El comandante de la Marina de Brasil, almirante Marcos Sampaio Olsen, alertó a los senadores de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional sobre la bajísima capacidad del poder naval que comanda en situaciones de defensa nacional, debido a las reducciones presupuestarias y a la contingencia de recursos. El militar aseguró que tendrá que desactivar el 40% de los equipos, como buques, armas diversas y municiones, hasta 2028, por "imposición debida a la obsolescencia y a las severas restricciones presupuestarias que impiden el mantenimiento adecuado o el reequipamiento".
Según el comandante, la Marina ha perdido 1.000 millones de reales gradualmente desde 2017, cuando se implementó el sistema de techo de gastos como política fiscal. La cifra representa el 72% de los gastos de la Fuerza.
El comandante de la Marina de Brasil, almirante de la Flota Marcos Sampaio Olsen. Foto: Credn
Entre los recortes se encuentran fragatas construidas en Brasil en la década de 1970, municiones como misiles tierra-aire y torpedos totalmente obsoletos. Según el comandante de la Marina, la disparidad entre el número cuantitativo de entregas de nuevos medios navales, programadas hasta 2029, consideradas por él como "bastante pequeñas" en relación a lo que será desmovilizado a corto plazo, es una peligrosa señal de debilidad que necesita atención urgente.
Flota envejecida con restricciones de desplazamiento y armamento obsoleto. Foto: Roberto Caiafa
Según el comandante, la presencia de la Marina en las acciones nacionales depende de suministros como combustible, municiones y apoyo logístico, así como de servicios de mantenimiento. Este conjunto de capacidades se ha visto muy afectado.
Olsen señaló que hay un compromiso en la defensa nacional, una reducción en las actividades de seguridad marítima, dificultad para atender a la diplomacia naval y prestar apoyo a las acciones en los estados de la federación.
Olsen declaró que "es poco responsable entender a Brasil como un país libre de amenazas. Esas amenazas están presentes. El pacifismo unilateral que impregna nuestra sociedad y algunos tomadores de decisiones parecen ignorar estas cuestiones". Precisamente por ese marco presupuestario, hemos perdido capacidad de actuación en todo el Atlántico Sur y en otras zonas de interés para el Estado brasileño".
Para ejemplificar la dimensión del trabajo, Olsen afirmó que Brasil "es inviable sin el uso del mar". Subrayó que el 97% de la exploración de petróleo y el 80% de la de gas proceden de las aguas y que la economía azul, referida a los recursos entregados por el mar, corresponde al 20% de la economía brasileña.
El Almirante dijo también que considera delicada la cuestión de la transmisión de datos. Afirmó que "el 99% de nuestras transmisiones ocurren por vía marítima, no por satélite. Y son susceptibles de interferencias, interrupciones y vigilancia. Debemos tener capacidad de vigilancia y protección para ello".
Corveta V-34 Barroso. Foto: Roberto Caiafa
Olsen pidió refuerzo en el presupuesto y sugirió que, a corto plazo, la cantidad sea liberada de los fondos que acumulan 7.200 millones de reales, "que pueden ser, siempre que excepcionalizados, apropiados por la Fuerza y empleados en la constitución naval". El nuevo marco fiscal sería una solución a largo plazo.
Olsen añadió que "no podemos descuidar la defensa de la Amazonia Azul. El escenario mundial ha demostrado lo perjudicial que es para un país no poseer una capacidad de disuasión militar creíble. En una amenaza inminente a los intereses del Estado y del pueblo brasileño, si no tenemos detrás de nosotros un poder duro, si no tenemos detrás de nosotros fuerzas con capacidad disuasoria, seremos alcanzados".
El fin de la Línea
La flota de buques de la Marina brasileña está muy envejecida, independientemente de la métrica comparativa que se utilice. Las fragatas restantes de la clase Niteroi pueden llegar a cumplir 40 años de empleo, y algunos de los armamentos que utilizan ya no representan una letalidad asegurada contra los medios navales modernos y las amenazas aéreas sofisticadas, como los armamentos stand-off, los drones y los misiles antisuperficie.
Imagen: Credn
La corbeta Barroso necesita una actualización a mitad de su vida útil, lo que significa una valiosa escolta menos disponible mientras se moderniza. De hecho, la flota de ocho escoltas tiene una edad media de unos 39 años. Los restantes submarinos de la clase Tupi Tikuna representan una media de 22 años.
La envejecida flota de patrulleras fluviales data de los años 70 y 80, son escasas y necesitan ser sustituidas por nuevos modelos capaces de operar sistemas de armas y sensores más modernos, drones autónomos y/o helicópteros.
G-23 Alte. Gastão Motta. Foto: Roberto Caiafa
Además de los patrulleros oceánicos de 500 toneladas, cuyo programa se espera anunciar en detalle más adelante en 2023, es seguro que se anunciará en el bienio 2023/24 una licitación para la adquisición de dos nuevos buques cisterna/logísticos.
El único buque disponible de este tipo, el NT G-23 Gastão Motta, es muy antiguo (32 años de servicio) y tiene severas restricciones operativas y medioambientales debido a su diseño, que utiliza el llamado monocasco, cuando la legislación internacional vigente exige petroleros de doble casco.
Esta situación ha impedido a la Marina brasileña navegar con una fuerza de tarea de buques donde no hay apoyo de puertos amigos, es decir, corto alcance operacional para la Flota brasileña fuera del Atlántico Sur, excepto cuando opera integrada en una Fuerza de Tarea con naciones capaces de proporcionar este apoyo.
Tres submarinos, cuatro fragatas, un buque de apoyo antártico y un patrullero de 500 toneladas son las principales entregas previstas para la Marina brasileña hasta 2029. Imagen: Credn