En esta segunda parte de su entrevista con Infodefensa.com, Antonio Beltramone analiza la situación de la Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA) –que preside desde principios de año-, su vocación de buscar negocios “por fuera” del Estado para lograr que la firma de capital público sea sostenible y, en ese sentido, los recientes acuerdos firmados con empresas extranjeras y las áreas en las que busca ampliar sus negocios, como la de las aerolíneas de bajo coste.
Cuando Ercole Felippa se puso al frente de FAdeA en abril de 2016, la firma arrastraba una situación económica muy complicada e iniciaron un proceso de recorte de plantilla y presupuesto. ¿Cuál es la situación actual?
Yo participé en FAdeA desde comienzos de 2016, antes y durante la gestión de Felippa, me retiré a finales de 2016 y de nuevo volvieron a contar conmigo en 2018. En este tiempo ha habido un proceso de readecuación donde el objetivo era un saneamiento económico para ganar competitividad y generar nuevos negocios. Gran parte de los recursos de FAdeA provienen de los impuestos, por lo que tenemos que hacer esta empresa sustentable en el tiempo. Estamos intentando terminar el proceso en 2018, a ver si, de alguna manera, podemos acercarnos al equilibrio económico en 2019.
Entre esos nuevos negocios, recientemente firmaron un contrato para la provisión de ingeniería con la israelí IAI.
Lo de IAI es un contrato muy importante: el monto es de 100 millones de pesos para 18 meses y estamos en conversaciones con ellos para poder ampliar trabajos. Es la punta del iceberg de otros contratos que pueden surgir.
¿Qué otros proyectos están sobre la mesa?
Estamos en conversaciones con las aerolíneas low cost que están asentadas en Argentina y también estamos trabajando con otras compañías no solamente aeronáuticas para aprovechar el "know-how" de FAdeA. En industrias como la de la energía eólica estamos conversando con algunos tecnólogos, incluso de España. La clave es utilizar parte de nuestro conocimiento y de nuestras instalaciones para poder desarrollar: estamos tratando de aprovechar la planta de material compuesto en la que fabricamos para Embraer para otras piezas que no son aeronáuticas. Es una mezcla de dos cosas: utilizar tecnología e instalaciones de FAdeA con personal nuestro y, eventualmente, con el suyo también, como una especie de joint venture.
Sus negocios se concentran en América Latina, ¿están mirando a otras regiones?
Estamos trabajando sobre dos pilares: uno en el Estado argentino, del que dependemos y es nuestro principal accionista, y el otro, en todas las compañías de aviación comercial. Eso es principalmente en la región. Incluso el contrato de IAI, que es una empresa israelí, también es para hacer trabajo en la región.
Me comentaba anteriormente que están trabajando con las aerolíneas de bajo coste que se han instalado en los últimos meses en el país.
Córdoba (provincia en la que se ubica FAdeA) se está transformando en un hub aeronáutico. Estamos tratando de alguna manera de aprovechar la oportunidad que se nos está dando: estamos a 15 minutos del aeropuerto y nos hemos cualificado para poder hacer mantenimiento de ruedas, masas, baterías y oxígenos, que es un mantenimiento primario que nos va a llevar poder brindar un servicio aéreo.
¿Qué perspectivas tienen para final de año?
Tenemos el desafío de terminar los tres Pampa. También estamos con un Hercules C130, el tercero que la Fuerza Aérea moderniza, que está prácticamente listo y queremos entregarlo el mes próximo; hemos vendido recientemente un aeroaplicador Puelche a Paraguay y estamos trabajando en un avión remotorizado Pampa II que será entregado entre junio y julio. Estamos concentrados en estos proyectos, además de los que están previstos con Embraer, y ya hemos comenzado prácticas en actividades de mantenimiento e ingeniería para el contrato de IAI.