El plan francés de modernización del caza Rafale pone en peligro al FCAS
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El plan francés de modernización del caza Rafale pone en peligro al FCAS

El nuevo plan galo de defensa incluye desarrollos que podrían permitir a París contar con una solución antes, más barata y totalmente nacional
Avión de combate Rafale junto a la aeronave no tripulada Neuron. Foto. Dassault Aviation
Avión de combate Rafale junto a la aeronave no tripulada Neuron. Foto. Dassault Aviation
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Francia continúa enviando señales que ponen en duda la continuidad del programa de futuro de sistema aéreo de combate (FCAS) que desarrolla junto a Alemania y España. El nuevo plan de defensa de Francia para el periodo 2024-2030, lanzado el mes pasado, incluye la financiación del Standard 5 del avión de combate francés Rafale junto con un sucesor de la aeronave no tripulada Neuron. Se trata de desarrollos liderados en ambos casos por la compañía Dassault Aviation, la misma empresa que encabeza la parte industrial francesa en el FCAS. El FCAS contempla el futuro avión de combate (NGF) con el que se pretende sustituir en torno a 2040 las actuales flotas de Eurofighter de Alemania y España y Rafale de Francia.

Sin embargo, lo que París se plantea ahora es que con su proyecto unilateral de caza Rafale F5 apoyado por el sucesor del Neuron obtendrá capacidades muy similares a las previstas en el FCAS, pero una década antes y por menos coste, al tiempo que no tendrá que compartir con nadie la propiedad intelectual ni la soberanía industrial de estos avances. Así lo recoge el portal especializado francés Defense-Aerospace en un extenso artículo.

La publicación recuerda que el director general de Dassault Aviation, Eric Trappier, ha apuntado recientemente que el programa del FCAS sigue adelante, aunque con la advertencia de que ha de respetarse el liderazgo de su empresa en el desarrollo del futuro avión de combate del programa, lo que estuvo en buena parte detrás del desencuentro entre los socios que llevó el año pasado a paralizar el proyecto durante meses.

Atendiendo ahora a las mejoras previstas para el Standard 5 del Rafale, afloran las dudas sobre qué podría llevar a Francia a no romper con el acuerdo FCAS. El nuevo standard del caza francés se plantea una serie de nuevos sensores y sistemas de armas con los que se asegurará una conectividad total del avión con su entorno y su supremacía aérea. En concreto, el plan actualizado recoge que se le integrarán sensores como un nuevo radar de barrido electrónico AESA y un sistema de protección Spectra NG, y sistemas de armas que incluyen la capacidad de portar misiles nucleares AS4NG; misiles aire aire Mica NG; misiles de ataque al suelo Hammer, de una tonelada; y la cápsula de reconocimiento digital Reco-NG. Además, explica la fuente, se sumarán capacidades “muy similares a las previstas para el FCAS”, y cita los operadores remotos, la capacidad de supresión de defensas antiaéreas (SEAD), la nube de combate y el citado sucesor del Neuron, como dron de apoyo.

La publicación reconoce que el FCAS, en todo caso, tendrá más potencia, tendrá una mayor capacidad de sigilo y resultará más letal, “pero llegará mucho después del Rafale F5”, y apunta al año 2040 “en el mejor de los casos”. Además de que resultará más caro, afirma, y quizá no llegue a tiempo para poder competir bien en el mercado de exportación. Entre tanto, el Rafale sigue cosechando éxitos de ventas, lo que ha impulsado a Trappier a apuntar que su éxito podría llevarle “mucho más allá de los clientes tradicionales franceses”. El artículo cita incluso la posibilidad de que países como la India y Emiratos Árabes Unidos acaben sumándose a la hoja de ruta francesa después de 2030.

El precedente del Eurofighter

La expectativa francesa de acabar desarrollando su propio avión de combate tras haber iniciado un programa conjunto con otros países recuerda a lo ocurrido en su momento con el avión de combate Eurofighter. Este programa arrancó en 1983 con Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y España como socios. Pero finalmente, en 1985, tras diversos desencuentros derivados principalmente de la necesidad francesa de contar con una versión desplegable en portaaviones (al igual que ocurre con el FCAS), impulsaron a París a emprender un programa por separado, lo que derivó en el desarrollo del actual Rafale.

Otro escollo importante para la continuidad del FCAS es la restrictiva política alemana de exportación, que levanta suspicacias en Francia, más laxa a la hora de vender sus equipos militares fuera, lo que puede derivar en desavenencias en el futuro.



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