Tras la terrible agresión de Rusia en febrero de 2022, seguimos, año y medio después, centrando nuestra atención en la guerra de Ucrania y en estos meses de verano, con altibajos informativos sobre la contraofensiva ucraniana, todavía sin resultados concluyentes, así como sobre la resistencia y contraataques rusos.
Sin embargo, estando nuestra atención enfocada en el este de Europa, algunos especialistas en determinados medios de comunicación alertan sobre lo que está sucediendo en África, y en concreto el golpe militar acaecido en Níger el pasado 26 de julio con el derrocamiento del presidente Mohamed Bazoum, elegido democráticamente en 2021. Apenas hemos escuchado reacciones de la comunidad internacional, y menos aún de la OTAN y de la Unión Europea, ni de Naciones Unidas y tampoco de la Unión Africana, organización en la que teníamos puestas muchas expectativas. Únicamente la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) se ha mostrado dispuesta a intervenir en el conflicto causado por el golpe militar en Níger; lo que desde mi punto de vista, representa toda una lección para las grandes organizaciones internacionales de seguridad y defensa.
El futuro de esta crisis puede suponer una amenaza importante para Europa como muy bien describe el periodista y escritor Ignacio Cembrero en su artículo publicado con fecha 12 de agosto en El Confidencial: “Las cuatro razones por las que la crisis en Níger es una amenaza para el sur de Europa. El derrocamiento de la democracia nigerina abre la puerta al auge de la inmigración irregular, a un incremento del yihadismo y al fortalecimiento de la implantación de Rusia en el Sahel a través de los mercenarios de Wagner. Aunque es poco probable, puede incluso que dificulte el abastecimiento de uranio”.
Por lo que respecta a la Unión Europea, tras el golpe, Josep Borrell, el Alto Representante de la UE para la política exterior, y varios estados miembro, entre ellos España, adoptaron sanciones empezando por la supresión de la cooperación con Níger, sin ir más allá, ni siquiera plantearse la posibilidad de una misión de la política europea de seguridad y defensa que tuviera como objetivo devolver la seguridad a Níger para que continúe actuando como un estado fiable sin abrir sus puertas a la intervención militar de Rusia a través del grupo Wagner, muy presente ya en países de esta parte de África; para que continúe siendo un bastión frente a la inmigración irregular así como un muro frente a la amenaza yihadista en el Sahel; y finalmente, que continúe proporcionando una ruta viable de suministro del indispensable uranio a Europa, todo sea dicho, además de Rusia, a quien nosotros los europeos, e incluso Estados Unidos, seguimos comprando uranio enriquecido a través del monopolio estatal ruso Rosatom.
Por lo que se refiere a la OTAN, ya en artículos y estudios previos publicados en Infodefensa.com y en El Confidencial, presentábamos la teoría de posible distribución o delegación de misiones. En efecto, aunque la OTAN sigue manteniendo en su concepto estratégico de Madrid 2022 sus tres misiones principales: Disuasión y Defensa, Gestión de Crisis y Seguridad Cooperativa. Tanto este concepto estratégico, y de manera más acusada todavía el comunicado de las conclusiones de la cumbre OTAN celebrada en Lituania, Vilnius, 11 y 12 de julio de 2023, presentan un enfoque muy importante de la Alianza Atlántica en la misión de disuasión y defensa en el flanco este frente a Rusia. Basta subrayar que en el documento de conclusiones de esta última cumbre, de sus 90 párrafos, únicamente se dedica un escuálido párrafo número 82 a Oriente Medio y África como un único área de conflictos cuando en España sabemos perfectamente que se trata de dos área geoestratégicas totalmente diferenciadas. ¡Qué poca importancia estratégica otorga la OTAN a África!
Estos documentos diplomáticos OTAN, parece que implícitamente, están delegando las misiones de gestión de crisis y de seguridad cooperativa en África sobre la Unión Europea y su política europea de seguridad y defensa. Como hemos tratado de presentar, en el caso de Níger, esta acción de la Unión Europea no se ha producido. Tampoco en Mali por ejemplo, de donde Francia se ha retirado y donde la misión de la Unión Europea EUTM Mali liderada por España se encuentra en una coyuntura de difícil salida y sin haberse expandido a otros países como Burkina Fasso como era la intención en 2021. En general, parece que Europa, y las antiguas potencias coloniales de los países del Sahel cada día tienen menos 'apetito geoestratégico' para implicarse en África, poniendo por cierto en entredicho la aspiración de la Unión Europea de disponer de una autonomía estratégica dado que teniendo oportunidades muy claras en gestión de crisis, parece que las estamos desaprovechando. Estando totalmente de acuerdo en que es absolutamente necesario que la OTAN y la UE se complementen, del análisis de la situación de la crisis en Níger, llegamos a la conclusión que ni la OTAN ni la Unión europea parecen mostrar interés alguno por la inseguridad que produce en el Sahel el golpe militar llevado a cabo en Níger.
