El acuerdo suscrito en 1987 por los entonces mandatarios estadounidense y soviético Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov con el que comenzó “la era del desarme nuclear”, como lo definió entonces el segundo, va a quedar sin efecto. El actual presidente de EEUU, Donald Trump, ha anunciado este fin de semana que su país se va a retirar del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, o INF, por las siglas en inglés de este histórico pacto.
Trump acusa a Rusia de haber estado desarrollando un nuevo misil de crucero y, por tanto, de haber estado violando el acuerdo. “Lo han estado violando durante muchos años y no sé por qué el presidente Obama no se retiró”, ha apuntado. “Nosotros hemos respetado el acuerdo”, ha añadido, “pero desafortunadamente Rusia no lo ha hecho y lo vamos a rescindir”.
El presidente estadounidense ha insistido en que la decisión seguirá adelante “a menos que Rusia y China vengan a nosotros y todos vengan a nosotros y nos digan: ‘Seamos inteligentes y no desarrollemos esas armas”.
En 2021 expira otro acuerdo de control de armas nucleares suscrito por Estados Unidos y Rusia, denominado New Start, que no será renovado a menos que cambien las actuales circunstancias. Según Bush, su país “tendrá que desarrollar esas armas”, ha amenazado.
El presidente ruso, Vladimir Putin, esgrimió el pasado marzo, en su discurso sobre el estado de la nación, el abandono por parte de Washington en 2002 de un tratado sobre misiles balísticos (el conocido como ABM) para anunciar el desarrollo de lo que definió como “armas invulnerables”. Entre ellas Putin citó los misiles estratégicos Sarmat, capaces de destruir objetivos a grandes distancias burlando cualquier sistema antimisiles, y Avangard, diseñados para volar a velocidades hipersónicas a varias decenas de kilómetros de altura.
Putin explicó que con sus nuevas armas Moscú también respondía al despliegue del sistema antimisiles de EEUU. En todo caso, añadió, “no ocultamos nuestros planes, sino que hablamos de ellos abiertamente”, y recordó que en 2004 ya anunció que su país necesitaba armamento sin parangón en el mundo. “Ante todo”, insistió, “incitamos a nuestros socios a negociar”. Sin embargo, afirmó, “nadie quería hablar con nosotros realmente”. “Pues escúchennos ahora”, concluyó.
Trump sí parece haber escuchado finalmente las advertencias rusas y ha añadido más tensión a un contexto que remite de nuevo a la Guerra Fría protagonizada durante décadas, hasta la caída del muro de Berlín, a finales de los 80, por Estados Unidos y la entonces vigente Unión Soviética.