La Fuerza Aérea del Perú (FAP) se ha caracterizado por introducir nuevas tecnologías y mantener ventaja tecnológica a lo largo de décadas, sin embargo, malas gestiones públicas por parte de administraciones que no han entendido las lecciones que la historia le ha enseñado al Perú han descuidado los requerimientos de las Fuerzas Armadas, no solamente la aviación de caza, pero es en este segmento donde se cierne la sombra de la duda sobre el futuro de la que es, sin duda, el principal sistema de armas de cualquier instituto armado, el arma decisiva para la victoria y uno de los principales elementos de un exitoso aparato disuasivo.
Si bien en la actualidad no existen conflictos potenciales con otros países de América del Sur, salvo un pequeño triángulo terrestre estructurado por el gobernante de un país vecino, la historia del Perú es muy diferente a la de otros países de la región, habiendo sido involucrado desde hace más de un siglo en repetidos conflictos militares que fueron iniciados por otros países. Además, está el hecho de haber sufrido el flagelo del terrorismo doméstico a niveles pocas veces vistos.
El programa de modernización militar en el Perú cobró impulso inicial en el gobierno 2006-2011, en el segundo gobierno de Alan García Pérez, quien intentó comprar nuevos tanques y comenzó el proyecto de modernización de media vida de los cazas Mirage 2000 y MiG-29. Su vicepresidente, el almirante Luis Giampietri, lanzó la iniciativa para analizar la compra de por lo menos un avión AEW&C, lamentablemente aún no concretada. Fue en este gobierno que el Producto Bruto Interno (PBI) de Perú creció como nunca y la pobreza se redujo de manera sorprendente. El Perú se presentó al mundo como un país donde el capitalismo popular, del pueblo, era una posibilidad real.
Ingresó el gobierno 2011-2016, con un militar en retiro como Ollanta Humala como presidente. Se esperaba no solamente la continuidad del programa de modernización militar sino una profundización del mismo. Lo que ocurrió en parte. Curiosamente, se interrumpió en este gobierno el proyecto más importante, la modernización de los cazas. Como para balancear las expectativas, se realizaron una serie de compras que tuvieron mayor incidencia en el brazo logístico militar, a pesar de las continuas quejas (no eran reportajes, eran quejas) de la prensa no especializada sobre las supuestas compras masivas de armas, que solamente se tradujeron en misiles antitanque (Chile tiene el doble, por ejemplo) y en sistemas MLRS sobre camiones chinos que han tenido mas de un inconveniente de origen.
En paralelo, el gobierno de Humala comenzó a incrementar el tamaño del aparato estatal, aumentando significativamente el gasto corriente. Esa tendencia continúa hoy a pesar de la crisis económica y la pandemia, y se le sumó un abultado endeudamiento externo en los gobiernos de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), Martín Vizcarra (2018-2020) y Francisco Sagasti. El endeudamiento externo reciente ha sido canalizado a gasto corriente y muy poca obra. Las Fuerzas Armadas del Perú han sido devueltas al final de la cola, a donde habían sido enviados por el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006).
La FAP ha alineado 36 cazas Mirage 5P/DP, comprados en la década de los sesenta, dándose el lujo de transferir diez unidades a la Argentina para compensar las pérdidas en la Guerra de las Malvinas. Más de cincuenta cazabombarderos Sukhoi Su-22 tuvieron legendario servicio en la FAP, junto a decenas de aviones de soporte aéreo A-37B Dragonfly, bombarderos Canberra y aviones de entrenamiento básico-avanzado MB-339A. Frustrado un proyecto para la implementación de un proyecto para montar una planta local de ensamblaje de los aviones MB-339A.
Nuevamente, en la década de los ochenta, la FAP da un salto tecnológico con el contrato de compra-venta de 26 cazas Mirage 2000 con el fabricante francés Dassault. Lamentablemente, con el ingreso de un nuevo gobierno en la segunda mitad de la década, la compra se redujo a solamente 12 unidades, una decisión que seguramente influyó años después en el ánimo de los gobernantes de Ecuador para tentar una vez más fortuna en territorio peruano, con el Conflicto del Cenepa, en el verano de 1995.
Fue la posibilidad de un conflicto generalizado con Ecuador lo que obligó al Gobierno peruano de entonces a buscar la compra de armamento en el exterior. Los plazos de entrega de aviones de combate de nueva fabricación los descartaba de plano y las inquietudes geopolíticas (sobre el conflicto con Ecuador) de algunos gobiernos donde tienen residencia fiscal varios importantes fabricantes de cazas, descartaba a cazas de origen estadounidense, a los rusos se les adeudaba aún fondos por las compras realizadas en los setenta y los franceses habían elevado el costo del capaz Mirage 2000.
Una muy interesante oferta de Belorrusia le permitió a la FAP hacerse de 18 cazas MiG-29S/UB usados pero de primera línea (no variantes de exportación, nuevamente haciendo de la FAP un pionero tecnológico, incluyendo misiles con alcance más allá del horizonte) y 18 aviones de soporte aéreo cercano Su-25. Fue la presentación en el Perú de los cazas MiG-29 el factor que terminó por enfriar las posibilidades de un nuevo conflicto con Ecuador. Posteriormente, se tuvo conocimiento que la compra estuvo teñida por actos de corrupción.
Años después se compra a Rusia un pequeño lote de tres cazas MiG-29SE. La única manera para que los rusos acepten hacerse cargo del soporte logistico del escuadrón MiG-29. Desde entonces, la FAP ha perdido tres cazas MiG-29 en accidentes, dos por fallas técnicas y uno por desorientación espacial del piloto.
En 2017, al gobierno de Kuczynski se le presentaron los planes multianuales de adquisiciones para la modernización de las Fuerzas Armadas. Desde entonces lo poco que se ha hecho ha avanzado a paso de tortuga. La operatividad de la aviación de caza en la FAP es un reflejo de la crítica coyuntura. Los aviones de soporte aéreo cercano Su-25 están siendo recuperados de manera paulatina para que puedan prestar servicios por unos diez años mas.
Los cazas Mirage 2000 y MiG-29 se aproximan de manera sostenida al final de su ciclo de vida y por lo pronto solamente se escuchó a un candidato a la Presidencia del Perú, Rafael López Aliaga, y a su candidato a vicepresidente, el almirante (r) Jorge Montoya, exponer planes que involucran a las Fuerzas Armadas, su equipamiento y modernización.
Existe la probabilidad de que la FAP corra la misma suerte de la Fuerza Aérea Argentina, que se quedó sin cazas supersónicos al retirar a los Mirage III/V. Una alternativa para evitar tamaño despropósito es el mercado de segunda mano, pudiendo el Ministerio de Defensa sondear las horas remanentes que tienen cazas Mirage 2000 en Francia, Emiratos Árabes Unidos o Qatar, y sopesar a voluntad de dichos gobiernos para vender a precio razonable sus cazas de ala delta. Más complicada la compra de cazas MiG-29 por las sanciones que aún pesan sobre Rusia. Siempre teniendo en cuenta que la compra de equipos militares queda supeditada a la salida de la crisis económica que atraviesa actualmente el Perú.