España necesita más que nunca su industria de Defensa
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España necesita más que nunca su industria de Defensa

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La pandemia del Covid-19 ha atacado la salud de millones de personas en todo el mundo y nos ha traído dolor y sufrimiento a todos. Ante tal amenaza la solución 'Quédate en casa' ha sido una medida solidaria y eficaz contra la expansión del coronavirus pero todos hemos sido conscientes de que la protección ha supuesto también el cierre de negocios y de todas las industrias no relacionadas estrictamente con la salud o el abastecimiento de productos básicos. Como consecuencia la economía se ha desplomado, con perspectivas a corto y medio plazo nada halagüeñas. La incertidumbre sobre lo que pasaría a nuestro regreso ha sido un acompañante amargo e incómodo durante el tiempo del confinamiento.

A medida que vayamos regresando a una cierta normalidad que se prevé difícil y con necesidades urgentes, existe el riesgo real de que la gran presión que existirá sobre los presupuestos públicos lleve a cometer el error de olvidar a las industrias que trabajan con proyectos a largo plazo, como lo hace la industria de Defensa, creyendo erróneamente que más adelante podrá retomarse su actividad. No es así.

Las decisiones que se tomen ahora tendrán importantes repercusiones a medio y a largo plazo. Si son adecuadas mantendrán nuestra competitividad, capacidad tecnológica y fuerza industrial y ayudarán a consolidar un sector fundamental para crear riqueza y para permitir que España pueda decidir su propio destino. Pero, si no fuera así, un hipotético abandono de sectores punteros como el de la Defensa, que se caracterizan por ser intensivos en tecnología, en investigación y en soluciones innovadoras será muy difícilmente reversible y, por lo tanto, no puede ni debe ser una opción. Todo lo contrario.

España necesita ahora y necesitará aun más de sectores industriales sólidos, como lo es una industria de Defensa que ha demostrado su capacidad para crear y mantener empleo de calidad y que, tras años de esfuerzos y de importantes inversiones, ha logrado alcanzar el reconocimiento como agente plenamente competitivo en un entorno internacional tan exigente como es el sector que nos ocupa. Debo recordar que Santa Bárbara Sistemas exporta el 80% de su producción y es, por lo tanto, generadora de superávit comercial para España.

Somos un sector industrial de primerísimo orden que España no puede permitirse que se debilite. Por cada empleo directo, la industria de Defensa genera cinco indirectos e induce la creación de otros seis más. Pocos pueden presentar esas cifras. Se trata, además de empleos valiosos, estables, de calidad, asentados geográficamente y muy exigentes en cuanto a la cualificación de quienes los desempeñan. Justo el modelo de desarrollo que nuestro país debe fomentar y proteger.

Las fábricas de Santa Bárbara Sistemas en Asturias y Andalucía son referencias imprescindibles en su entorno y ejercen como elementos tractores de centenares de industrias locales. Detrás de los productos de Santa Bárbara Sistemas, como de los de cualquier otra empresa de referencia del mundo de la Defensa, hay mucho más que productos excepcionales con largos periodos de desarrollo y grandes inversiones; hay todo un ecosistema industrial, tecnológico, social y empresarial que no por menos visible es menos importante.

Y, por supuesto, no podemos olvidar que los programas de Defensa a lo que van destinados es a proteger y proveer de material de primera línea a nuestras Fuerzas Armadas y, como consecuencia, a defender la soberanía y la posición estratégica de España en el concierto internacional. No hay ninguna razón para pensar que el entorno de seguridad en el mundo vaya a mejorar después de la crisis de Covid-19, más bien al contario, por lo que el mantenimiento y desarrollo de la industria de Defensa en España y, realmente, en toda Europa es una necesidad estratégica ineludible para los Estados miembros.

La crisis de 2008 ya supuso un retraso de años en algunos de los programas estratégicos para nuestras Fuerzas Armadas que, a pesar de ello, han demostrado en estos meses su alta capacidad de servicio y respuesta. Programas como el VCR 8x8, se han convertido en una prioridad ineludible para nuestro Ejército de Tierra, como ha reconocido el Gobierno de forma reiterada. Los compromisos de España en misiones internacionales exigen un equipamiento a la altura de las necesidades de nuestros soldados por lo que todos esperamos y deseamos que puedan contar con estos blindados de última generación cuanto antes. Eso es lo más importante pero no olvidemos lo mucho que pueden significar estos programas para la Industria, el empleo y para el desarrollo de un tejido industrial potente y solido que España necesita.

En Santa Bárbara Sistemas asumimos lo importante que es retomar el trabajo con rapidez, solidez y decisión, pero para hacerlo resulta imprescindible la más estrecha colaboración público/privada y eso significa compromiso, proyectos y presupuesto. Ya hemos retomado una parte de la actividad en esta primera fase de normalización y nuestro deseo es regresar cuanto antes al ritmo habitual de trabajo, para devolver a la sociedad la confianza que ha depositado en nosotros, cumplir nuestros muchos compromisos internacionales y nacionales, recuperar el empleo y demostrar que somos perfectamente capaces de hacernos cargo de nuevos proyectos mientras continuamos aportando nuestro esfuerzo para reforzar un sector industrial que España necesita cuidar más que nunca



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