(Especial CEEAG para Infodefensa) La península de los Balcanes ha constituido históricamente el puente entre Europa y Asia, estableciéndose como un espacio geopolítico caracterizado por su variedad cultural, étnica, religiosa y lingüística. El citado territorio, geográficamente está integrado por Bulgaria, Rumania Albania, Grecia, Turquía, (la zona europea de Estambul), y por los Estados nacidos a partir de la ex Yugoslavia: Croacia, Eslovenia, Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte (Antigua República de Macedonia, llamada así tras el acuerdo de Prespa con Grecia), y Kosovo (antigua provincia Serbia que declaró su independencia en el 2008, reconocido como Estado soberano por 90 de los 193 miembros de Naciones Unidas).
Chile ha demostrado su interés en la región con su presencia diplomática y activa participación en la Misión Althea en Bosnia-Herzegovina, bajo la conducción de la Unión Europea, sin embargo, pese a haber integrado Misión Unmik de la ONU en Kosovo, es importante recordar que nos encontramos entre los países que no han reconocido como Estado soberano a este último, en espera a que se llegue a un acuerdo con Serbia.
En la historia reciente de los Balcanes, la violenta desintegración de la antigua Yugoeslavia y sus catastróficos efectos mantuvo la atención y empleo permanente de la Unión Europea, siendo dicho organismo trascendental en la finalización del conflicto a fines del 2001.
A partir de esa fecha, la UE se transformó no solo en la potencia geoeconómica dominante, sino que también en un garante de facto de la estabilidad y la seguridad de la región.
Aparentemente, en los últimos años, la hegemonía europea se ha ido debilitando a lo menos frente a la opinión pública, en función de una creciente influencia rusa a partir de su importancia estratégica y la dependencia energética de la zona, acompañada con la cada vez mayor importancia comercial de China, complementada con el ascendiente de la Turquía de Erdogan en los nacionalistas balcánicos. Por su parte, Estados Unidos que en su momento fue el gran soporte de Kosovo, se ha ido desentendiendo de la región.
La principal herramienta de la U.E. ha sido la integración a la comunidad, actualmente son miembros plenos Bulgaria, Croacia, Eslovenia y Grecia, encontrándose en calidad de candidatos, es decir, en proceso de incorporar la normativa europea a su legislación nacional, Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Turquía. Como candidatos potenciales están Bosnia-Herzegovina y Kosovo.
En este sentido, estaba previsto que la Cumbre UE-Balcanes Occidentales se celebraría físicamente a principios de año en Zagreb como el evento central de la presidencia de Croacia en la UE. La pandemia del Covid-19 no solo lo impidió, sino que produjo un traspié comunitario cuando la Unión Europea prohibió exportar sin permiso previo material sanitario a países extracomunitarios, lo que produjo el rechazo de los países balcánicos no miembros plenos de la comunidad.
Estas tensiones fueron explotadas rápidamente por China y Rusia quienes ofrecieron y entregaron amplia ayuda para enfrentar la crisis sanitaria.
A partir de ese momento se inició, según palabras del jefe de la diplomacia europea Josep Borrell, “una batalla por el relato”, agregando que: “parece mentira que Rusia y China, con unas inversiones muy pequeñas en la zona, logren aparentar mucha más presencia que la UE”.
Los esfuerzos del gobierno croata permitieron que el pasado 6 de mayo se realizara una cumbre virtual con la participación de la totalidad de los jefes de estado europeos y de los seis jefes de estados balcánicos, incluido Kosovo, donde se adoptó la “Declaración de Zagreb” que permitió la entrega de un paquete de ayuda inmediato de más de $3.300 millones de euros, en beneficio de los Balcanes Occidentales.
Los efectos geopolíticos de la pandemia en la relación entre Europa y los Balcanes, quedan de manifiesto en el texto de la declaración cuando se establece que “El hecho de que este apoyo y esta cooperación vayan mucho más allá de lo que cualquier otro socio ha aportado a la región merece ser de conocimiento público”, reforzando más adelante dicho concepto, revelando sin ambages la molestia europea con China y Rusia por su injerencia en su área de influencia, indicando: “Reforzaremos nuestra cooperación en la lucha contra la desinformación y otras actividades híbridas procedentes, en particular, de actores de terceros países que intentan socavar la perspectiva europea de la región.”
En el contexto de la Pandemia con la cual se encuentra batallando el mundo, estas acciones menores en los Balcanes podrían ser minimizadas en su naturaleza. La U.E. en retrospectiva, ha cometido errores estas últimas dos décadas en no mantener una política coherente y sistemática, más aún en generar una nueva división en la península (ahora entre comunitarios y no comunitarios). En periodo de crisis, occidente y en especial la U.E, debe contener sus fronteras, recordando las palabras del mismo Winston Churchill quien afirmaría: “El pecado original de los pueblos balcánicos es de naturaleza geopolítica”, leer lo ocurrido en cualquier otro sentido y no actuar en consecuencia sería un error.
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