El programa FFG(X), uno de los proyectos navales más importantes del mundo en la actualidad, ya tiene ganador. La Marina de Guerra de Estados Unidos ha adjudicado a la firma italiana Fincantieri este contrato de hasta 5.580 millones de dólares para el diseño y construcción de una nueva fragata, más la opción de otras nueve, que, de ser finalmente adquiridas, deberán estar listas a mediados de la década de 2030.
De momento, la unidad que liderará la clase ya tiene asignado astillero. La nave se construirá en las instalaciones de Marinette Marine, situadas en Marinette, dentro del estado de Wisconsin. Se trata del mismo lugar donde se construyen los buques de combate litoral estadounidenses, además de en las instalaciones que tiene en Alabama la compañía de origen Autraliano Austal, que es además una de las firmas que optaban a este contrato, precisamente con un modelo derivado de su buque de combate litoral (LCS) de la clase Independence.
Otras dos candidaturas mantenían opciones para construir el nuevo buque: Bath Iron Works, propiedad de General Dynamics, que competía con el diseño del buque español F-100, desarrollado por Navantia, y Huntington Ingalls Industries (HII), que había presentado un diseño a partir de los guardacostas de la clase Legend. Otro quinto candidato, Lockheed Martin también había mantenido sus opciones al FFG(X) hasta hace poco más de un año, cuando decidió retirarse del concurso aduciendo dificultades para adaptar a tiempo el diseño de sus buques LCS de la clase Freedom a los requisitos del programa. En todo caso, Lockheed Martin, que es la mayor compañía de defensa del mundo, mantuvo su apuesta por dotar al ganador de sistemas de gestión de combate y otros equipos adicionales, como los lanzadores verticales Mk-41.
El diseño ganador está basado en las fragatas franco-italianas Fremm, presentado por un equipo liderado por Fincantieri como contratista principal. El contrato detallado de diseño y construcción adjudicado ahora está valorado en algo más de 795 millones de dólares. Si, como está previsto, se ejerce la opción de adquirir otros nueve buques más, es cuando se alcanzará el precio máximo de 5.580 millones. En estas cifras no se incluyen una importante cantidad de equipos que se encargará de proveer el Gobierno a la Marina, entre los que figura una variante del radar AN/SPY-6, que está destinado en los destructores de la clase Arleigh Burke en construcción, según recoge Defense News.
En total, la Marina de Estados Unidos calcula un coste para la primera nave de casi 1.300 millones de dólares, y de otros casi 800 millones por cada una de las demás unidades.
Ese primer barco que se ha contratado ahora debería estar concluido y entregado en julio de 2026. Y dentro de un año, en abril de 2021, se encargará previsiblemente una segunda unidad, que a partir de ese momento tendrá cinco años y medio hasta su entrega. Es decir, unos tres meses después que la primera unidad.
Los planes de Estados Unidos pasan por adquirir finalmente una veintena de fragatas, pero ha optado por hacerlo de forma escalonada, para prevenir problemas como los que se presentaron en el programa de los LCS, en el que el incremento de costes llevó a cancelar parte del proyecto. Si finalmente se adquieren 20 buques de las nuevas fragatas, el plan supondrá un desembolso que puede superar los 16.000 millones de dólares, de acuerdo con las cifras expuestas más arriba.
Los candidatos, incluido la ahora retirada Lockheed Martin, firmaron en el primer trimestre de 2018 un primer contrato de 15 millones de euros para el estudio y el desarrollo del diseño de la plataforma naval y la presentación de sus ofertas. Posteriormente, el pasado verano, la US Navy (Armada de Estados Unidos), inyectó a cada una una nueva cantidad (entre 6,3 y 7,9 millones) para que pudiesen mejorar sus propuestas y aproximarlas a las especificaciones técnicas del programa, como informó entonces Infodefensa.com.
El objetivo del programa FFG(X) es dotar a la fuerza naval norteamericana de un nuevo modelo de fragata con capacidad para operar ante cualquier escenario en apoyo a las unidades de ataque y en operaciones asociadas de la flota. Para asegurar que el proyecto cumple con el plazo y el presupuesto establecido, la Marina de Estados Unidos solo ha admitido diseños ya existentes y en servicio. La Marina estadounidense inyectó en 2018 a cada uno de los cinco candidatos que había en aquel momento de una cantidad, que oscilaba de 6,3 a 7,9 millones, para que mejorasen sus propuestas y las aproximaran a las especificaciones técnicas de este programa. Previamente, estas compañías ya firmaron un contrato de 15 millones para el estudio y el desarrollo del diseño de la nueva plataforma naval y la presentación de ofertas.