El Ejército del Aire ha realizado el primer vuelo del Predator B en la base aérea de Talavera la Real, en Badajoz (Extremadura). En diciembre, llegaron a la base de Morón de la Frontera (Sevilla) los primeros componentes del sistema desde EEUU. La nueva aeronave operará principalmente desde el 233 Escuadrón del Ala 23 en la base aérea de Badajoz y dispondrá de una base secundaria en el aeródromo militar de Lanzarote.
"Tras las pruebas de motor, generadores, enlace satelital y siguiendo la programación prevista hoy se ha realizado la primera prueba funcional del RPAS en la base aérea de Talavera la Real antes de su entrega al Ala 23", han informado desde el Ejército del Aire.
La formación de las tripulaciones responsables de la operación y la adecuación de sus instalaciones para acoger los aparatos comenzó hace meses. Dicho adiestramiento está dividido en una fase nacional y otra en EEUU. La nacional se ha realizado en centros de enseñanza del Ejército del Aire como la Escuela UAS de Salamanca y el Centro Cartográfico de Cuatro Vientos.
El Ministerio de Defensa ha solicitado a través de una Letter of Request (LOR) precio y disponibilidad (P&A) para adquirir una tercera estación terrestre (GCS) para los nuevos Predator B del Ejército del Aire y el equipamiento necesario para su operación, sin superar el techo de gasto autorizado. La compra de los RPAS de la estadounidense General Atomics (GA-ASI) fue aprobada por el Consejo de Ministros en noviembre de 2015 por un importe de 160 millones de euros.
El acuerdo alcanzado entre la compañía y el Ministerio de Defensa español en 2015 incluía la entrega de cuatro MQ-9 Predator B, junto con dos estaciones desplegables para controlar las plataformas aéreas. El coste total de la adquisición ha sido de 161 millones de euros, con una financiación de 50 millones de euros con cargo al ejercicio 2015. Los 111 millones de euros restantes se han abonado en cinco anualidades, entre 2016 y 2020
Defensa explica que la estación terrestre adicional no supondría un gasto adicional y "proporcionaría mayor flexibilidad en la operación del sistema en caso de fallo de una de las otras dos GSC. Además, y ante la posibilidad de la adquisición de un sistema de simulación Malet JSIL Aircrew Trainer (MJAT), permitiría el uso de la GSC como un simulador".