El 29 de noviembre de 1984, Chile y Argentina firmaron un tratado histórico que puso fin a décadas de tensiones y disputas territoriales. El Tratado de Paz y Amistad, suscrito en El Vaticano gracias a la mediación del papa Juan Pablo II, marcó un antes y un después en las relaciones bilaterales. Este acuerdo, fruto de arduas negociaciones y concesiones mutuas, delimitó las fronteras marítimas y estableció mecanismos para resolver pacíficamente futuros conflictos.
El libro "A 40 años del Tratado de Paz y Amistad", texto patrocinado por el Thomas Jefferson Institute for Americas, ofrece una valiosa recopilación de reflexiones sobre el impacto de este acuerdo. La obra, que busca ser un punto de reflexión para las nuevas generaciones, reúne las voces de congresistas, historiadores y expertos en relaciones internacionales que comparten sus visiones sobre el legado del tratado y su importancia para el futuro de Chile y Argentina.
Los editores destacan que en este libro, junto a Fundación Huellas Magallánicas, "invitaron en forma abierta a diferentes líderes de opinión, investigadores y políticos de Chile y Argentina, con el objetivo de reflexionar la importancia de este hito que une a ambos pueblos". A través de sus páginas, se exploran los desafíos superados, los logros alcanzados y las perspectivas de futuro para las relaciones bilaterales.
Senadores como Francisco Chahuán de Chile y Andrea Marcela Cristina de Argentina destacan el carácter histórico del tratado y su capacidad para unir a ambos pueblos. Chahuán subraya el acto realizado en el Congreso argentino como un símbolo de la fraternidad entre chilenos y argentinos, mientras que Cristina enfatiza la importancia de transmitir este legado a las nuevas generaciones.
Historiadores como Francisco Sánchez ofrecen una perspectiva más profunda sobre el contexto histórico del conflicto del Beagle y el papel de la mediación vaticana. Sánchez resalta que este acuerdo ha sido una guía para construir relaciones basadas en la confianza y el desarrollo compartido. Además, enfatiza el compromiso de las generaciones anteriores por evitar un conflicto bélico y asegurar un futuro de paz para ambos países.