El Ministerio de Defensa de Reino Unido ha optado por detener el proceso abierto para la adquisición de tres buques logísticos que debían operar con la Royal Navy (Real Marina británica). La decisión deja en suspenso las opciones que aún mantenían para hacerse con este contrato, valorado en 1.000 millones de libras (1.140 millones de euros al cambio actual), tres candidatos: la española Navantia, la japonesa Japan Marine United Corporation (JMU) y el consorcio británico bautizado Team UK, del que forman parte BAE Systems, Babcock International, Cammell Laird y Rolls Royce. Hace unos meses se retiraron otras dos firmas (la italiana Fincantieri y la surcoreana Daewoo Shipbuilding and Marine Engineering (DSME), de las cinco que a finales del año pasado fueron seleccionadas por el Ministerio de Defensa británico para competir en este concurso de buques destinados, entre otras tareas, a abastecer a los nuevos portaaviones de la clase Queen Elizabeth, que entrarán en servicio en los próximos años.
Diversas informaciones aparecidas en medios británicos hace unos meses situaban a Navantia como favorita para hacerse con el programa.
De acuerdo con la información publicada por el diario local The Telegraph, la paralización del proceso se debe a que ninguna de las ofertas en liza se ajusta al presupuesto. La medida ha sido bien recibida por los sindicatos y otros entes relacionados con la industria británica, que se habían mostrado críticos con la decisión de abrir el concurso a postores extranjeros, en vez de encargarlo directamente a astilleros británicos.
El industrial Sir John Parker ha publicado esta misma semana, antes de conocerse esta medida, un informe en el que arremete con dureza contra esa decisión de dar opciones a compañías del exterior. Se trata de una estrategia que estaba siendo muy contestada en el país por el temor a la pérdida de empleos en los astilleros locales, como recogió Infodefensa.com el pasado mayo. Los términos y condiciones comerciales del concurso (conocido como FSS) daban a entender que los licitadores debían aportar por adelantado importantes fondos. Se trata de un requisito que hipotéticamente podía favorecer a los competidores susceptibles de acceder a financiación gubernamental, lo que podría abrir entre el grupo de empresas británicas que optaban al contrato un debate sobre la conveniencia de continuar en el proceso.
Los buques que está buscando la Royal Navy deberán tener una capacidad de carga máxima de 7.000 metros cúbicos y alcanzar una velocidad sostenida de 18 nudos. Además tendrán que ser capaces de suministrar material logístico en plena navegación y de transferir cargas individuales de hasta cinco toneladas. La licitación recogía que los barcos serán capaces de reabastecer combustible en la mar y de efectuar operaciones por todo el mundo.
Las embarcaciones debían ser operadas a partir de 2026 por la Royal Fleet Auxiliary, que es la responsable del apoyo logístico a los buques de la Royal Navy mientras están en la mar.