Las autoridades ucranianas exhortaron hace unos días a la población de la provincia de Jersón y Zaporiyia a que abandonen con urgencia ambos territorios. Jersón conforma el único espacio con conexión terrestre para la península de Crimea, arrebatada a Kiev por Moscú en 2014. Y Zaproriyia se encuentra inmediatamente al este, exactamente entre Jersón y las disputadas provincias de Donetsk y Lugansk, que son las que componen el grueso la disputada región de Dombás.
Ucrania pretende comenzar un contraataque para recuperar el control de las citadas dos provincias estratégicas, ahora en manos rusas. La evacuación de los habitantes de Jersón y Zaporiyia es un paso inmediato para conseguir un objetivo que exigirá un notable incremento de los esfuerzos.
En este marco de contraofensiva para recuperar el sur del país en manos de las tropas del Kremlin, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha dado orden también ahora de incrementar el ejército del país hasta alcanzar un millón de soldados.
Esta enorme cantidad de personal, junto al armamento pesado que los países occidentales están brindado al país invadido, y que ya se está empleando, resultan claves para tratar de dar un vuelco a la guerra y pasar a la ofensiva en las grandes áreas meridionales del país que Moscú ha conseguido controlar, sobre todo después de que redirigiera su inicial ofensiva a puntos como Kiev para concentrarse en las regiones del este y el sur ucranianos.
La toma de la capital de la provincia de Jersón, del mismo nombre, por parte de las tropas rusas al principio de la ofensiva, se considera un importante contratiempo para los defensores ucranianos, ya que con ella Moscú se pudo abrir camino a las regiones del sur. Este hecho también puede explicar la importancia que Ucrania da ahora a la reconquista de este territorio.
Antes de comenzar la ofensiva rusa, el 24 de febrero, las fuerzas ucranianas contaban con 200.000 militares en activo, más 250.000 en la reserva y otros 50.000 efectivos de tropas paramilitares. Son, por tanto, 500.000 personas. En total, Ucrania cuenta con una disponibilidad de mano de obra, de la que se pueden obtener más soldados, de más de 22,3 millones de personas, de acuerdo con los datos recogidos por Global Firepower (GFP), que cada año compara el poder militar de 140 países a partir de medio centenar de valores, incluidos desde el poderío en armamento hasta la fortaleza del país, su capacidad logística y su geografía.
Rusia también prepara su ofensiva
A día de hoy se calcula que Ucrania cuenta con un ejército de 700.000 efectivos para hacer frente a Rusia, incluidos policías, guardias fronterizos y miembros de la guardia nacional que se han incorporado a esta tarea.
Por su parte, Rusia también prepara una ofensiva de mayor envergadura, según estima, entre otros, el Instituto para el Estudio de la Guerra de Estados Unidos (ISW).
Junto al incremento de tropas, Kiev continúa pidiendo a occidente más armamento, y de mayor nivel, con el que poder contener a Moscú y mejorar su capacidad para poder realizar sus propias ofensivas que le permitan recuperar más espacio.