El culebrón a cuenta de la decisión de Ankara de adquirir el sistema antiaéreo ruso S-400, da un nuevo giro. Turquía estudia ahora comprar también misiles estadounidenses Patriot para la misma función, con lo que podría tratar de congraciarse con su socio de la OTAN, que le amenaza con no venderle aviones F-35 si sigue adelante con la adquisición a Moscú.
El portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin, ha justificado la maniobra afirmando que el suyo “es un país grande”, y que, por tanto, “no tiene que satisfacer sus necesidades de una única fuente”. De ese modo, “Turquía podría comprar misiles Patriot”, siempre y cuando consiga una buena oferta de Estados Unidos, de acuerdo con la agencia local de noticias Anadolu.
Kalin baraja incluso la posibilidad de alcanzar un acuerdo de “producción conjunta y transferencia de tecnología” con los estadounidenses para adquirir los Patriot.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, confirmó el año pasado la adquisición del sistema de misiles antiaéreos rusos S-400. El mandatario ya se refirió entonces a su preferencia por la producción conjunta de sistemas de defensa antiaérea, “pero llevamos años sin poder pactar algo similar con EEUU, entonces buscaremos la solución por nuestra propia cuenta”, aclaró, justificando el acuerdo con Moscú.
La OTAN ha estado presionando a Turquía para que no adquiera los equipos rusos por temor a que generen dificultades en el despliegue de infraestructuras en la región de otros países de la organización. Aun así, hace un año trascendió que Ankara ya había realizado el primer pago para esta entrega, con lo que consolidó su compromiso de adquirir el material ruso, como recogió entonces Infodefensa.com. Erdogan afirmó entonces que si “Grecia utiliza los S-300 y a EEUU no le importa ¿por qué le molesta nuestra cooperación con Rusia?”. Ningún otro país tiene derecho a discutir “las decisiones soberanas e independientes de Turquía en relación a su defensa”, afirmó.
Como represalia por el acuerdo alcanzado con Moscú, el Congreso de Estados Unidos está estudiando vetar la entrega del centenar de aviones F-35 comprometidos por Turquía, que además es uno de los países socios de este proyecto de caza de quinta generación.
El sistema de misiles antiaéreos S-400 Triumf, fabricado por Almaz-Antey, está en uso con el Ejército ruso desde 2007. Se trata de un desarrollo heredero del sistema antiaéreo de largo alcance S-300P, y ha sido concebido para repeler amenazas como aviones, helicópteros, drones y misiles, tanto de crucero como tácticos, capaces de llegar con velocidades de hasta 4.800 metros por segundo. La exportadora rusa de material de defensa Rosoboronexport tiene previsto comenzar a entregar S-400 a Turquía en 2019.
El Patriot, por su parte, forma parte de un sistema antimisiles de la compañía estadounidense Raytheon conformado por radares, tecnología de mando y control y múltiples tipos de interceptores coordinados para la detección, identificación y destrucción de misiles tácticos balísticos, misiles de crucero, drones y aviones avanzados, entre otras amenazas aéreas. En la actualidad existe una quincena de países con esta arma en su arsenal, incluido Estados Unidos. De ellos, seis son europeos: Alemania, España, Grecia, Países Bajos, Rumanía y Suecia.