La compañía sueca Saab, ganadora del concurso para dotar a la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) de su futuro entrenador a reacción, ha anunciado la construcción de la primera sección del aparato. La firma, que ganó en 2018 el contrato junto a Boeing por 9.200 millones, destaca que los trabajos se han iniciado, “poco más de un año después de que se firmase el contrato”. El modelo de Saab y Boeing es conocido como T-7A Red Hawk.
Previamente se construyeron dos aviones representando la producción (concepto conocido como PRJ, por sus siglas en inglés), mientras que el contrato suscrito en septiembre de 2018 incluye otros cinco aparatos para pruebas de vuelo más dos fuselajes, uno para pruebas estáticas y otro para pruebas de fatiga. Estos trabajos se realizan en la planta que la compañía tiene en la localidad sueca de Linköping. Posteriormente los aviones serán finalizados en las instalaciones de Boeing en la localidad de San Luis, en el Estado norteamericano de Misuri.
Más adelante, el proceso que tiene lugar ahora en Linköping, pasará a desarrollarse en West Lafayette, en Indiana, donde la compañía sueca está preparando las instalaciones en la que finalizará los aparatos y producirá algunas de sus secciones estructurales.
Esta nueva planta de Saab en Estados Unidos está ubicada en el distrito de Discovery Park, en el campus principal de la Universidad de Purdue, que es la que graduó de ingeniería aeronáutica a Neil Armstrong, la primera persona en pisar la Luna. La empresa sueca se ha asociado con esta universidad y prevé invertir 37 millones de dólares en las nuevas instalaciones.
El programa T-X contempla la adquisición de 350 aviones, 46 simuladores y distinto equipo asociado para sustituir el servicio que ahora presta la antigua flota de reactores de entrenamiento T-38 Talon. Los nuevos T-X se encargarán de preparar a los futuros pilotos para los cazas de quinta generación F-22 y F-35 Joint Strike Fighter (JSF).
El modelo de Boeing y Saab que se ensamblará en la nueva factoría voló por primera vez a finales de 2016, como informó entonces Infodefensa.com.
En virtud al acuerdo, la USAF contempla ampliar su compra hasta 475 aeronaves y 120 simuladores. Si no se producen contratiempos, los primeros aparatos entrarán en servicio en torno a los años 2023 y 2024.
Boeing y Saab se encuentran, tras ganar este concurso, en una posición ventajosa frente a futuros concursos internacionales, dada la popularidad internacional del F-35, uno de los cazas cuyos pilotos se entrenarán en el nuevo modelo. En las próximas tres décadas está previsto fabricar en torno a 2.500 unidades.
Al programa T-X también optaron la compañía italiana Leonardo y una coalición formada por Lockheed Martin y Korea Aerospace Industries (KAI).