El relato como fórmula de comunicación siempre ha existido, pero en los últimos años ha adquirido una importancia inusitada. La aparición de nuevos canales de comunicación y la falta de espíritu crítico han convertido al relato en una auténtica arma letal. Arma letal porque llega a imponerse a la realidad. Un relato bien construido y repetido en todos los canales puede llegar a convertirse en una verdad aparentemente incuestionable, aunque ni siquiera responda a la realidad. Las grandes empresas multinacionales tienen su relato, crean sus mitos, utilizan códigos que repiten para asegurar su posición de líderes y multiplicar sus negocios. Observen las grandes tecnológicas. Cuando hablamos de Defensa, es decir de asuntos militares, el relato a nivel social es demoledor y parece que no hay manera de desmontarlo. La pregunta es ¿existe un relato propio de Defensa? La respuesta es no, habitualmente lo escriben otros que precisamente no son amigos. Construir un relato no es tarea fácil lleva su tiempo y conseguir que lo asimile la sociedad todavía mucho más, pero lo esencial es pasar a la acción, tomar la iniciativa. Es decir, escribir nosotros el relato, evitar que lo escriban otros.