París ha enviado una señal de avance del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), después de la publicación, a primeros de noviembre, de una pieza del periódico británico The Times poniendo en duda la continuidad de Alemania en esta iniciativa compartida a partes iguales con Francia y España. El director militar de la parte francesa del programa, el general de división Jean-Luc Moritz, ha asegurado que existe “un buen ambiente de trabajo y se están cumpliendo los plazos”, para aclarar a la prensa que no ve nada que le lleve a pensar que Berlín pudiera abandonar sus compromisos y pasar a formar parte del proyecto italo-británico-japonés GCAP, que compite con el FCAS, como se apuntó en el citado medio.
Al mismo tiempo, el militar francés ha confirmado la incorporación de Bélgica al proyecto, como adelantó el presidente de su país, Emmanuel Macron el pasado junio: primero como observador y con la intención de convertirse más adelante en socio de pleno derecho. Moritz ha revelado que antes de final de año se firmará un memorando de entendimiento para dar el primer paso de Bruselas dentro del programa, en esa calidad de observador. Además se ha referido a Suecia, que inicialmente llegó a figurar como parte del proyecto Tempest británico, precedente del actual GCAP del que no forma parte, y que hasta al menos dentro de dos años no tomará una decisión sobre qué camino seguirá su fuerza aérea, ha explicado. Estocolmo acaba de revelar, en la reciente Conferencia Internacional de Cazas de Madrid, que esa decisión se alargará hasta 2031.
Las opciones suecas pasan por sustituir en el futuro su flota de aviones Gripen, de fabricación nacional, con la construcción de un nuevo sistema, o bien la adquisición de uno nuevo o bien su desarrollo junto con algún socio, lo que se traduce en un posible acuerdo para entrar en el FCAS o bien en el GCAP.
Sobre el FCAS, el general Moritz ha adelantado que se están estudiando cuatro diseños de caza diferentes para el programa, que tiene en su núcleo el llamado NGWS (siglas en inglés de sistema de armas de próxima generación), donde a su vez se incluye el desarrollo de un caza de nueva generación (NGF), el principal pilar de todo el proyecto, que en total tiene siete. Los otros seis pilares comprenden el desarrollo del motor que impulsará el futuro avión de combate; drones (conocidos en el programa como como portadores remotos, o remote carriers), que actuarán coordinados con el elemento principal; una nube de combate, que conectará todas estas aeronaves digitalmente; un sistema de simulación; los sensores que equiparán las nuevas plataformas y la tecnología de sigilo con la que se les dotará para que resulten lo menos detectables posible.
Mil plataformas europeas en 2030
El líder del segmento francés del FCAS (o SCAF, como es conocido en Francia) ha apuntado que la previsión es dejar las opciones de diseño del futuro avión en solo dos el próximo junio y tener en marzo de 2025 listo el diseño final.
Moritz se refirió a la interoperabilidad que precisarán entre sí los futuros aviones de combate europeos como un asunto “muy real”, dado que se estima que en 2030 las fuerzas aéreas europeas dispondrán de casi un millar de cazas desarrollados y fabricados en Europa. Se trata, de acuerdo con la información recogida por Breaking Defense, de unos 300 Rafale franceses, 450 Eurofighter (desarrollados por Reino Unido, Alemania, España y Francia) y más de dos centenares de Gripen suecos. Junto a ellos operarán también casi 400 F-35, adquiridos a Estados Unidos por al menos una docena de países.