Ahora bien, partiendo de la base que debería ser la Unión Europea quien se encargara de proporcionar seguridad a su 'patio trasero' como es el Sahel, es preciso estudiar las posibles líneas de acción de las fuerzas de respuesta de la Unión, además por supuesto de la posible aplicación de las enormes potencias diplomática y económica que se le suponen. Se trataría de aplicar algunas de las medidas enumeradas en la Brújula estratégica para la Seguridad y la Defensa: Por una Unión Europea que proteja a sus ciudadanos, defienda sus valores e intereses y contribuya a la paz y la seguridad internacionales, documento aprobado por el Consejo en su sesión del 21 de marzo de 2022.
En el ámbito militar, la primera opción sería el lanzamiento de una operación para devolver a Níger al estado democrático anterior al golpe militar. Esta opción es prácticamente descartable tanto por la dificultad de su lanzamiento al existir estados miembro que nunca la permitirían, como por poderse percibir por lo estados africanos como una vuelta a la época colonial.
Una segunda opción mucho más realista y practicable, sería emplear las capacidades diplomáticas, económicas y militares de la UE para facilitar un restablecimiento al estado anterior de Níger a través de organizaciones como el G5 Sahel o la propia Cedeao. En el caso de G5 Sahel se trata de un marco institucional de coordinación y seguimiento de cooperación regional para políticas de desarrollo y seguridad creado en 2014 y del que formaban parte: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger. La Unión Europea ya colabora con el G5 Sahel, pero en este caso se trataría de proporcionarles los equipamientos y sistemas de armas necesarios, así como el asesoramiento militar y un acompañamiento clave en capacidades de inteligencia, fuegos lejanos, transporte y apoyo aéreo y, por supuesto, logística.
Todo ello se puede realizar a través del Fondo Europeo para la Paz (EPF) en la parte económica y logística; con las posibilidades del mando de operaciones de la UE (MPCC) y los cuarteles generales ofrecidos por los estados miembro para mando y control; y por supuesto, con las capacidades de la fuerza de reacción rápida de la Unión para el acompañamiento de la fuerza G5 Sahel y los potenciadores y multiplicadores estratégicos como inteligencia, fuegos lejanos, fuerzas de operaciones especiales y apoyo aéreo. Por lo que se refiere a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), sería de aplicación el mismo apoyo indicado para la fuerza G5 Sahel. Esta segunda opción parece la más viable aún teniendo en cuenta sus enormes dificultades.
Finalmente, una tercera opción, más dilatada en el tiempo y sin ser una aplicación directa del potencial de la Unión Europea, sería proporcionar los apoyos conjuntos estratégicos necesarios así como la fuerza militar necesaria para una intervención de la Unión Africana o de Naciones Unidas. Sin querer entrar en juicios críticos sobre estas organizaciones, de la historia reciente se desprende su inoperatividad aparte de declaraciones y buenas palabras.
Así las cosas y a modo de conclusión, dejando al margen a la OTAN por su falta de implicación en África al estar enfocada en la defensa del flanco este de Europa, estaríamos ante una oportunidad histórica de la Unión Europea de incrementar notablemente nuestra seguridad a través de la seguridad en África y en el Sahel; y lo estaríamos por voluntad política, por la concienciación de los europeos, por el incremento de las inversiones en presupuestos de defensa y por la unidad entre los estados miembro de la Unión Europea frente a la guerra de Ucrania, todo lo que habría que hacer extensible a África, donde también está en juego nuestra seguridad a corto y medio plazo.
Nos encontramos en el segundo semestre de 2023, es decir, el semestre en el que España ostenta la Presidencia del Consejo europeo. Esperemos que estas reflexiones se encuentren en la agenda de nuestra Presidencia y, en concreto, en la reunión de ministros de defensa de la Unión Europea prevista para el próximo 29 de agosto; veremos qué conclusiones se desprenden de esta importante reunión.