Los retos de la ciberseguridad

La noticia del filtrado de información técnica relacionada con el programa de submarinos Scorpene que DCNS está desarrollando para la India pone de manifiesto la importancia de contar con adecuadas medidas de protección de información sobre tecnologías sensibles.

Independientemente de la naturaleza de la fuga de información y sea cual sea el beneficiario final, el problema plantea diferentes retos para la seguridad en distintos niveles. En primer lugar para el propio tecnólogo, puesto que la información filtrada a disposición de competidores pone en riesgo la competitividad de sus productos. Por supuesto también para el cliente o potenciales clientes que deben hacer frente a una situación comprometida para sus intereses. También para los usuarios del sistema puesto que la filtración puede servir para que potenciales adversarios detecten vulnerabilidades.

La protección de la información técnica de programas de armamento afecta a la seguridad nacional y debe ser una responsabilidad compartida entre empresas y gobiernos. En la época de las ciberamenazas las posibilidades de los medios técnicos para realizar acciones hostiles que violen la confidencialidad, disponibilidad o integridad de la información son cada vez mayores. Pero también lo son para protegerlas. Conocida es la prioridad que se concede a la ciberseguridad en los países occidentales y conocidas son las medidas y procedimientos de seguridad para salvaguardar la información relacionada con programas de defensa.

La protección de la información es uno de los principales componentes de la inteligencia industrial, pero sin embargo no es el único. La estrategia industrial de Defensa promulgada por el Ministerio de Defensa español, dentro de las medidas para consolidar la base industrial y tecnológica española, plantea la necesidad de disponer de un sistema de “gestión inteligente del conocimiento industrial”, introduciendo el concepto de “inteligencia competitiva”.

El sistema de inteligencia debe permitir además contribuir a la seguridad nacional anticipando actuaciones que pudieran ponerla en riesgo. En definitiva también debe tratar de evitar sorpresas para poder anticiparse a actuaciones hostiles o contrarias a los intereses nacionales.

La necesidad de disponer de un sistema de inteligencia sólido en materia industrial es cada vez más importante sobre todo en la época en las que las grandes corporaciones disponen de medios y estructuras potentes con capacidades equivalentes a las que pueden tener incluso algunos gobiernos. El conocimiento de los intereses de esas grandes corporaciones es igualmente importante no solo en determinadas negociaciones trascendentes para la seguridad nacional sino también de cara a proteger el cumplimiento de los objetivos de política industrial.

Para los gobiernos es importante conocer las intenciones estratégicas de las empresas de cara a preservar capacidades industriales que pueden afectar a la soberanía. En las sociedades occidentales, dónde los principios de libertad de mercado deben prevalecer, y donde los gobiernos no pueden, ni quizás deben, imponer determinadas actuaciones, es necesario contar con sistemas de inteligencia que puedan prevenir actuaciones empresariales, muy libres por otra parte, que pudieran ser contrarias a los intereses generales.

En ese sentido las noticias sobre intervenciones de capital extranjero en algunas sociedades, las fusiones empresariales o las operaciones de venta de participaciones a empresas extranjeras no debieran sorprender a los gobiernos si es que disponen de un sistema de inteligencia eficaz.

Si en algún momento algunas decisiones han sorprendido a los responsables políticos debemos plantearnos si algo ha fallado en el lado del gobierno y estudiar qué se ha hecho bien en el lado empresarial para aprender de sus aciertos y que las sorpresas no vuelvan a producirse en el futuro.