La huella de Miguel

In Memorian. Miguel Beltrán Bengoechea

Conocí a Miguel en verano de 2005. Yo acababa de asumir la Dirección General Industrial de Navantia y él fue designado Almirante Jefe de Apoyo Logístico. Los tres años siguientes fueron intensos e inolvidables. La relación personal que establecimos fue espléndida e hizo que cada asunto que tratábamos, por muy complejo que fuera, pudiera ser abordado con la profesionalidad, confianza y la calma necesaria.

Miguel me ayudó a comprender la Armada, su organización y sus planteamientos; y lo hizo de una manera sencilla y didáctica. Su trayectoria profesional como piloto de helicópteros y sobre todo su vocación dentro del ámbito del apoyo logístico integrado, me hizo comprender la importancia de lo que años más tarde estamos considerando como una línea de actividad industrial que es el Apoyo al Ciclo de Vida de los productos y servicios que para nuestra empresa será de enorme proyección.

Lo que en aquel momento compartíamos, definiéndolo como Apoyo Logístico Integrado; que hoy denominamos Apoyo al Ciclo de Vida, fue un concepto innovador. Actualmente esta línea de trabajo asociada a la digitalización de productos y servicios es una clara línea estratégica de Navantia.

Pero por encima de su cualificación y rigor profesional, Miguel tenía dos cualidades que impresionaban; calma para tratar los asuntos difíciles y una destacada inteligencia emocional que nos permitía empatizar con naturalidad. Su sonrisa generaba un clima de confianza que facilitaba la relación.

No menos destacable era su capacidad relacional. Miguel y su esposa fueron unos anfitriones maravillosos, que año tras año organizaron en su casa un encuentro en fechas cercanas a Navidad. Formaban un equipo imbatible.

Fueron muchos los proyectos que abordamos. Destacaría la construcción del Buque Juan Carlos I. Realizamos un seguimiento conjunto semanalmente hasta su botadura en el año 2008 que fue inolvidable; tanto porque se alcanzó el objetivo, como por la dificultad que tuvo.

Posteriormente separamos nuestras actividades profesionales y nos volvimos a encontrar una última vez en 2013 en la Cámara de la Armada. Yo acababa de regresar a Navantia tras cerca de cuatro años prestando servicio en el Gobierno Vasco, y él me recibió con su sonrisa y amabilidad.

Tiempo después me informaron sus compañeros que estaba padeciendo una grave enfermedad que eventualmente ha acabado con su vida.

Miguel, descansa en paz. Guardo para ti un sitio de honor en mis recuerdos. Goian Bego.