Luego de la reciente decisión delGobierno uruguayo de comprar dos buques de patrulla oceánica al astillero español Cardama, una oleada de notas de prensa, quejas formales, trascendidos, cadenas de audios de WhatsApp y un sinfín de mensajes en foros de discusión, atacan la decisión del Gobierno Uruguayo, fundamentalmente por haber elegido la oferta más económica presentada por el astillero familiar Cardama, ubicado en Vigo, España.
Los ataques provienen desde todos los frentes, incluyendo a la oposición política uruguaya, que tan sólo unas semanas atrás reclamaba una decisión al respecto como así también de parte de diplomáticos, particularmente de China que reclaman que el proceso no fue transparente y que su oferta fue marginalizada injustamente. Adicionalmente, los grandes astilleros mundiales han puesto su maquinaria de prensa a trabajar para afectar la credibilidad del astillero español pero también del proceso en general, cuestionando la independencia y capacidad técnica uruguaya para decidir que buques comprar.
Desde China se esgrime que su oferta no fue tenida en cuenta por influencia de Estados Unidos, mientras que Damen emitió notas de prensa y envió quejas oficiales al parlamente uruguayo reclamando que se aclarara por que su oferta no había sido tenida en cuenta. A esto se suman notas de opinión de personas con intereses personales en el negocio naval y emitidas en varios medios de prensa, que básicamente intentan destruir la capacidad y credibilidad de Cardama, basados en su experiencia, o falta de, para la construcción de buques de patrulla marítima y cuestionando adicionalmente la viabilidad financiera de la firma más allá de que los pagos al astillero se realizarán en un plan basado en hitos de construcción, asegurando asi la continuidad del proceso sin comprometer financieramente a Uruguay.
La totalidad de estas quejas y reclamos están enfocados en desestabilizar el proceso atacando la información que trascendió del modelo elegido y los datos conocidos del astillero Cardama, pero en ninguna ocasión se contraponen las ofertas presentadas por ninguno de los astilleros que reclaman, ni el por qué su oferta sería mejor. Por ejemplo, para la propuesta de Damen se sabe que ofrecía una suite electrónica de Terma igual a la ofrecida por Cardama, pero nunca trascendieron públicamente más detalles de las características de sus naves, mas allá de que el costo de construcción original era del doble del elegido por Uruguay y que en una segunda oferta, se habrían reducido los precios aduciendo cambios en el armamento pero aun así estaban decenas de millones de dolares por encima de Cardama. Adicionalmente, otros astilleros que se habían presentado también redujeron los precios de sus buques a casi la mitad de lo que fueron ofertados originalmente, en teoría por el cambio de sus sistemas de armas y la remoción de sistemas que aún son mantenidos en la oferta del astillero gallego. A esto se le suma que no esta aun claro, al menos públicamente, que naves ofrecieron por esos precios, donde operan y que características técnicas poseen.
Algo que sí parece claro, es que el precio de Cardama, de unos 41.1 millones de Euros la unidad, ha causado un maremoto en las oficinas comerciales de la mayoría de los grandes astilleros del mundo que hasta ahora, comercializaban sus unidades a un precio estandarizado del entorno de los 80 a 100 millones de dolares cada una. La estrategia comercial de Cardama, que supone ganar sustancialmente menos que sus competidores para ingresar al mercado de OPV, campo que actualmente se encuentra en plena expansión, parece comprometer los márgenes de ganancia del resto de la competencia, que deben además incluir en sus costos toda la maquinaria de marketing y múltiples niveles de posiciones comerciales distribuidas en todo el mundo, algo que el astillero gallego no tiene. La única alternativa que parece tener ahora el mercado es adaptarse a la nueva realidad de precios o intentar destruir a Cardama para que este proyecto nunca salga a la luz.
Pensar que tres sociedades internacionales clasificadoras, que se encargaran de asegurar que los buques sean construidos bajo estrictos estándares de calidad, junto a Escribano, Terma, Caterpillar y la compañia de ingenieria naval Cintranaval estarían todos involucrados en presentar un proyecto condenado al fracaso desde su concepción, parece por lo menos dudoso. Asociarse a un astillero que, según los trascendidos de prensa, poco menos estaría al borde de cerrar, parecería una apuesta casi suicida de estas compañías que verían su prestigio seriamente afectado. Entonces, vale la pena preguntarse si esta ola de ataques que cuestionan las capacidades de los técnicos navales y del gobierno de Uruguay para decidir cual es el mejor buque que se puede adquirir con el presupuesto disponible es honesta o se trata de una maniobra comercial para hacer caer la actual decisión. Del temple del gobierno actual dependerá si se capitula ante la presión corporativa internacional o se mantiene el rumbo elegido. El futuro de la Armada depende de ello.