Los planes de la Alianza Atlántica (OTAN) para que sus miembros destinen a defensa al menos el 2% del valor de sus respectivos PIB (producto interior bruto) a partir de 2024 no van a cumplirse en el mayor aliado europeo: Alemania. El gasto militar germano apenas se va a mover del 1,53% sobre su PIB actual en los próximos años. De hecho, su inversión en defensa se reducirá en 2026 previsiblemente un 0,4%.
Estas cifras se extraen de las expectativas que acaba de publicar la analista de mercados británica Global Data, especializada en defensa. De acuerdo con este pronóstico, el crecimiento del presupuesto de defensa alemán caerá a partir de 2022 como consecuencia del embate de la pandemia, lo que incidirá en el “malestar actual entre los miembros de la OTAN sobre los niveles de gasto en defensa del gobierno alemán”.
En la publicación Atractivo del mercado de defensa de Alemania, panorama competitivo y previsiones hasta 2026, como se titula este informe que Global Data ha lanzado este agosto, se apunta la previsión de que el gasto de defensa alemán apenas pase de los 57.500 millones de dólares que alcanza ahora a 58.000 millones en 2026.
Para la analista de defensa de Global Data Madeline Wild, la reducción del gasto militar alemán este año “no es sorprendente cuando se consideran la arena política nacional y el impacto financiero de la covid-19”. La economía de Alemania se ha contraído de hecho un 1,65% en 2020, según los cálculos de la firma británica. Además, añade Wild, “Alemania ha experimentado una presión económica retrasada y los fondos del gobierno se están estirando más allá de los medios exhibidos en los años anteriores”.
En este contexto, los desembolsos en defensa no han crecido “a pesar de las presiones de la OTAN (incluido el secretario general Jens Stoltenberg) que empujan a Alemania para que aumente el gasto”. De este modo, el compromiso alemán con el gasto militar ha pasado del 1,55% del valor de su economía en 2020 a descender al 1,53% en 2021, según los datos actualizados por la OTAN en vísperas de la cumbre que reunió a sus miembros en Bruselas a principios de junio.
A diferencia de esta evolución, otros países, como Francia “están aumentando su gasto en defensa a pesar del intenso impacto financiero de la covid-19”. Esta contradicción, concluye Madeline Wild, “puede generar cierto malestar contra Alemania”, que "es una de las naciones más ricas de Europa, pero constantemente no cumple con su [compromiso con el] 2% del PIB en gastos de defensa".
La pandemia, en todo caso, no es el único obstáculo que lleva a Berlín a no incrementar su gasto militar. La analista cita también problemas con la Oficina Federal de Equipamiento, Tecnología s de la Información y Operación de las Fuerzas Armadas (BAAINBw), que es la entidad que supervisa las compras militares. Esta entidad “ha sido etiquetada como ineficiente y demasiado burocrática, lo que ha supuesto que hasta el 10% del presupuesto de adquisiciones no se ha podido gastar en algunos años”. Esta circunstancia, apunta Wild, se atribuye “en gran parte a la falta de personal capacitado, lo que ha provocado retrasos y que los fondos queden atrapados en cuellos de botella”.
La experta detalla que el gasto en defensa alemán “está impulsado por las necesidades de modernizar la envejecida flota de la Bundeswehr [Fuerzas Armadas] en línea con sus aliados para operar de manera exitosa y coherente dentro de la OTAN”. En este contexto, recuerda, el país ha firmado varios contratos importantes para impulsar el proceso de modernización, “incluida la financiación del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) europeo, la adquisición de más de mil [blindados] IFV Puma, aviones A400M Atlas adicionales y la inversión en la modernización de la flota [de aviones de combate] Eurofighter Typhoon”. Sin embargo, pese a estos compromisos, “los niveles de gasto aún no son lo suficientemente altos como para aplacar a otros miembros de la OTAN, que están presionando a Alemania para que emplee el 2% de su PIB en defensa”, resume Wild.