El consejero delegado (CEO) de la compañía francesa Dassault Aviation, Eric Trappier, ha vuelto a hacer declaraciones de calado en torno al programa Sistema de Armas de Nueva Generación / Futuro Sistema Aéreo de Combate (NGWS/FCAS). En esta ocasión ha apuntado directamente a Bélgica, de la que ha expuesto su oposición a que llegue a unirse al proyecto que ahora comparten a partes iguales Francia, Alemania y España.
Trappier, que hace dos años encendió las alarmas al apuntar que su empresa tenía un plan B por si el FCAS fracasa, y que durante año y medio mantuvo una disputa con el socio Airbus (el programa estuvo congelado por ello hasta el pasado diciembre), ha cargado ahora contra los países clientes del avión estadounidense F-35 que pudieran estar interesados en sumarse a la iniciativa franco-germano-española. Y se ha referido particularmente a Bélgica. Este país está evaluando la posibilidad de sumarse a algunos de los proyectos de sistemas aéreos de combate de próxima generación que están en desarrollo; básicamente el del FCAS y el GCAP que han emprendido Reino Unido, Italia y Japón, y que da continuidad al del futuro caza Tempest británico.
En este contexto, Trappier se ha opuesto a un posible acuerdo con Bruselas aduciendo el riesgo de que el programa vuelva a ralentizarse con más negociaciones, vistas las dificultades para manejar la fase 1B en la que ahora se encuentra. La entrada de Bélgica supondría un nuevo plan de trabajo compartido para la fase 2 al que el CEO de Dassault se opone.
Comparecencia ante el Senado
Trappier sigue molesto por la elección del F-35A por parte del anterior Gobierno belga, según recoge el periódico The Brussels Times. “Oigo a la gente decir: podríamos dar trabajo a empresas belgas directamente”, ha explicado en el Senado en francés, ante el que ha comparecido en el marco del proyecto de Ley de Programación Militar 2024-2030. Y seguidamente se ha mostrado contundente sobre su respuesta a esa posibilidad: “No. Si me lo imponen, lucharé. No veo por qué iba a dar trabajo a los belgas hoy”.
También ha sido explícito al apuntar: “No veo realmente el sentido de meter más países de F-35 en el FCAS ¿Por qué iba a hacer sitio en mi fábrica, en mi oficina de diseño, a gente que ha elegido el F-35?”
Se da la circunstancia de que Alemania ya ha encargado una flota de 32 aviones de combate F-35 a Estados Unidos (los ha desarrollado Lockheed Martin), e incluso va a fabricar su fuselaje central. Mientras que el tercer socio, España, se encamina, a pesar de que las autoridades de compra se resisten a nombrarlo, a una muy probable adquisición del modelo, principalmente de la variante F-35B, que es la única en el mercado capaz de operar en el buque Juan Carlos I de la Armada.