Los temas sobre la mesa de Robles

No sabemos si es mejor un párroco que tenga ganados previamente a los parroquianos u otro que cuente con el apoyo del obispo y que se tenga que ganar a su rebaño con su trabajo diario. Tras un breve lapso de tiempo en el que los rumores sobre el nombramiento de nuevo Ministro de Defensa apuntaban en un sentido que era bien percibido internamente, se confirmó finalmente el nombramiento de la nueva ministra Robles que ha sido la mano derecha del presidente Sánchez en los últimos meses/años.

Sin duda se trata de un nombramiento en el que, nuevamente, como hiciera el anterior gobierno, la cartera de Defensa recae en una persona con peso político importante. Contrasta este caso con la experiencia técnica que otros titulares tienen de sus respectivos departamentos. Pero, no cabe duda, que el peso político es un elemento que puede ponerse en valor si verdaderamente la defensa se considera uno de los pilares de las sociedades democráticas como ha asegurado Robles en su primera entrevista como ministra de Defensa.

En cualquier caso los retos que afronta son importantes. En materia de personal, donde hay ciertos recelos internos, habrá que estar a la espera de las orientaciones que tome el nuevo equipo. Su actuación en este campo será importante para ganarse la confianza de los parroquianos. En el ámbito de material algunas de las decisiones pendientes que ha dejado el nuevo equipo siguen encima de la mesa.

En primer lugar, confirmar el presupuesto con inclusión de los pagos comprometidos algo que de alguna manera se forzó desde el PSOE con la interposición del recurso ante el constitucional. La duda está en si se dejará algún margen para nuevas inversiones y si el nuevo equipo 'comprara' la idea del famoso ciclo inversor que el anterior equipo anunciaba periódicamente pero que nunca se materializó.

Lo que parece claro es que la nueva ministra se encontrará desde el primer día con solicitudes para modernización procedentes tanto desde el ámbito militar como desde la propia industria. No parece que haya mucho margen temporal pero retrasar nuevas inversiones hasta después de unas nuevas elecciones generales, sean cuando sean, implica algunos riesgos operativos y de competitividad industrial.

En segundo lugar, está por ver como materializa el nuevo equipo su compromiso con la seguridad colectiva. El presidente en su primera intervención ha apelado al patriotismo europeo. El nuevo equipo cuenta con personas de peso que han demostrado su vocación europeísta. Tanto el ministro Borrell en Exteriores como la ministra Calviño en Economía conocen perfectamente los entresijos comunitarios. Especialmente esta segunda ha jugado un papel relevante en la formalización del fondo europeo de defensa. Ambos son perfectamente conscientes de que un papel relevante en Bruselas pasa en estos momentos por una apuesta por la seguridad y defensa comunes. Una visión en la que desde el Ministerio de Defensa se puede y se debe aportar ideas, iniciativas y recursos.

Con poco margen de tiempo para realizar acciones concretas la nueva ministra y su equipo tendrán que afrontar el reto financiero y la posición de España en el futuro de la defensa europea.