Eric Trappier ha vuelto a echar un jarro de agua fría a las expectativas del programa de desarrollo del futuro sistema aéreo de combate FCAS, en el que están asociados Alemania, Francia y España. El consejero delegado del fabricante aeronáutico francés Dassault Aviation ha mostrado su frustración por el escaso avance del proyecto, que no logra desatascar el camino para acordar la siguiente fase. La llamada fase 1B está relacionada con el desarrollo de un prototipo del avión de combate de próxima generación incluido en el programa, con el que se pretende sustituir en el futuro las actuales flotas de cazas Eurofigther y Rafale de los tres países.
El documento ya está listo, preparado por la agencia de adquisiciones francesas (DGA), “y estamos esperando que Airbus lo firme, lo que no acaba de ocurrir de momento”, ha apuntado Trappier en su enésima declaración alertando de la mala marcha del programa. Su empresa, Dassault Aviation, lidera el pilar industrial francés del FCAS, mientras que Airbus representa a Alemania e Indra encabeza la parte española.
La situación no parece haber avanzado desde que Trappier advirtiese hace poco más de un mes de que continuaban “teniendo dificultades con Airbus”. Para el CEO francés “no siempre es fácil negociar con los alemanes”. En aquel momento exhortó a que Airbus debía aceptar que “la experiencia estará en Francia y no en otro lugar”, en referencia a la capacidad de desarrollar un nuevo avión de combate. Para Trappier “está claro que Dassault será el líder”, apuntó entonces.
Este viernes, el alto ejecutivo mostró su hartazgo con un ultimátum: “En mi opinión, esto ha durado demasiado”, y “hay un momento en el que decimos sí o decimos no”, apuntó. “Acepto ser líder si tengo la influencia de ser líder”, añadió, en relación a la responsabilidad de su empresa en el grueso del diseño del futuro avión, según recogió la agencia británica Reuters.
Liderazgo francés
El programa FCAS se divide en siete pilares tecnológicos, de los que Dassault lidera el referido al caza de próxima generación (NGF, por sus siglas en inglés), mientras que Airbus dirige el referido al diseño de drones de transporte remoto, el de nuevas capacidades de la nube y el de tecnologías de sigilo, e Indra lidera el referido a sistemas de sensores, por ejemplo. De ahí que Trappier reivindique que “Dassault debería ser el líder y el contratista principal”.
Airbus no pone en duda este extremo, pero sí reconoce diferencias para acabar de perfilar el reparto en el NGF, al contrario de lo ocurrido en los otros seis pilares, en los que “hace meses logramos encontrar acuerdos justos y equilibrados”, según las palabras recogidas por Defense News de un portavoz de la empresa. “Confiamos en que se pueda lograr una resolución si se respetan las reglas de cooperación acordadas por las naciones en el NGF, como ocurre en otros pilares”, ha añadido la fuente
Recelos ante Alemania y el F-35
Trappier ha señalado en distintas ocasiones durante el último año que Dassault cuenta con un plan B por si el FCAS fracasa. Y ha mostrado sus recelos de que finalmente Alemania encargue aviones de combate F-35 estadounidenses capaces de portar armas nucleares, como parte del acuerdo que mantiene con la OTAN para mantener esta capacidad, lo que supondría una nueva dificultad para la buena marcha del FCAS.
El anuncio hace una semana del nuevo canciller alemán, Olaf Scholf, sobre un desembolso de 100.000 millones de euros en el gasto militar del país (además de elevar los presupuestos en defensa por encima del 2% del PIB nacional) no despeja el camino para Trappier. “Veremos si la primera decisión que toman [los alemanes en su milmillonario incremento presupuestario] es firmar el contrato FCAS o comprar el F-35”, que es algo que cada vez parece más posible.