programa, la conocida como 1B, y que se centra en el desarrollo de un demostrador de tecnologías que inicialmente estaba previsto que comenzara a volar en 2027. Finalmente, se ha sacado la pipa de la paz y las partes han optado por desbloquear el programa y acelerar los trabajos.
“El FCAS es un proyecto político lanzado por el presidente Emmanuel Macron y la canciller Angela Merkel en 2017, y paralizado desde el verano de 2021”, recuerda Trappier en la entrevista de Le Figaro antes de afirmar “satisfecho”, según valora la propia Dasault Aviation en un comunicado: “Sí, hoy está hecho. Tenemos un acuerdo con Airbus”.
Primeros vuelos en torno a 2029
Una vez dado este paso, precisa el CEO francés, “ahora podremos pasar a la siguiente fase de estudios, conocida como 1B, para prepararnos para el desarrollo de un demostrador, que debería volar alrededor de 2029” ,lo que supone un retraso de dos años respecto al momento inicialmente previsto. A continuación, Trappier aclara en la entrevista que, en virtud del nuevo pacto, “hemos sido confirmados en nuestro papel como contratista principal y arquitecto de la aeronave, y hemos obtenido protección para nuestro sabr hacer industrial y nuestras tecnologías”.
El presidente de Dassault destaca también cómo “ser el artífice de un nuevo avión de combate es muy motivador para nuestra empresa, nuestros equipos, los de Airbus, nuestro socio principal, Indra [como líder industrial por parte de España] y nuestros socios de larga duración, Safran, Thales y MBDA. Por no hablar de nuestro ecosistema de subcontratistas, en los tres países, que formarán parte de la aventura. Por no hablar de todos los jóvenes que estaremos reclutando para trabajar con los experimentados, que estuvieron involucrados en la aventura de Rafale”.
Hubo peligro de ruptura
Con estas palabras, Trappier pone un punto emotivo para el rearranque del mayor proyecto militar en el que está sumido actualmente Europa y que hasta hace poco se ha visto en peligro incluso de ruptura o, al menos, de sufrir notables atrasos.