Noruega ha abierto el proceso de licitación para el desguace del buque Helge Ingstad. Así se confirma que la eliminación total será el destino final de esta fragata, de la serie de cinco naves noruegas Fritjof Nansen, construidas por Navantia en la primera década de este siglo.
La KNM Helge Instad chocó contra el petrolero Sola TS el 8 de noviembre de 2018 en la costa oeste de Noruega, cuando la nave militar regresaba de participar en los ejercicios de la OTAN Trident Juncture, que concluyeron el día anterior. El suceso se saldó con el buque hundido casi al completo. Únicamente quedó fuera del agua parte de la estructura donde se aloja el sistema Aegis SPY-1F de la nave y distintas antenas y sensores. Noruega logró extraer el buque a finales de febrero de 2019, para estudiar su posible recuperación, lo que supuso un desembolso de 726 millones de coronas (cerca de 70 millones de euros al cambio actual).
Un informe oficial, recogido por Infodefensa.com en mayo de 2019, concluyó que el coste de recuperación para el servicio de la nave supondría un desembolso de al menos 12.000 millones de coronas (en torno a 1.130 millones de euros al cambio actual), casi el triple de lo que supuso su adquisición y superior a los 11.000 millones (unos 1.035 millones de euros) como mínimo que se calcularon para supondría adquirir un buque de sustitución. La Agencia de Material de Defensa Noruega, que se encargó del estudio, afirmó sobre este punto que al hablar “de los costos asociados con la construcción de una nueva fragata, es importante recordar que construir una sola es mucho más costoso que construir más”.
El ministro de Defensa, Frank Bakke-Jensen, anunció hace un año la decisión del Gobierno de “deshacerse del KNM Helge Ingstad” por considerarlo “más apropiado que repararlo”, a la vista de las conclusiones de la agencia noruega. La semana pasada, finalmente, se formalizó la apertura del proceso de licitación para el desguace del buque, lo que ya no deja lugar a dudas sobre el destino último de la nave, la cuarta de su serie, que todavía no había alcanzado su primera década de servicio para la Armada Real de Noruega, a la que fue entregada en septiembre de 2009.