El concurso checo para dotar a sus ejército de 210 nuevos blindados por un coste estimado sin IVA de 42.700 millones de coronas (más de 1.650 millones de coronas) ha comenzado oficialmente. El portavoz del Ministerio de Defensa del país, Jakub Fajnor, explicó el pasado viernes que el programa de nuevos vehículos de infantería (AIFV) se decidirá entre cuatro fabricantes, a los que se les solicitará las correspondientes ofertas.
Se trata de las cuatro empresas a las que Chequia evaluó durante meses a través de una serie de ensayos a sus productos, que concluyeron hace un año. Los modelos, sometidos a intensas pruebas técnicas y de campo, todos ellos de cadena, se corresponden con dos versiones del CV90 desarrollado por la firma británica BAE Systems, una con torreta manual y otra con una remotamente manejada; el Ascod, desarrollo hispano-austriaco fabricado por General Dynamics European Land Sistems (GDELS), el Puma, ofrecido por PSM (Projekt System & Management), firma conjunta formada a partes iguales por las alemanas Krauss-Maffei Wegmann (KMW) y Rheinmetall Landsysteme, y el Lynx KF31, diseñado en solitario por Rheinmetall.
De los cuatro fabricantes en la carrera, dos tienen establecidas alianzas con la industria de defensa local. GDELS colabora con un grupo de empresas checas con las que hace año y medio suscribió una serie de acuerdos, y BAE Systems se alió con la planta de mantenimiento y producción de vehículos militares VOP CZ, propiedad del Ministerio de Defensa, y que además es una de las compañías con las que GDELS firmó su alianza.
Incremento del gasto militar
El BVP-2, al que reemplazará el vehículo finalmente elegido, es una versión del blindado de combate de infantería ruso BMP-2, que entró en servicio a mediados de los años 80, cuando Checoslovaquia pertenecía al bloque de países comunistas liderados por la URSS.
El ganador dotará de 210 AIFV a la 7ª Brigada Mecanizada del Ejército de la República Checa, donde sustituirá a la flota de BVP-2 con la que ahora cuenta el país. El Ministerio de Defensa prevé tener listo el contrato el próximo mes de agosto.
El nuevo Gobierno checo, salido de las elecciones celebradas el año pasado, prometió durante su campaña electoral elevar el gasto militar del país hasta el 2 por ciento de su producto interior ruto en 2024, y considera la compra de los nuevos blindados como una de las “inversiones más importantes para los próximos años”.