Nueva entrega de la saga del portaaviones São Paulo. Pocas horas después de que la Marina de Brasil comunicara oficialmente que, a pesar de las consecuencias medioambientales, el destino de su otrora buque insignia sería el fondo del mar, el grupo saudí Sela ha enviado una oferta la Ministerio de Defensa para hacer con el casco de la embaración por 30 millones de reales (5,9 millones de dólares).
La propuesta saudí, presentada a través de la firma Bahov Associados, incluye también una novedosa forma de trasladar el portaaviones desde la costa brasileña hasta el Golfo Pérsico: un carguero sumergible, contratado y pagado por el grupo árabe. Una vez en destino, la embarcación sería desmantelada por la empresa, que se dedica a la construcción de infraestructuras de grandes dimensones.
El buque sumergible Blue Marlin puede recibir el casco de 266 metros del Sao Paulo. Foto: Dockwise
La oferta saudí llega en momentos en el que abundan las críticas a la Marina brasileña por el impacto medioambiental del posible hundimiento del barco. Tampoco faltan las quejas al comportamiento de la empresa Sök y del Gobierno de Turquía, que solo cambió de opinión sobre la llegada del portaaviones a su territorio tras una intensa presión popular, que generó un acalorado enfrentamiento político entre la oposición turca y la administración de Recep Tayyip Erdogan. Antes de que esto ocurriera, el casco era un buen negocio y la documentación/inventario estaba avalada como correcta, tanto por el Gobierno y organismos turcos como por la Marina y el Gobierno de Brasil.
El Grupo Sela reúne capacidades como la construcción de grandes infraestructuras. Fotos: Grupo Sela
Tras esta presión interna en Turquía, la situación cambió por completo, llegando al día de hoy con esta extraña situación en la que Brasil se lava las manos, los turcos dicen que fueron perjudicados y un millonario grupo saudí dice que comprará el casco al contado y lo transportará al Golfo Pérsico sin necesidad de que el casco flote. Entre bastidores de esta oferta saudí, el comentario de personas cercanas es que el dinero en efectivo no es problema para hacerla posible.
En 2000, el Blue Marlin transportó de vuelta a Estados Unidos el USS Cole, de 252 metros de eslora, víctima de un atentado terrorista que abrió un agujero de 12 metros en su casco a media altura. Foto: Dockwise