Canadá se decide finalmente por la compra de 12 submarinos convencionales, a los que opta Navantia
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Canadá se decide finalmente por la compra de 12 submarinos convencionales, a los que opta Navantia

La nueva flota, que puede costar casi 70.000 millones, deberá poder operar bajo el hielo ante la apertura de nuevas rutas en el Ártico
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Ottawa abandona cualquier posible vía australiana para renovar su flota de submarinos con nuevos medios de propulsión nuclear y vuelve a la senda de los buques convencionales. El país con la costa más extensa del mundo se ha decidido finalmente por lanzar un proceso de adquisición de una docena de submarinos de propulsión convencional. El movimiento devuelve a la compañía española Navantia a la carrera por hacerse con el milmillonario proyecto, después de que el propio primer ministro, Justin Trudeau, revelase hace apenas tres meses que estaban considerando sumarse al pacto Aukus, suscrito por Estados Unidos, Reino Unido y Australia, para obtener submarinos nucleares.

Las prisas por hacerse con la nueva flota sobrevuela la posición adoptada finalmente por Canadá, que califica como “crucial para nuestra seguridad y soberanía” contar con “una capacidad de vigilancia submarina”, especialmente ante el nuevo contexto mundial derivado del cambio climático. “Nuestro Ártico se está calentando a un ritmo cuatro veces mayor que el promedio mundial”, explica el Gobierno de Canadá en un comunicado. Esta circunstancia, continúa, “hace que una región vasta y sensible sea más accesible para actores extranjeros con capacidades  crecientes y ambiciones militares regionales”. Su estimación es que para el año 2050, “el Océano Ártico podría convertirse en la ruta marítima más eficiente entre Europa y Asia Oriental”.

De hecho, el Paso del Noroeste de Canadá y la región ártica en general ya son más transitables en la actualidad, “y los competidores buscan acceso, rutas de transporte, recursos naturales, minerales críticos y fuentes de energía a través de una presencia y actividad más frecuente y regular”. El documento recoge expresamente cómo “en el ámbito marítimo, los submarinos rusos están explorando ampliamente los océanos Atlántico, Ártico y Pacífico y China está ampliando rápidamente su flota submarina”.

En este contexto, el país “se comprometió a explorar opciones para renovar y ampliar nuestra flota de submarinos, a fin de permitir a Canadá detectar y disuadir amenazas y controlar nuestros acercamientos marítimos”. La actual flota de cuatro submarinos de la clase Victoria de la Real Armada Canadiense precisa de una renovación: “Se está volviendo cada vez más obsoleta y costosa de mantener”. Estas naves fueron adquiridas de segunda mano a Reino Unido a finales de los años 1990 y Ottawa se ha comprometido a modernizarlos para que puedan seguir operando durante la próxima década de 2030.

Solicitud de información a los fabricantes en otoño

En este contexto, el ministro de Defensa Nacional, Bill Blair, ha anunciado “el primer paso hacia la adquisición de hasta 12 submarinos de propulsión convencional con capacidad para sumergirse bajo el hielo”. Canadá, ha anunciado, ya está “iniciando el proceso para involucrar formalmente a la industria en esta adquisición”. El llamado Proyecto de Patrulla Submarina Canadiense (CPSP), como se conoce a la iniciativa de renovación de la flota de este tipo de buques, contempla la publicación el próximo otoño de una solicitud de información (RFI, por sus siglas en inglés) formal para obtener más información sobre las capacidades operativas, de adquisición, construcción y entrega de posibles postores que puedan construir las futuras naves.

Esta RFI también buscará obtener información que permita al establecimiento de una capacidad de mantenimiento de submarinos en Canadá. La adquisición permitirá al país “desarrollar vínculos más estrechos con sus aliados y socios y establecer una asociación estratégica que no solo entregue los submarinos en sí, sino que cree una relación duradera entre Canadá y sus socios estratégicos para apoyar la capacitación del personal y el intercambio de información”.

El S-80, entre los competidores

La constructora naval pública española Navantia, desarrolladora del submarino S-80 para la Armada española, se encuentra entre los competidores previstos para hacerse con el programa canadiense. De hecho, las autoridades de adquisiciones del país norteamericano la eligieron inicialmente para participar en la RFI de este proyecto que se estimó en una horquilla de entre 60.000 y 100.000 millones de dólares canadienses, lo que al cambio actual equivale a entre 40.500 y 67.500 millones de euros.

Una vez desestimada la posibilidad de sumarse al proyecto Aukus, las oportunidades para Navantia vuelven a estar sobre la mesa. La empresa considera el concurso canadiense entre las cinco mayores oportunidades de venta internacional para su S-80, cuya primera unidad ya está en manos de la Armada española. Las otros cuatro son la  India, Filipinas, Polonia y Turquía.

Mayor alcance y resistencia

Canadá considera como requisitos clave para su futura capacidad submarina el sigilo, la letalidad, la persistencia y la capacidad de despliegue en el Ártico, “lo que significa que el submarino debe tener mayor alcance y resistencia”. La nueva flota del país, añaden desde su Ministerio de Defensa “deberá proporcionar una combinación única de estos requisitos para garantizar que Canadá pueda detectar, rastrear, disuadir y, si es necesario, derrotar a los adversarios en los tres océanos de Canadá, al tiempo que contribuye de manera significativa junto con los aliados y permite al Gobierno de Canadá desplegar esta flota en el extranjero en apoyo de nuestros socios y aliados”.



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